Cap 9 (capricho)

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Héctor

Llegue a Mónaco y quedé de verme con Fermín en un restaurante, al llegar lo vi sentado en una de las mesas, me acerqué y pude notar que estaba bastante enojado, me senté y él frunció el ceño.

—Eres un gilipollas Héctor —suelta sin mírame

—¿Por qué lo dices?

—Tu tomaste el colgante de isabella y en la foto que circula por todo internet Isabella tiene el colgante ¿donde carajos tienes a mi hermana?

—Fermín te juro que me equivoqué por error tomé el colgante pensando que era el colgante que había comprado para mi cita pero no, perdí el colgante

—No me mientas Héctor.

Suspiro.

—Fermín yo no tengo a tu hermana —miento

—Deja de mentir de una puta vez

—No voy a soportar que me estés acusando de algo tan grave

—Te demande.

—Mierda Fermín estás haciendo un escándalo por algo que no hice

—Dime ahora dónde está mi hermana

—Entiende que no lo sé, maldición

—Deja de escapar con mi hermana, cuando te dije que la policía la iba a buscar en Madrid ella desapareció y luego en Mónaco tú dijiste que tenías que ir a solucionar algo y a Isabella la vieron en Mónaco y luego despacio ¿dónde está?

—Para de una vez

—Héctor te ruego déjame ver a mi hermana

—Entiende que no sé dónde está

—Vale si no sabes dónde está, tienes que acostarte con una tía ahora

—Ni de coña

—Hazlo y te creeré que no tienes a mi hermana

—No voy hacer una tontería

—Solo acéptalo y déjame ver a mi hermana

—Vale.

El aprieta los puños, le acabo de confesar que si tengo a su hermana.

Me levanté de la mesa y él me siguió, mi chofer nos llevó a mi avión privado y viajamos hasta paris, el camino estuvo totalmente callado, él no me miraba ni me dirigía la palabra

Al llegar nos estaba esperando la limosina, llegamos a la mansión, él se baja rápido de auto y yo lo sigo

—Antes de que entres, quiero que sepas que jamás la lastime y jamás lo haré, ella será mi esposa —hablo con un tono fuerte

—Eres un cabron.

Suspiro y entro a la mansión, al entrar subo las escaleras mientras Fermín me sigue, abro la puerta y veo a Isabella leyendo un libro en la cama, tenía una bata y su pelo recién mojado, se veía perfecta

Ella me sonríe y se levanta de la cama mientras se quita la bata.

Trago saliva y me acerco a ella poniéndole la bata rápido

—¿Qué pasa? —pregunta preocupada

Me acerco a su oído —Te juro que en estos momentos solo quiero cogerte, con solo verte desnuda haces que todo dentro de mí explote,
—susurro

Retrocedo y dejo que entre Fermín, Isabella al verlo se sorprende, hay lágrimas en sus ojos, como odio verla llorar

—¡Eres un puto lunático! —grita

Deseo tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora