Traición

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En una bodega, en lo profundo de aquel palacio, cierto hombre con máscara y cabello castaño, se encontraba contando monedas de oro. 

Con calma anotó en algunos pergaminos las cifras del día, todo parecía estar en orden, hasta que el contacto de cierto inmortal hizo que este casi cayera de cara contra su escritorio.

-¡Kakuzu-chan!- gritó Hidan mientras abrazaba con fuerza la espalda del más alto. 

-Quítate de encima, estúpido mocoso- dijo el moreno tratando de incorporarse. 

-No seas así anciano, no nos hemos visto en días, pensé que te haría bien recibir algo de afecto- comentó el religioso. 

El mayor rodó los ojos, y de un golpe hizo que el menor dejará su agarre. 

-Tiene suerte de ser uno de los juguetes favoritos del rey, de otro modo ya te hubiera lanzado al río- amenazó Kakuzu. 

Al oír eso Hidan soltó una carcajada que hizo que el mayor le prestara atención. 

-Mira quien habla, tú también eres parte de esta exótica colección- 

-No te atrevas a compararnos, estúpido masoquista, a diferencia de ti, yo soy un empleado, no un maldito esclavo- dijo el avaro para regresar con su amado dinero. 

-¿Es así?, entonces dime, pagano de mierda, ¿qué pasaría si el día de mañana decides ya no servirle a ese chico?- 

Kakuzu se quedó quieto unos segundos, sin tener la intención de volver a la conversación pues sabía que Hidan había tocado un buen punto. 

-Si te atreviera a dejar este trabajo, Deidara no dudaría en ejecutarte, todos los que habitan en este castillo somos de su propiedad, la única diferencia entre nosotros dos, es que yo decido servirle por lealtad y tú por avaricia- 

El mayor estaba por reprocharle cuando el sonido de unos pasos lo dejó quieto, pues a la distancia se podía ver con claridad aquella silueta tan familiar. 

-Aquí estás tarado, te estuve buscando por todos lados, hm- dijo el rey haciendo que Kakuzu le diera una reverencia antes de volver a su trabajo. 

El religioso chasqueó la lengua molesto, esperaba que al menos pudiera estar 30 minutos al lado de su amado. 

-¿Qué es lo que quieres mocoso?, pense qué tomarías el té junto con el idiota de la máscara- 

-Ese era el plan, pero me llego una carta diciendo que el valle de las hierbas tiene una carga para nosotros con nuevo medicamento, necesito que tu y Tobi vayan a escoltados- 

El menor hizo una mueca con resignación pues sabía que era una carga bastante valiosa y solo alguien como él podría evitar que fuera robada. 

-Bien, iré, pero antes- al terminar de decir eso Hidan se le acercó rápidamente a Kakuzu para darle un beso en la mejilla. 

Esa acción hizo que el moreno se pusiera rojo de ira y vergüenza. Trató de agarrar al platinado para darle una lección pero este logró escaparse con una boba sonrisa en su rostro. 

‐¡CÓMO LO ODIO!- gritó con fuerza el castaño haciendo que al rubio se le escapara una risita. 

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Luego de unas horas de camino, Hidan y Tobi habían llegado a la frontera de su territorio, en donde comenzaron los problemas. Pues más de un bandido deseaba acabar con sus vidas. 

Pero claro, con las armas y habilidades de ambos en batalla era casi imposible que perdieran contra gente callejera. 

A pesar de los constantes ataques, los chicos lograron llegar al valle. 

Cuando se adentraron en el bosque una pequeña luz blanca los recibió, era tan brillante y misteriosa que hizo que los súbditos del rey sonrieran. 

De golpe, aquella iluminación se esfumó dejando ver a una hermosa joven de vestimenta como el cielo, su cabello marrón resaltaba entre sus humildes prendas, sin mencionar sus manos que parecían tan finas y delicadas, como obras de arte. 

Una imagen que dejó completamente embobado al enmascarado, ya que en toda su existencia jamás había visto una mujer así de perfecta. 

-Bienvenidos nobles caballeros, mi nombre es Nohara Rin y soy una de los médicos que residen en este lugar- dijo la chica mientras se inclinaba. 

-Como sea, venimos por los suministros del rey, así que traiganlos de una maldita vez, a su majestad no le gusta que malgastemos el tiempo- señaló Hidan cansado de ese largo viaje. 

-Por supuesto, en seguida mis colegas estarán aquí- Rin giró la cabeza hacia Tobi pues sentía que desde hace rato el chico la observaba. 

Al sentir la mirada de esa mujer Tobi desvío la cabeza haciendo reír un poco a la médica, pues sabía que había dado en el blanco. 

Esa escena dejó un poco confundido al creyente, pues no entendía porqué de la nada su amigo se ponía tan nervioso. 

Pero como estaba en serio agotado decidió dejarlo pasar, al menos por ese día. 

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Por la noche, todo se encontraba listo para partir, las carretas estaban llenas de cajas y barriles, los cuales habían sido asegurados por sogas y cadenas. 

Hasta adelante iba el religioso con su arma en mano, listo para mandar al otro mundo a cualquiera que interfiriera con su misión. 

Y en la parte de atrás iba Tobi empuñando su espada, atento a cualquier extraño movimiento. 

Aprovechando que todos iban muy metidos en su mundo, la chica de cabello marrón, se le acercó al enmascarado con la intención de tener una charla. 

-Es una bella noche, ¿no le parece?- comentó Rin. 

-Si tiene razón- contestó Tobi tratando de mantener su personaje. 

-Por cierto, todavía no he escuchado su nombre- 

-Me dicen Tobi- 

-Eso más bien parece un apodo, ¿cual es tu verdadero nombre?, ¿y por qué llevas esa máscara?- Rin estiró su mano con la intención de levantar aquel objeto que cubría la identidad del guardián, pero el mayor se lo impidió sujetando aquella extremidad. 

-Créeme, no querrás ver que hay debajo- la voz del buen chico había cambiado, ahora parecía otro. 

Pero en vez de asustarse, la chica le dedicó una linda y tierna sonrisa que hizo que el corazón de Obito comenzará a latir con rapidez. 

-Tranquilo, apuesto a que eres muy atractivo- con mucha agilidad la chica se liberó del agarre para poder ver el rostro de más alto. 

El Uchiha se sonrojó con fuerza por la invasión a su espacio, ya que solo Hidan, Kakuzu y por supuesto el Rey habían visto su verdadero yo. 

Cerró los ojos esperando ser despreciado, pero lo que recibió fue una delicada caricia por parte de Rin. 

-Yo tenía razón, eres muy lindo- 

Todo parecía tan tierno y romántico, que no lograron captar que a la distancia cierto religioso los observaba con horror. 

“¡Ese imbécil pagano de mierda!, ¿¡cómo se atreve a traicionar al idiota de mi hermano!?” pensó Hidan sintiendo un gran coraje en su interior, tales acciones eran inaceptables. 














Aquí les dejo el capitulo nwn ✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️  espero les guste.

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⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

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Sasodei / Tobidei "De rodillas ante el rey" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora