05. LOBO FEROZ.

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Luzbel abrió los ojos, parpadeando lentamente mientras se sumergía en un bostezo soñoliento

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Luzbel abrió los ojos, parpadeando lentamente mientras se sumergía en un bostezo soñoliento. El cansancio que sentía era tan abrumador que levantarse parecía casi una tarea imposible. Había llorado demasiado la noche anterior, y sus ojos estaban muy hinchados gracias a eso.

La luz en la habitación donde aquel ser lo había dejado era casi inexistente. Se quedó acostado en la cama, sumido en sus pensamientos sobre lo que le estaba ocurriendo y el futuro incierto que le esperaba. El miedo lo envolvía, y un deseo ardiente de regresar a casa lo atormentaba. Extrañaba a sus hermanos, y se preguntaba si ellos también lo extrañaban de regreso... Creía fielmente que así era, después de todo, "él era el favorito de su hogar."

Era la primera vez que dormía fuera de su casa, y la sensación de vulnerabilidad era abrumadora. La cama en la que se encontraba era cómoda, pero nada comparada con la suya. Su cama era tibia y reconfortante, un lugar que le pertenecía completamente. Aquí, todo era diferente.

Todo estaba mal, y no se refería solo a la recámara; no llevaba su bonito pijama de patitos ni tampoco tenía sus pantuflas del mismo animal. En cambio, eran las ropas que llevaba puestas, incluyendo su capa y botas largas y negras, las que estaban arrugadas y le recordaban lo incómodo que se sentía. Ni siquiera supo cuándo se quedó dormido; estaba tan cansado que ni siquiera lo notó.

Su mirada zafiro se dedicó a escanear la recámara; entonces, su vista se enfocó a un lado, un pantano con tonalidades verdes se veía a lo lejos, a solo metros de distancia.

La habitación en la que se encontraba y ese ecosistema se unían en uno solo, sin ninguna barrera que los separase, solo el fin de las tablas de madera algo podridas por la humedad. Le daba curiosidad pero también miedo. ¿Y si el temible lobo feroz volvía? ¿Y si se perdía y lo devoraba una bestia? Estar encerrado en una habitación sonaba más seguro. Ni siquiera se acordaba del nombre de aquel ser con orejas esponjosas... ¿Y si le preguntaba y lo mataba por no responderle? Muchos pensamientos catastróficos penetraban su cabeza, alimentando sus miedos.

El silencio sepulcral de la recámara de tonalidades rojas era abrumante. En eso, un sentimiento más se sumó a su lista; la inquietud al sentirse observado lo invadía, alimentando enormemente su ansiedad. Una vibra rara se sentía por la recámara que suponía pertenecía a su secuestrador, poniendo su piel lechosa de gallina. Aunque la habitación parecía estar a simple vista vacía, esto no era así... Sus ojos azules como el mismo cielo lograron visualizar un ente maligno semejante a una sombra con orejas bien alzadas, atento a cualquier movimiento que hacía, lo miraba fijamente, encendiendo completamente todas sus alarmas.

🍎 𝗖𝗔𝗣𝗘𝗥𝗨𝗖𝗜𝗧𝗔 𝗥𝗢𝗝𝗔 🍎. ╎ ʳᵃᵈⁱᵒᵃᵖᵖˡᵉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora