The Revenge | Jikook

33. Blood

JK

Las cosas habían ido cada vez mejor con Jimin. La frase había ocupado nuestras conversaciones con mucha más frecuencia de la que creí durante las últimas semanas y Jimin había estado de tan buen humor que incluso se le había escapado parte de una conversación con los chicos mientras yo estaba ahí.

Por ello terminé de enterarme que el gran final de toda aquella venganza ocurriría en menos de un mes, cuando Han viniera a Corea para concretar un negocio, que probablemente se trataría de tráfico de menores.

Hacía dos semanas

– ¿Estás demasiado seguro que él no sabe que ustedes irían?

– No tiene cómo saberlo. –negó Jimin. – Se supone que nosotros no tenemos acceso a la información.

– Claro. –asentí. – Pero me dijiste que tenías a alguien infiltrado en su pandilla ¿O no? –pregunté e inmediatamente Taehyung y Yoongi se quedaron mirándome. Probablemente no pensaban que Jimin me contaría todo el plan.

Jimin los miró rápidamente y asintió. – Sí, esa persona es quién nos da información, pero nadie sospecha de su doble vida, así que hasta el momento estamos muy bien.

Asentí. – ¿En el muelle entonces?

– Sí. –respondieron. – Pero Jungkook, por favor, no quiero que se te cruce la idea de estar por ahí.

Negué, aunque esa idea ya había estado en mi mente desde hacía varios minutos.

– Es muy peligroso que estés ahí porque ya estás identificado y pueden usarte para manipularme.

Asentí dándole la razón, pero me aterraba la idea de dejar a Jimin ir prácticamente a la guerra y que yo tuviera que esperar en casa.

Actualidad

Giré mi antebrazo varias veces, mirando detenidamente el nuevo tatuaje que ocupaba mi antebrazo completo. Me gustaba muchísimo, aunque en algunos lugares me hubiera dolido como el demonio, el resultado era increíble.

Ya tenía un par de semanas con él, pero seguía encantándome cada vez que lo miraba.

Cubrí mi brazo con mi sudadera y aspiré el cigarrillo mientras miré a Taehyung acercarse a mí como había prometido, a la hora acordada.

La hierba quemó un poco mi garganta y tosí mientras miraba con el ceño fruncido el cigarrillo entre mis dedos.

– Es de primera calidad. –dijo Taehyung mientras me quitaba el cigarrillo de mis manos y lo ponía en su boca, aspirando con calma.

– ¿Debería saber por qué consigues droga si se supone que ustedes no quieren que se venda?

– Lo que no queremos es que haya más adictos en las calles ofreciendo sexo por un gramo. –respondió. – O robando para que les den algo.

Lo miré a los ojos y suspiré.

– ¿Cómo no te volviste adicto? –pregunté, porque de todo el círculo de Jimin, Taehyung era el que más consumía.

– Porque vi lo que pasa con tus seres queridos cuando dices que sí a las drogas. –dijo dando otra calada. – Sé que hago mucha mierda, Jungkook, pero quiero muchísimo a mis hermanos, y no soy tan egoísta como para hacer pasar a Yoongi de nuevo por eso.

No respondí nada, porque tenía razón.

– Quiero que nos acompañes a un restaurante.

– ¿A quiénes? –pregunté mientras caminábamos juntos.