La chica de mis sueños (Rivari)

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Los Angeles, California, 2020

Algo que amaba infinitamente de su trabajo era el hecho de no tener un
horario fijo de entrada y salida. Ser compositora era el mejor trabajo del
mundo para ella y estaba totalmente agradecida con Juan por hacerle
ese sueño realidad.

Hace dos años ella trabajaba en un bufete de abogados y un día llegó
Juan, el hijo del dueño de EPIC records, quien necesitaba asesoría legal porque un comerciante de Asia lo habia demandado. Abril llevó el caso y ganó la demanda, convirtiéndose así en una amiga más del joven.

Ambos con el tiempo fueron estableciendo su amistad hasta el nivel de comportarse como hermanos, y conocerse muy bien el uno a otro. En una ocasión Juan leyó accidentalmente una libreta color negra que tenía la castaña a lado de su cama en la que contenía un sinfin de letras de canciones completamente hermosas. Sin conocimiento de su amiga, Juan llevó estas canciones a su padre, quien se mostró interesado en
ellas y le pidió que hicieran una cita lo más pronto posible. Y así fue como
Abril inicio su carrera como compositora de los artistas más influyentes del mundo musical.

Abril escribía canciones para famosos como Drake, Zara Larsson, Ciara, Cher Lloyd, quienes formaban parte de EPIC. Así mismo también trabajaba para Warner Music, donde componia para Madonna, Coldplay, Jason Derulo, Charlie XCX, e incluso cooescribía con Ed Sheeran.

Tenía un trabajo de ensueño.

Hace unos días le había llegado un correo electrónico para reunirse con
Niall Horan para ayudarle con su nuevo tercer álbum fuera de su antigua boyband, y Abril daba saltos de alegría pues siempre había sido muy fan de lo que antes era One Direction.

También había tenido la oportunidad de conocer a los demás chicos en una ocasión en los Grammys, dónde convivió con Harry y con Louis Tomlinson, quienes recientemente habian confirmado su relación amorosa luego de largos años de negaciones públicas.

Justo ahora la castaña se encontraba saliendo de su casa para ir a caminar un poco en compañía de Murphy y Tyler, sus dos perros. Hace días que no los sacaba a pasear y ambos animales estaban de mal humor con ella.

Caminaron al rededor de unas dos horas, hasta que en el camino de
regreso a casa, todo paso.

Abril iba cruzando cuidadosamente la calle cuando de la nada Murphy
se desata de su correa y sale corriendo hacia un ave que estaba en medio del camino, y de pronto lo último que escuchó fue a su perro llorar tras ser golpeado por un carro gris.

Con los nervios de punta y ojos lagrimosos fue corriendo hasta
la parte frontal del carro, en donde se encontraba su perro tendido sobre el suelo llorando y con un poco se sangre sobre el.

-¡Oh por dios! - una voz la sacó de sus pensamientos negativos y ante ella se hacía presente la figura de lo que parecía ser una doctora - No lo
alcancé a ver, ¡lo siento muchísimo! ¡Diablos! - se agachó de manera en que podía observar con más detalle al pobre perro de Abril - ¡Ayudame a
subirlo al auto! - gritó.

Con manos temblorosas Abril ayudó a a la desconocida a subir a su
sollozante perro a la cajuela del auto, y luego subió a Tyler en los asientos traseros para después situarse en el asiento del copiloto a lado de la doctora, enfermera o lo que fuera.

En tan sólo cinco minutos llegaron a lo que parecía ser un hospital
veterinario, en donde la chica del traje lila llamó a unos enfermeros para que le ayudarán a bajar al perro de la cajuela, mientras ella ayudaba a Abril para llevarla a la sala de espera del hospital.

-¿Todo estará bien, vale? Voy a curarlo y saldrá de aquí en una sola pieza. - la castaña sólo se limitó a asentir con la cabeza - Confía en mi Abril. - fue lo último que dijo aquella chica y luego desapareció por el pasillo.

"Confia en mi, Abril"

¿¡Cómo no lo notó antes?! Aquella chica era nada más y nada menos que Samantha Rivera, la que solía ser la chica de sus sueños en su época de secundaria.

Y Abril lo confirmo al ir hacia la recepcionista y preguntarle acerca de quien atendería a su perro, a lo que la recepcionista le contestó que el perro estaba en buenas manos ya que era atendido por la Dra. Rivera, la jefa del Medical Center for animals of California.