Al día siguiente...
Apenas me desperté temprano por la mañana, tomé el teléfono y llamé al señor Robert a su número personal.
- ¿Señorita Ana?, me complace que me llame a primera hora del día, pero no siempre tendré este tiempo libre para contestar o ¿será que me extrañaba? Apenas nos vimos ayer- escucho la otra voz por teléfono
-Necesito verlo señor Robert es de carácter urgente- dije con voz eufórica
-hum como suena el tono de su voz, comprendo la urgencia, pero hoy será difícil reunirme con usted, deje algunos pendientes, la verdad quisiera verla también, si le parece bien, mañana la recogeré a primera hora del día, ¿le parece? -dice la voz masculina por llamada
-No malinterprete mis intenciones señor Robert, sabe que no pienso de usted de la misma manera, y si mañana me parece bien, perdone por molestarlo tan temprano por la mañana, es que no pude dormir bien anoche.
-Entiendo sus preocupaciones señorita Ana, de verdad quisiera estar en circunstancias diferentes con usted, espero se encuentre bien de salud, y pueda relajarse el día de hoy, me gustaría verla mañana más tranquila- dice en tono amable
De pronto comencé a pensar que su voz me tranquilizaba y eso me molesto un poco
-De acuerdo, señor Robert trataré de estar tranquila para mañana, espero se encuentre bien y que tenga un buen día en el trabajo.
-Escuchar sus buenos deseos, me alegra bastante, gracias por eso, nos vemos mañana, me comunicare con usted en cuento pueda.
Corte sin pensarlo y me sonroje, cada palabra o sonido que emitía me palpitaba el corazón, definitivamente no podía ser amor, solo estaba nerviosa e intranquila por la situación.
Por la tarde, me puse a recorrer el jardín y comencé a observar las rosas rojas y blancas, además de los lirios que teníamos a papá, le encantaban los lirios, yo no era amante de las flores y aún así, siempre trataba de cumplir sus expectativas hasta el final, los cálidos rayos de sol acariciaban mi rostro, y el silencio me hicieron recordar que el ya no estaba, y que ya no tenía porque cumplir con sus deseos, no me casare, no lo complaceré ni siquiera después de su muerte, ya había tenido bastante soportando todo este tiempo.
Los empleados de la casa me miraban y murmuraban cosas, fui directamente para hablar con mi mayordomo de confianza de la casa.
-Hola, Joe ¿cómo estás?
-Buen día señorita Ana, bien gracias y ¿usted?
-Bien, bueno trato de estar bien en esta situación
-Comprendo y sé que sus esfuerzos no serán en vano
-He tratado de que todo me salga bien, siempre desde pequeña trate de cumplir las expectativas de mi padre y también trate de ser independiente para no molestar a nadie en esta casa y pareciera que el simple hecho de haber nacido mujer bastó para que todo esto se complicara, ¿por qué mama tuvo que morir tan pronto? Dejándome en un nido masculino, donde solo me hicieron sentir como una carga.
-Su madre pereció por una terrible enfermedad, no había nada que se pudiera hacer, usted fue su última bendición y la más grande que ella pudo tener, ella le hubiera gustado que se case con alguien decente y de su misma clase, como el señor Robert-
-Por favor, Joe, no diga cosas repulsivas- dije negando con la cabeza
-El señor Robert no es una persona arrogante, ni maliciosa, tampoco ha sido grosero con usted y eso que esto es un contrato que los une a ambos, quizás lo está viendo de la mejor manera posible y no quiere crear conflicto con nadie, además de que he visto que la trata bien-
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Diario de una Noble
Teen FictionSiendo una persona tan joven ¿Por qué tengo que casarme?, soy Ana y mi vida acaba de cambiar drásticamente desde la muerte de mi padre. Mis hermanos están decidiendo sobre mi destino, pero no pasará, buscaré a esa persona desconocida y la haré entra...