Capitulo Trece.

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Hyunjin ya estaba duro, mirando a Felix con una sonrisa que debería haber encontrado humillante pero que, en cambio, hizo que su polla palpitara y su corazón se acelerara. Hyunjin le quitó la gorra a Felix de la cabeza, enhebrando los dedos en su cabello. Hurgó con avidez el borde de la polla de Hyunjin a través de la tela del pantalón antes de que sus dedos se apresuraran a liberarlo de ellos, demasiado excitado como para sentirse avergonzado por su atrevimiento.

Era difícil sentirse avergonzado cuando Hyunjin lo miraba con el suficiente calor como para hacer que explotara de la nada, como si Felix fuera digno y sexy y algo que Hyunjin realmente deseaba.

—Estás tan jodidamente caliente. Te he estado imaginando de rodillas para mí desde el momento en que te vi —canturreó Hyunjin, pasando el pulgar por el labio inferior de Felix—. Adelante, Lixie. Sé bueno conmigo. Intentaré no ser demasiado malo contigo.

El pulso de Felix se disparó ante las palabras de Hyunjin. El antiguo Felix podría haber estado furioso por ser tratado como una muñeca sexual, pero este Felix no tenía suficiente, no tenía suficiente de Hyunjin y de la forma en que lo miraba. Provocaba que Felix fuera audaz. Lo hacía sentirse sexy y deseado.

—No quiero que seas amable conmigo.

—No tienes ni idea de lo que estás diciendo —advirtió Hyunjin con una risita, agarrando el rubio cabello de Felix con más fuerza—. Ya de por si tengo cero control a tu alrededor. Si me quitas la correa, no puedo prometer que no te haga daño.

El calor floreció en lo más profundo de Felix. Se acomodó sobre sus talones, encontrando la mirada de Hyunjin desafiante.

—Entonces hazme daño. No sería la primera vez.

Felix dejó caer su boca, con la lengua fuera, dejando claras sus intenciones. Vio el momento exacto en que Hyunjin dejó caer su máscara, ese falso exterior humano que todos llevaban para convencer al resto del mundo de que estaban seguros a su alrededor.

Pero nadie estaba seguro cerca de Hyunjin. Excepto Felix. Apenas se conocían desde hacía un día, pero Felix sabía, en el fondo, que Hyunjin destriparía a cualquiera que lo mirara mal, y ese conocimiento hacía que Felix quisiera hacer cosas muy malas por Hyunjin. Le hacía estar dispuesto a sentir dolor por él, a degradarse por él.

Hyunjin pasó su polla entre los labios de Felix, sin forzar su entrada, sólo frotándose sobre sus labios y mejillas, como si lo estuviera marcando, haciéndole saber que haría lo que quisiera, cuando quisiera. Empujó la cara de Felix hacia la base de su polla, haciéndolo gemir. ¿Era normal estar hambriento por el olor de una persona? ¿Especialmente así, con la cara enterrada en su muslo, donde el olor era más fuerte?

A Felix no le importaba. No le importaba si parecía necesitado o desesperado mientras frotaba su cara contra Hyunjin, incapaz de detener los gemidos que brotaban de sus labios mientras usaba su boca en las bolas de Hyunjin.

—Vamos, Lixie, chúpamela —Hyunjin tironeó la cabeza de Felix hacia atrás, forzando su polla entre sus labios—. Muéstrame lo bueno que puedes ser.

Felix cerró la boca sobre su longitud, saboreando el sabor de su piel y el peso en su lengua cuando Hyunjin comenzó a follar su boca, lentamente al principio, pero luego con más fervor.

Hyunjin gruñó en voz baja mientras Felix gemía a su alrededor, el sonido iba directo a su polla hasta que goteó a través de su ropa interior. Hyunjin no había mentido, no tenía intención de ser amable. Tal vez sólo había estado calentando a Felix, facilitándole lo que estaba por venir. La mano de Hyunjin se quedó dónde estaba, enredada en su cabello, pero la otra se cerró alrededor de su cabeza. Dio un paso adelante, forzando su polla hasta el fondo de la garganta de Felix con un rápido movimiento.

Insano - Hyunlix #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora