El ataque de los dragones

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Wang Ji-Hyun estaba muy molesta, su rostro había quedado marcado por culpa de aquel Rey. Le odiaba con tanto ahínco que haría lo que estuviese en sus manos para destruirla, el jefe de su ejército se acercó a ella y vio su rostro lastimado. Wang Ji-Hyun era una mujer que había hecho un pacto con los dioses oscuros para obtener poder, pero para mantener su fuerza debía engendrar un hijo del dragón. 

─ ¡Su majestad! Debemos atacar ahora que el Rey Niño está en reposo por el embarazo debemos atacar al Emperador. 

─ Tienen los dragones, no podríamos con ellos. 

─ ¿No confías en el poder de tu Reina?─ Dijo Ji-Hyun, este se arrodilló y pidió su perdón. Entonces la reina ordenó preparar a su ejército y que todos tomaran la sangre de las Nagini para que su cuerpo se moviera con las sombras. 

Los preparativos para iniciar la guerra contra el Emperador de Dragones dieron inicio, Ji-Hyun estaba dispuesta a conseguir lo que deseaba y poder establecer el reinado de las serpientes. Sin embargo, no todos sus allegados deseaban lo mismo que ella. 

El reino estaba rodeado por murallas altas que un hombre no podría pasar, pero que sabían que el ataque de un dragón les haría daño, Ji-Hyun quería obtener el poder de un dragón y aunque le costara lo que fuese lograría sus propósitos. Ella envió flechas envenenadas para sus guerreros, sus puntas estaban hechas por un material fuerte y esperaba que traspasara la piel del dragón de los Kim. 

Todo estaba saliendo bien y Kim se mantenía en su reino de Himawari, así que no había problemas con un ataque, al menos eso pensaba. Sabía que Kim no arriesgaría a su esposo, a menos que fuera el emperador cruel que todos conocían, pero ver la forma en que había aniquilado a Park le decía que él no poseía la crueldad de antes ya que lo había asesinado rápidamente. Un día, mientras  se maquillaba para ir a la cena con sus generales, él se acercó a ella en silla de ruedas. 

─¡Ji, escúchame, por favor!─ Ji-Hyun se giró hacia él, su hermano menor quien había nacido sin la capacidad de caminar entraba a la habitación con ayuda de uno de los escoltas reales. Este mostraba un rostro preocupado por lo sucedido y deseaba que ella se detuvieran. ─ No hagas eso que deseas, vamos a la isla de la que me hablaste y no te arriesgues más. 

─ Ren, no voy a dejar que esos dragones nos destruyan...

─ Arruinaste a SeoJoon, a HyungSik y a muchos otros tratando de despertar el poder de las serpientes, pero, ¿Qué hay de mi?

─ ¡Es también por ti que lo hago! La sangre de dragón puede sanarte y es lo que deseo.

─ ¡Pero no quiero que lo hagas a costa de la vida de otros! Ellos eran tus amigos, él te amaba como a una hermana y su padre te amó como una mujer, tú solo llenaste su corazón de oscuridad para conseguir algo que te es imposible. 

Ji-Hyun negó con la cabeza y avanzó hasta la puerta para ir a la cena. ─ ¡Quédate aquí hasta que regrese! Eres un niño y no sabes nada, deja que tu hermana mayor consiga el mundo para ti. 

— Soy menor que tú, pero no soy un infante... Recapacita.

Salió de la habitación y encerró a su hermano, sabía que cualquier duda que se presentara iba ser utilizada para que sus hombres se negaran a atacar. Su hermano era amado por todos, pero ella no podía dejarse llevar por sentimentalismos cuando debía sanar a su hermano.  Tenía años buscando la forma de darle sanación, pero las Nagas no poseían efectos curativos en las personas, su propia naturaleza era egoísta y llena de maldad, así que sus poderes se limitaban a lastimar a otros.  

Mientras los nobles y la reina cenaban compartían sus ideas del ataque a Himawari donde residía el Rey Niño y a quien debía desaparecer ahora que estaba en cinta y lastimado por SeoJoon. ─ Debe ser un ataque sorpresa, según lo que observé en mi visita él está en cinta y el ataque de Park le dejó débil. 

Cruel, I Know You Want MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora