Luzbelia -Lucifer fem- empezó a encariñarse demasiado con las creaciones de dios.
En especial con el macho, con el hombre que robo su corazón sin querer.
El primer hombre, Adán.
Ahora mismo. Luzbelia se encontraba sentada en el piso junto a una guitarra.
—¡Seria un reencuentro de amor de amor inolvidable!...—Toma todo el aire que pudo y susurro.—Tan solo de pensar, que te vuelva a besar...—Esbozo una enorme sonrisa la cual no desapareció al paso de los segundos.
Y como era de costumbre, luzbelia tuvo la inspiración y el coraje de salir de nuevo a buscar a su esposo.
Era un subidón de autoestima al igual que de amor. El mismo subidón que había experimentado mes con mes, durante los últimos años.
Y tan rápido como pudo se empezó a cambiar para verse bien para Adán.
Esta sola daba vueltitas para verse a el espejo, y una que otra vez levantaba un poco su falda.
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—¿Te gusta esto?.—Bromeaba.
Esta empezó a levantarse delicadamente su falda para mostrar algo de su pierna. Su tersa piel blanca debajo de sus medias de red.
Y aunque no mostraba más de la rodilla para arriba, género un sonrojo y la necesidad de echarse aire a su manita.
Ignorando ese hecho. Luzbelia la angel que desafio a dios, la reina de este reino de pesadillas.
Estaba vestida con un lindo vestido adornado con moños.
Y la búsqueda de luzbelia había iniciado.
Extendiendo sus enormes alas chamuscadas, Pero. sin importar, alzó vuelo.
Pasaron días hasta que una Luzbelia triste, sucia y cansada. Aterrizó en su palacio.
No había tenido éxito, cómo todos sus intentos anteriores.
Desanimada. Decidió regresar a su habitación en el palacio a esperar otra vez ese subidón.
Y que tal vez, con suerte. Esa Fantasía de tener una familia algún día se haga realidad.
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La pequeña luzbelia aún se encontraba en duda.
Si bien Azrael la había motivado. No creía estar segura.
