Capítulo I.

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Lindsay.

Dos semanas antes.

22 de Junio de 2011.

¿Alguna vez han escuchado eso de que en los pueblos ocurren sucesos atroces y despiadados que nunca son vistos al ojo público?

En mi pueblo hay múltiples leyendas realmente catastróficas; desde un hombre enmascarado hasta un pájaro azul que canta antes de asesinar a sus víctimas de la manera más cruel posible.

Desde muy niña había temido de aquel pájaro azul, con sus plumas cortas de un color larimar tan suave e intenso que producía escalofríos. Su canto era especial al de los demás pájaros, quizás se deba a que este no era un canto común, sino más bien uno bastante tétrico y espeluznante que de tan solo escucharlo quedarías estático, esperando su llegada y finalmente aceptando tu destino.

Canmore es un pueblo situado en el oeste de Canadá, representado por sus bellas vistas y su clima de ensueño, aunque no todo es color de rosas; todos los que vivimos allí tenemos algo que contar, posiblemente por la pequeñez de esta y a que todos alguna vez fuimos víctimas de algo, bueno, todos menos yo.

Fui criada dentro de un hogar donde salir estaba prohibido a menos de ir acompañada de mis padres hasta llegar a la mayoría de edad. Muchos me conocían por el apodo "La santa de Lin".

No tenía muchos amigos, pero no me quejaba de algo como aquello, tenía a los mejores amigos del mundo y al mejor novio que podía pedir.

No tenía quejas de nada.

Mi vida era casi perfecta.

Libre de tecnología, libre de periódicos con noticias que arruinarían mi día y, sobre todo, con la mejor compañía.

Vivo en una pequeña casita con mi novio John. Todo marcha bien en nuestra relación, es decir, tenemos choques de vez en cuando, pero nos amamos tanto que no nos preocupamos por aquellos problemas pequeños e insignificantes. Amábamos pasar tiempo en la cocina haciendo galletas y contándonos las últimas novedades de nuestras vidas.

Vivir con él me encantaba, era tan maravilloso que no esperaba el momento en el que me pidiera matrimonio, sin embargo, es un hombre tan ocupado que difícilmente tiene tiempo para descansar, lo cual dificulta que eso pueda llegar a ocurrir en estos momentos.

Hoy era uno de esos días en los que él llegaría tarde, así que llamé a Jess, mi mejor amiga, para que me acompañara durante la cena y no tener que estar sola durante estas horas de la oscura y temida noche.

—Y de pronto...escuché su canto—narra mi amiga Jessica.

—¿Crees que el pájaro azul sea real?

No lo sé, pero al escuchar eso me escondí en casa hasta que pasara el miedo y dejara de cantar.

Trago grueso sirviendo la lasaña. El olor que emana me es tan agradable que no puedo evitar cerrar los ojos de satisfacción.

Olía a hogar.

Miro a mi amiga y niego con la cabeza haciendo una pequeña mueca.

Jessica Wilson y yo nos conocíamos del instituto, uno a las afueras del pueblo donde estudiaban todos los jóvenes de Canmore.

Desde el día uno conectamos demasiado, nos sentábamos juntas, jugábamos juntas. Hacíamos todo juntas. Me siento tan feliz y agradecida con su cariño y su amistad que me cuesta incluso poder describir la grandeza del mismo.

Pobre John—suelta mi amiga de pronto interrumpiendo mis pensamientos.

Asiento apretando los labios.

Mentiras oscuras.Where stories live. Discover now