1.Bienvenida a Brookwood

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Odette Campbell siempre había sentido coraje, desde el incidente de un nueve de julio hace 7 años.

9 de julio

-¡Mamá! ¡Por favor despierta! -Los gritos desesperados de un niño de ocho años inundaban todo el cuarto. En el umbral de la puerta, una niña de diez años observaba con horror la escena: su hermano menor, Derek, en el piso con el cuerpo fallecido de su madre en brazos, ambos manchados de sangre.

Afuera del cuarto, se escuchaban pasos apresurados. Dos personas se detuvieron en seco al ver la desgarradora escena.

-¡Nora, saca a tus hermanos de aquí! -gritó el padre, su voz rota por el dolor. Entró a la habitación y, con suavidad pero con firmeza, apartó el cuerpo de su esposa de los brazos del menor.

Nora, la mayor de los tres hermanos, tomó de la mano a Odette y Derek, llevándolos fuera de la habitación. Los ojos de la adolescente de diecisiete años se llenaron de lágrimas al ver el cuerpo sin vida de su madre.

-Derek, ya no llores. Todo va a estar bien -dijo Nora, su voz quebrada mientras abrazaba al menor de sus hermanos.

Lo siguiente que vieron fue salir a su madre ya muerta en brazos de su padre.

En la actualidad

Odette caminaba por el pasillo de su nuevo edificio de apartamentos, sus pasos resonando en el piso de mármol mientras la ansiedad se apoderaba de ella. Su vida había cambiado radicalmente en cuestión de días, y el peso de esos cambios aún la asfixiaba. Llegó a la recepción, donde un hombre de aspecto amable le sonreía desde detrás del mostrador.

-¿Señorita? -La voz del hombre la sacó de sus pensamientos.

-Disculpe, ¿ el apartamento 7? -preguntó Odette, tratando de disimular su distracción.

- ¿Nombre? -dijo él.

- Mi hermana lo registró -respondió Odette mirando al recpcionista.

- ¿Odette Campbell? - preguntó viendo la computadora.

- Si.

- Perfecto aquí le entrego las llaves, cualquier cosa mi nombre es Josh - dijo Josh con una amable sonrisa.

- Muchas gracias Josh - le respondió igual con una sonrisa, tomando las llaves para dirigirse a su nuevo hogar.

El edificio tenía un aire moderno, con paredes de cristal que permitían la entrada de abundante luz natural. El ascensor, rápido y silencioso, la llevó hasta el tercer piso. Odette encontró su apartamento frente al número 9. Al abrir la puerta, vio de reojo a un hombre alto con una sudadera azul marino tocando la puerta del apartamento de enfrente.

-Logan, tu hermano te está esperando -fue lo último que escuchó antes de entrar a su apartamento y cerrar la puerta.

Odette observó su nuevo hogar. Las paredes eran de un blanco impecable, y el aroma a pintura nueva aún flotaba en el aire. A la entrada, había un baño de medio. El pasillo conducía a la cocina, seguida por una mesa de comedor y una sala de estar con una pantalla colgada en la pared. A la derecha, un pasillo con tres puertas, y a la izquierda, una sola puerta que alcanzaba a ver desde la entrada.

La decoración era minimalista pero acogedora. Los muebles eran modernos, con líneas limpias y colores neutros. El sofá gris en la sala de estar parecía cómodo, y la mesa de comedor de madera para una cena.

Sabía que vivir sola sería complicado, pero también estaba convencida de que los cambios, a veces, no eran tan dañinos como parecían. Afortunadamente, su hermana mayor, Nora, había amueblado el apartamento una semana antes de su llegada. Odette se dirigió al pasillo derecho, donde supuso que estaban las habitaciones. Tal como esperaba, encontró dos habitaciones frente a frente y un baño completo al final del pasillo. Escogió la habitación más amplia del lado izquierdo, dejó su maleta en el suelo y se recostó en la cama.

Un último susurro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora