☆ 02

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Minho llegaba de su trabajo, el portón de su casa se abrió cuando el auto paró frente de éste y entró estacionandolo en el garaje. Se bajó tomando su mochila y llaves, camino a la puerta principal y entró al recibidor sacando sus zapatos y dejando su mochila. Camino a la sala y se tiro al sofá totalmente cansado.

Suspiró.

—Al menos es viernes.—se alentó.

Después de algunos minutos se levantó y camino a su cuarto, tomó su pijama, una toalla para ir al baño y darse una ducha.

Casi 15 minutos más tarde salió de su ducha relajante, secó su cuerpo y se colocó la ropa, conectó el secador de pelo, secó su rubio y algo largo cabello mientras lo cepillaba. Después de secar bien su pelo miró la hora en su móvil, 7:49 pm, suspiró mientras desconectaba el secador. Bajo a la cocina para calentar el kimchi y arroz. Mientras todo se calentaba un sonido llamó su atención y se dirigió a la puerta principal.

Miró todo pero no había nada raro, la reja cerrada, su auto estacionado, Miró todo hasta que sintió pelo pasar por sus piernas, no fueron más de cinco segundos. Se giro extrañado y un pelaje alcanzó a ver antes de que desapareciera por la sala. Se sacó las pantuflas y camino a la sala, buscó y buscó hasta que en una esquina vio a la pequeña bola blanca con amarillo, por lo pequeño que era asumió que era un omega o un niño/niña por lo que tenía que ser cuidadoso porque el contrario temblaba del miedo.

—Hey.—llamó acercándose lento.

No recibió la atención del contrario.

—¿Omega?—volvió a llamar ahora si recibiendo su atención.

El pequeño lobo tenía miedo, sus orejas levantadas atento a cualquier movimiento y su cuerpo temblando haciendo que su pelaje se mueva rápida y repetidamente.

—No voy a hacerte daño... Lo prometo.—dijo tranquilo, casi al lado del pequeño lobo.

El lobo lenta y cuidadosamente fue levantándose. Minho aprovechó eso y lo tomo con delicadeza.

—Puedes... Transformarte.—preguntó con el lobo en el sofá.

El lobo se hizo pequeño de nuevo soltando un pequeño aullido de dolor que se había aguantado, Minho con eso se asustó, ese aullidito quería decir que estaba herido.

—Transformate para poder curarte, por favor.—volvió a pedir Minho dándose vuelta.

—Listo.—se escucho una tierna voz en susurro.

Se giró y vió a un chico que parecía de aproximadamente 16 años, algo que le extrañó es que sus orejas y su cola estaban a la vista, eso quería decir que era un lobo del bosque, ya que a éstos no les enseñaban cómo poder ocultarlas.

—Te traeré algo para cubrirte... No te muevas.—salió casi corriendo y subió a su habitación para buscar una pijama y bajar de la misma forma.

—Gracias.—dijo el menor al alfa que le daba la espalda.

—De nada.—respondió con una inconsciente sonrisa.

—Listo.—habló cuando ya estuvo con el pijama puesto. Lee se giró y contempló el delgado cuerpo con ese enorme pijama.

—Dime... ¿Como te llamas?—preguntó mirando al menor sentado en el sofá.

—Jisung... Han Jisung.—habló con la cabeza baja.

—Mi nombre es Lee Minho.—se presentó.

—U-Un gusto.—dijo sin subir la mirada.

—Cuando te escogiste soltaste un aullido de dolor... ¿Estas herido?—preguntó tembloroso.

—E-Él con su cuchi-cuchillo me daño aquí.—apuntó su pierna y logró decir entre sollozos al recordar lo que hace algunos minutos había sucedido.

—¿Me dejas ver?—preguntó y el contrario con miedo asintió. El mayor bajo la pierna del menor y subió el pantalón para así ver el tajo que había en la pierna, dejó el pantalón arriba y fue en busca del botiquín que había en la cocina, volvió con todo y un paño mojado.

—Voy a limpiarlo primero después lo voy a curar ¿bueno?—hablo mientras limpiaba con cuidado sacando la sangre seca que había y escuchando los pequeños quejidos del omega.

—Duele y arde.—soltó cuando Minho echo en el mismo paño algo de alcohol para terminar de limpiar y poner la gasa.

—Lo siento.—dijo terminando de colocar la gasa.

—Gracias.—habló cuando el mayor bajó el pantalón y se levantó.

—¿Tienes hambre?—preguntó recibiendo una negación por respuesta.

—Si quieres te puedo prestar una habitación por hoy y mañana regresas a tu hogar, no creo que puedas ir aún es muy peligroso.—terminó de hablar y miró al omega viendo que este tenía las orejas bajas y sus ojos llorosos.

—¿Qué pasa?—preguntó sin entender nada.

—Papá... Él se lo llevó... Y ma-mamá... A ella también—dijo, sollozando fuerte.

El pecho de Minho se apretó haciendo que llevara su mano a este haciendo una mueca. Se acercó al menor y se sentó al lado, acto que provocó que el menor subiera a su regazo y escondiera su cabeza en el cuello del mayor mientras apretaba con fuerza su camiseta.

—Se fueron... Me dejaron... Solo.—sollozó el menor —Ella dijo que-que no se iría como papá... Y se fue—dijo en el cuello de Lee.




 Y se fue—dijo en el cuello de Lee

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El lobo del alfa lo obligó que arropara en sus brazos al menor y así se quedaron un rato. Los sollozos del menor pararon y el agarre se soltó un poco.

—¿Jisung?—preguntó, alejó al menor recibiendo un quejido del contrario. El omega al sentir la lejanía del alfa se aferro más a él. Minho suspiro y se levantó con el menor en sus brazos, subió las escaleras y entró a su habitación, caminó a la cama y dejó al menor allí.

Cuando se separó para cambiarse, los quejidos y chillidos no se hicieron esperar, se quitó la polera y se la cambió por una seca para acostarse al lado del menor, este al sentir el aroma a menta y limón del contrario lo busco con sus manos, cuando lo encontró tomó la polera y se acercó más sintiendo el calor contrario.

Minho extrañamente se sentía bien con esa cercanía, se quedó tiempo mirando la ventana de su cuarto pensando, ¿por qué no había echado a aquel omega? ¿Por qué sintió esa presión al escucharlo llorar? ¿Por qué su lobo lo quería proteger tanto como él también quería?

Y la más importante...

¿Por qué ese omega tan tierno y pequeño se aferraba a él buscando protección como un pequeño bebé buscando a su mamá?

❝DESTINO❞ | 𝐌𝐢𝐧𝐒𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora