CAPITULO 2: CLAN4ARG

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— Estén atentos a mi señal. —anuncié.
Rodeamos el bosque con prisa, le rogué a mi leal amiga Guisela que no se separe de mí. Los Mavre iban delante nuestro corriendo con cautela.
Escuchamos unos gritos.
— Ya los veo. —indicó Toño por detrás nuestro. El terror se manifestó en su cara.
— Vamos a sobrevivir. —traté de alentarlo ya que estaba notablemente preocupado.
— Es la primera vez que luchamos contra humanos y KSK al mismo tiempo. ¿Qué posibilidad hay? — preguntó Entrick, tomó un sorbo de agua y luego se acomodó un mechón rubio.
Siete KSK se aproximaban principalmente a Luketi.
Junto a Guise y las demás mujeres lanzamos flechas hacia el cielo. Los varones preparaban sus espadas y escudos.
— ¡Muchachos, es hora! —anunció Facu.
Los hombres corrieron con rapidez hacia el grupo enemigo y comenzó una lucha intensa. Eran demasiados.
Todos vestían con armaduras azul marino, tal como lo describió Xanix. La mayoría eran mujeres muy fuertes y ágiles, altas y castañas de ojos verdosos.
A lo lejos observé a unos cinco hombres, de seguro allí se encontraba su lider.
Emi y Gaona luchaban en conjunto con
sus dagas. Eran un dúo realmente magnífico.
Hice una vista panorámica, habían muchos caídos. A unos cuantos metros un hombre alto de cabello blanco puro, batallaba ágilmente dando fuertes patadas y golpes con su alabarda, esta estaba cubierta de sangre roja y azul. Llevaba puesta una camisa de lino morada de manga larga, unos pantalones de corte amplio y portaba una capa larga del mismo color.
— Vaya hombre —pensé y continué observando el campo de batalla.
Guisela peleaba cuerpo a cuerpo con un Argen cuando recibió un pequeño rasguño provocado por una flecha lanzada por una mujer lejana. Ella se quejó pero continuó luchando hasta dejar a su rival inconsciente.
Disparé una flecha hacia aquella enemiga que había lastimado a mi amiga, esta pasó a centímetros del rostro del hombre que acababa de admirar. Se giró rápido y observó furioso. Me avergoncé totalmente. Lancé otra flecha y esta le dió en una de las piernas de la mujer, se quejó del dolor. Volví a lanzar una última flecha rezando y esta perforó su cuello descubierto. Cayó de inmediato.
Tiré el arco al suelo, no era muy habilidosa con esta arma.
— ¡Ayúdenme! —gritó Entrick que se encontraba peleando solo contra un KSK que había bajado a tierra desde nuestras espaldas.
Corri a su lado para poner fin a la vida del depredador con mi afilada espada plateada.
Los hermanos Mavre luchaban contra dos mujeres muy ágiles que intentaban cortarles la garganta con sus dagas. Una de ellas cortó ligeramente el hombro derecho de Facu pero este no le dio importancia y siguió batallando hasta finalmente vencerla.
En mi intento de localizar a Gless, no me di cuenta que un Argen había intentado apuñalarme por la espalda, fue en ese momento que giré y vi los ojos oscuros del peliblanco, destrozando la cabeza del hombre. Tenia la cara manchada de sangre de ambos colores.
— Ten más cuidado —dijo con el ceño fruncido.
Al cabo de unos minutos pude localizar a Gless.
— Al fin te encontré —dijo
— Dios mio, ¿estás bien? —pregunté
— Por supuesto —respondió y se limpió una de las heridas de su cara.
Tomé uno de los escudos que se encontraban en el suelo y continué luchando.
A la distancia observé como un KSK, de cabello largo hasta la cadera, aventaba con fuerza a una Nigzis contra un árbol, ella cayó inconsciente. Luego tomó por la cintura a otra de ellas y le arrancó el corazón. Haein gritó de desesperación y con un puñal atacó múltiples veces al asesino de su compañera.
Estaba en shock, jamás había visto a un KSK tan alto. Sentí un nudo fuerte en mi garganta.
Haein cayó rendida junto al cuerpo sin
vida de su compañera. No paraba de llorar.
Mi equipo peleaba contra un grupo de las criaturas que protegían al Clan Argen. Eran veloces y fuertes, casi invencibles. Me acerqué con velocidad para ayudarlos.
Repartí golpes certeros con mi afilada espada. Ya casi no tenía fuerzas para seguir luchando. Hacía días que no dormía bien, estaba exhausta.
Me apresuré a ayudar a Emi que estaba complicado con una Argen.
— Es hora de poner fin a esto —dije seriamente a mi compañero. Mis manos ardían pero saqué mi espada con firmeza, suspiré con fuerza.
— Si, mi líder —respondió el chico de trenzas.
Cuando derrotamos a los KSK restantes, el grupo disminuido del Clan enemigo se rindió.
Luketi sonría victorioso. Se quitó el casco y acomodó suavemente su ropa. Fue directo hacía un hombre de barba, de armadura azul, que se encontraba en el medio del grupo.
— Veo que tu patético Clan no pudo contra nosotros. Ya sabía que nunca podrías lograrlo, Elias.
Aún en momentos como esté, Luketi seguía siendo un inmaduro y arrogante.
El hombre permanecía con la cabeza agachada. No quería tener que mirarlo. Sus puños y ojos se cerraban al mismo tiempo, cargaba con mucha bronca.
Luketi se acercó aún más, colocó un dedo sobre su barbilla y levantó su cabeza.
— ¿Qué debería hacer con ustedes?
Todos permanecieron unos segundos en silencio.
— Nos hemos rendido, perdónenle la vida a mi gente. Conmigo hagan lo que quieran —exclamó Elias.
— ¿Lo que quiera, eh? Eres un traidor, un cobarde, ¿Unirte a esos monstruos? —sus ojos se encontraban abiertos más de lo normal.
Nuevamente hubo un silencio incómodo.
— ¡Que respondas! —gritó el pelirrojo.
— Quieras o no ellos son los nuevos gobernantes de estas tierras, y será así por mucho tiempo —dijo despacio.
Luketi río.
— En este momento quien manda aquí soy yo. Veré que hago con tu gente. Por el momento serás mi valioso prisionero y me contarás todo lo que sabes sobre KSK —giró levemente su cabeza hacía un lado y sonrió de oreja a oreja. Su sonrisa era espeluznante.
Luke dio un giro de 180 grados, hizo un chasquido con los dedos y sus seguidores se llevaron al hombre enemigo. Luego él se acercó a mi con pasos cortos.
— Veo que sigues con vida, hermosa. Me lo esperaba de alguien tan fuerte como tú —dijo mientras tomaba un mechón de mi cabello y lo enrollaba en su dedo, se arrimó a mi cuello y lo olió, luego suspiró y lentamente se fue alejando sonriendo con la boca cerrada.
Gless observaba atentamente. Permanecía aún con su hacha y parecía estar preparado para atacar.
Con pasos suaves se acercaba una señora mayor de cabello corto y canoso.
— Jovencita, les prepararemos habitaciones para que puedan ducharse y ponerse ropa limpia.
— Muchas gracias, señora.
— Ella es Emma —respondió ahora Xanix— La abuela de Luke.
— Raksey, líder del Clan del Norte, Delvas.
Los Mavre se miraban mutuamente aliviados. Estaban bañados en tierra y sangre seca.
— ¡Esta victoria tiene que festejarse a lo grande! —exclamó Luketi ansioso.
Xanix nos guió a la casa principal.

En las Montañas del FauriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora