❝DESTINO❞ | 𝐌𝐢𝐧𝐒𝐮𝐧𝐠

☆ 07

—¿Hyung usted cree que yo soy atractivo? —preguntó el menor.

—S-Si... —dijo confundido y sonrojado. —¿Por qué preguntas? —preguntó devuelta.

—Solo... Una duda que tenía —dijo mirando por la ventana.

Llegaron a la casa y el menor fue a su cuarto excusándose de que estaba cansado y dormiría. MinHo se quedó en la sala viendo una película en la televisión, la película estaba a la mitad y un olor agrio invadió la casa haciendo a MinHo fruncir el ceño.

Fue a la cocina y con un vaso de agua y un plato con galletas, subió las escaleras, se paró frente a la puerta y dejó las cosas en una mesita al lado de la puerta, quería tocar pero su lobo insistía en que abriera la puerta, abrazara y cuidara del omega del otro lado.

Haciéndole caso a su lobo abrió la puerta en silencio hallando al pequeño con su cabeza escondida entre sus piernas y su pecho, sus piernas pegadas a su pecho y sus brazos abrazando estas, sus orejitas agachadas y su cola escondida entre sus piernas, temblaba y sus sollozos se podían escuchar.

Entró en silencio con las cosas en mano, el menor al sentir su aroma levantó su cabeza y rápido limpió sus ojos, sin embargo no levantó sus orejas.

—Tu olor se siente en toda la casa. —habló suave.

—L-Lo siento... —dijo triste y entrecortado por su llanto.

—No tienes porqué disculparte. —dijo sentándose frente al menor en la orilla de la cama.

—Vine a invadir su casa... Y su vida. —dijo el menor escondiendo de nuevo su cabeza entre sus piernas.

—No viniste a invadir nada, yo te deje quedarte aquí y fue solo decisión mía, no me obligaste. —recordó acariciando su pelo y de paso sus tristes orejitas.

—Pe-Pero usted ni siquiera me conocía... Solo vine de intruso en su vida. —dijo entre llantos.

La verdad es que las palabras de esa arpía sí habían afectado al menor pero él no lo quería demostrar.

—¿Por qué insisten tanto en eso? —preguntó un poco menos suave.

—Nad-Nada... —dijo sin mostrar su cara. —Y-Yo... ¿Soy feo físicamente para un alfa? —pregunta el menor cambiando de tema.

—No lo eres, eres muy bonito, sobre todo tu carita. —dijo acercándose más a la bolita y acariciando su espalda.

—¿Seguro? —preguntó levantando sólo un poco su cabeza mostrando únicamente sus ojos rojos.

—Más que seguro. —dijo dándole una sonrisa.

El menor aún no muy convencido se levantó y entró al baño de su habitación, lavo su cara y dio unos cuantos suspiros para después salir aún con sus ojos rojos pero sin lágrimas.

—Traje unas galletas también. —dijo extendiéndoselas al menor con una tierna sonrisa.

—Gracias. —dijo tomando el plato y sentándose donde estaba antes.

—¿Qué te parece si nos conocemos mejor?, digo, vas a vivir conmigo y aún no sé mucho de ti. —dijo sentándose como indio arriba de la cama para mirar al menor.

—Amm... Bien pero yo no tengo mucho que contar. —dijo encogiéndose de hombros mientras comía una galleta.

—Bueno ¿empiezo yo? —el contrario asintió y él suspiro para después hablar. —Siempre viví en Seúl y mi padre fundó la revista cuando yo tenía cinco años, siempre tuvimos dinero gracias a las panaderías de mi abuelo por lo que no le costó tanto... Mi madre y yo empezamos como modelos, después más marcas llamaban y así pude conocer más países a los diez... Soy hijo único pero mi primo es como mi hermano porque nos criamos juntos, a mis dieciséis me presente como alfa mientras tenía una salida con mi primo, fue algo muy inesperado, tuvimos que volver a casa y mis dolores duraron casi cinco días, no me gustan las cebollas, zanahorias ni berenjenas. Mis colores favoritos son el negro y el blanco y... Mi cumpleaños es el 25 de octubre. —terminó de decir.