Mucha policía

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-Segismundo, de verdad...-Oí cómo le decía Gustabo.-A ti te pierde la boca. Tú te muerdes la lengua y sale veneno.

Cuando íbamos a coger el coche en el parking de la entrada vimos una mujer que iba desnuda.

-¿Me van a multar?-Dijo la mujer.
-¿Usted qué cojones hace desnuda?-Dijo el policía ruso.
-Póngase algo, coño.-Dijo el superintendente.
-Yo me voy de aquí.-Dijo Gustabo.

Y así fue, nos fuimos. Como "nuestro" coche había desaparecido dimos una vuelta hasta ver a un hombre al lado de una furgoneta.

-¿Nos puede llevar, por favor?-Dijo Gustabo.-A donde las basuras.
-Yo os llevo, venga, subid.

La conducción del hombre era un poco mala, por lo que Gustabo y Horacio se bajaron un momento. Después, Horacio se desmayó por deshidratación. Mientras llamábamos a una ambulancia llegó un coche de policía y el ruso se bajó de él.

-¿Qué está pasando aquí?
-Que le ha dado un bajón de azúcar al señor.-Dijo Segismundo.
-Que este señor parece ser que como que se ha desmayado.-Dijo Gustabo. Yo estaba alucinando, ¿por qué le dicen señor si son amigos?-Yo no entiendo nada, la verdad.
-A ver.-Siguió Segismundo.-Él me ha pedido agua porque se estaba quedando seco y no me ha dado tiempo ni a dársela.
-¿Y las alertas que hemos recibido por esta zona?-Dijo el ruso.-¿A qué se deben?
-¿Qué alertas?-Pregunté yo.
-Creo que ha sido mi compañero antes de desmayarse.-Dijo Gustabo.-A ver si ahora cuando se recupere nos puede contar qué alertas ha enviado.

Gustabo, Segismundo y yo nos apartamos.

-¿Pero por qué habéis llamado?-Dijo Segismundo.
-No sé.-Respondió Gustabo.-Quería decir que me estaba secuestrando el tío ese, pero... Ahora cuando se han presentado aquí me he acojonado.
-Eres gilipollas.-Le dije yo.
-Bueno, ahora seguidme el rollo. Ahora cuando despierte Horacio le preguntámos por qué ha llamado a la policía. Le cargamos a él el muerto. ¿Vale? Vosotros seguidme el rollo. Ninguno de los tres ha llamado.
-Vale.-Dijimos Segismundo y yo al unísono y nos acercamos de vuelta.
-¿Cómo está, doctor?-Le preguntó Gustabo mirando a su amigo.
-Simplemente se ha desplomado, ¿no?-Preguntó el superintendente. Supuse que había venido con el ruso.
-Sí, se ha desplomado. Íbamos a ir a trabajar y se ha caído.

Al rato Horacio despertó preguntando qué pasaba. Estábamos todos rodeándole. Supongo que él lo vería como cuando alguien se desmaya en una película y despierta viendo a muchas personas a su alrededor mirando. Le explicamos que se había desmayado justo después de llamar a la policía.

-¿Pero qué alertas?¿Qué dices?
-Bueno, ellos tienen alertas que tú has enviado.-Dijo Gustabo.
-Pero yo creo que no he enviado nada.
-Sí.-Dijo Segismundo.-A mí me suena que dijiste que sí.
-Lo último que recuerdo es que estaba ahí dentro.-Señaló la furgoneta.-Y que tenía mucho miedo. Y a este tío no lo conozco de nada.-Señaló al hombre que nos estaba llevando. Solo recuerdo estar ahí dentro y que me encontraba mal... ¿Qué hacíamos ahí dentro Gustabo?
-Nos ha dicho que iba a llevarnos a un sitio a pasarlo muy bien.
-Ah, ¿sí?-Dijo el superintendente mirándole.
-Sí.-Dijo el hombre.
-No sé, yo tengo miedo-

El hombre empujó al superintendente.

-¿Qué coño hace?

Todo el mundo se puso a gritar (incluída yo) y el ruso sacó el táser y le disparó. Nota mental: no molestar al superintendente. Después le esposaron y se lo llevaron. La gente se empezó a acercar para cotillear.

-Los individuos que no estén implicados en este accidente vayan despejando la zona, por favor.-Dijo el ruso.
-Pero agente, si ya le digo. No recuerdo nada. Tenía miedo... No sé. Lo último que recuerdo es que estábamos dentro...

Una Gambino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora