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El tren Hogwarts Express avanzaba a través del paisaje, cada vez más cerca del castillo de Hogwarts. El sol comenzaba a ponerse, bañando todo en una cálida luz dorada. En el compartimento de los Weasley-Potter, la conversación se había calmado, y todos se preparaban para su llegada a la estación de Hogsmeade
—Ya casi llegamos —anunció James, mirando por la ventana—. Es hora de ponerse las túnicas.
Lily, Albus, y el resto de los primos se levantaron y empezaron a sacar sus túnicas de sus maletas. Había una excitación palpable en el aire, ya que regresar a Hogwarts siempre era un evento lleno de anticipación y alegría.
—Este año será increíble —dijo Rose, ajustando su túnica con una sonrisa—. Estoy segura de que vamos a ganar la Copa de Quidditch.
—¡Por supuesto que sí! —respondió Fred con entusiasmo mientras terminaba de abrocharse su túnica.
El tren finalmente se detuvo en la estación de Hogsmeade. Los estudiantes comenzaron a descender, emocionados por el comienzo de un nuevo año escolar. Lily, junto a sus hermanos y primos, se unió al flujo de estudiantes que se dirigían hacia los carruajes tirados por thestrals.
—¡Por aquí, chicos! —llamó James, liderando el camino—. No queremos quedarnos atrás.
Al llegar a los carruajes, Lily notó a los thestrals, esas criaturas que solo podían ver aquellos que habían presenciado la muerte. Aunque su apariencia era intimidante, ella siempre había sentido una extraña fascinación por ellos.
—¡Miren, allá está Hagrid! —exclamó Hugo, señalando al enorme guardabosques que saludaba a los estudiantes.
—¡Hola, Hagrid! —gritaron al unísono Lily y sus primos, agitando las manos con entusiasmo.
Hagrid, con su habitual sonrisa cálida, devolvió el saludo. —¡Hola, chicos! ¡Bienvenidos de vuelta! ¡Espero que hayan tenido un buen verano!
Lily, James, Albus, Rose, Hugo y el resto de los primos se subieron a uno de los carruajes. Mientras se acomodaban, la conversación se centró en sus expectativas para el nuevo año.
—No puedo esperar para ver cómo está el campo de Quidditch —dijo Fred, emocionado—. Estoy seguro de que este año será nuestro.
—Seguro que sí —respondió Dominique, sonriendo—. Tenemos un equipo increíble.
—Además, tenemos nuevos estudiantes este año. Será interesante ver cómo se adaptan —añadió Lucy.
Lily se sentó en silencio, disfrutando del momento. Aunque la conversación con James sobre Erick Allen aún le rondaba la cabeza, decidió dejar de lado sus preocupaciones por un rato y disfrutar del viaje hacia el castillo.
Al llegar al castillo, los estudiantes descendieron de los carruajes y se dirigieron hacia el Gran Comedor. Las puertas se abrieron, revelando el magnífico salón decorado con velas flotantes y el techo encantado que reflejaba el cielo estrellado.
Lily y sus primos se dirigieron a la mesa de Gryffindor, encontrando sus lugares habituales. Los de primer años, nerviosos y emocionados, comenzaron a ser seleccionados en sus casas mientras la profesora McGonagall, ahora directora, daba su discurso de bienvenida.
La profesora McGonagall se levantó de su asiento en la mesa principal y avanzó hacia el atril, captando de inmediato la atención de todos los estudiantes. Con un gesto, silenció el murmullo del Gran Comedor, y su voz resonó con autoridad y calidez.
—Bienvenidos, estudiantes, a un nuevo año en Hogwarts —comenzó McGonagall, sus ojos brillando con una mezcla de severidad y orgullo—. Es un placer ver tantas caras conocidas y nuevas. Cada inicio de curso nos brinda la oportunidad de empezar de nuevo, de aprender y crecer juntos.
Hizo una pausa, mirando a los primeros años que observaban con ojos muy abiertos. —A nuestros nuevos estudiantes, les digo: este será su hogar durante los próximos siete años. Aprovechen cada oportunidad de aprender, de hacer amigos y de formar recuerdos que durarán toda la vida.
Luego, su mirada se dirigió a los estudiantes mayores, incluyendo a Lily, James y sus primos. —A nuestros estudiantes de años superiores, confío en que seguirán siendo un ejemplo de excelencia, integridad y compañerismo. Sé que cada uno de ustedes tiene el potencial para hacer grandes cosas.
McGonagall continuó, su tono adoptando una nota de solemnidad. —Este año, como siempre, habrá desafíos que enfrentar. Pero estoy segura de que, trabajando juntos, podremos superarlos. La Copa de las Casas, la Copa de Quidditch, y muchos otros eventos nos esperan. Espero que participen con entusiasmo y espíritu deportivo.
Sus ojos se suavizaron un poco mientras concluía. —Finalmente, quiero recordarles que Hogwarts no es solo un lugar de aprendizaje, sino una comunidad. Cuiden unos a otros, respeten las diferencias y trabajen juntos para hacer de este un año memorable.
Con una sonrisa satisfecha, McGonagall dio un paso atrás y declaró con voz firme: —¡Que empiece el banquete!
La comida apareció mágicamente en las mesas, y los estudiantes comenzaron a servirse con entusiasmo.
En la mesa de Ravenclaw, Erick Allen estaba sentado con su grupo de amigos. Mientras se servían la comida y charlaban sobre sus expectativas para el año, Erick no podía evitar mirar de reojo hacia la mesa de Gryffindor.
—Este año será nuestro —dijo Steven, golpeando su puño contra la mesa con entusiasmo—. Estoy listo para todo lo que venga.
—Especialmente la Copa de Quidditch —añadió Olivia, su tono lleno de determinación—. Tenemos un equipo fuerte este año.
Erick asintió, pero su atención se desvió cuando sus ojos se encontraron con los de Lily Potter, que estaba sentada al otro lado del Gran Comedor, en la mesa de Gryffindor. Lily le devolvió la mirada, y por un momento, el bullicio del comedor pareció desvanecerse. Erick le sonrió, una sonrisa que buscaba ser amistosa
James Potter, sentado cerca de Lily, notó el intercambio y frunció el ceño. Su mirada se endureció y clavó los ojos en Erick, claramente disgustado. James inclinó la cabeza hacia Rose y Albus, sus compañeros de confianza.
—¿Vieron eso? —murmuró James, sin apartar la vista de Erick—. Allen le estaba sonriendo a Lily. No me gusta nada.
Rose levantó la vista de su plato, observando la situación. —Parece que no va a dejar de fastidiar en todo el año.
Albus asintió, su expresión reflejando preocupación. —Sí, sabemos cómo es él.
Mientras tanto, en la mesa de Ravenclaw, Lucas notó la tensión en el aire y comentó en voz baja: —Potter no nos va a quitar los ojos de encima. Esa mirada dura todo el año, seguro.
Steven se rió entre dientes. —Que lo intente. No nos intimida.
Erick, aunque exteriormente se mostraba tranquilo, sabía que tenía que actuar con cautela. Internamente, estaba decidido. Sabía que su objetivo principal era Lily Potter, y que acercarse a ella requeriría estrategia y paciencia.
—Que mire todo lo que quiera —dijo Erick finalmente, su tono cargado de confianza—. Sabemos lo que tenemos que hacer. Este año, Ravenclaw sera la mejor casa
Sus amigos asintieron, cada uno confiando plenamente en el plan de Erick. Mientras el banquete continuaba, las miradas entre las mesas de Gryffindor y Ravenclaw siguieron, cada una cargada de intenciones y desconfianza, anticipando un año lleno de desafíos y rivalidades.
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Lo se, lo se. Bastante texto y mucho relleno, pero ya tienen el contexto, entonces que empiece lo bueno ;)
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Corazones y Sombras en Hogwarts
FanfictionAños después de la derrota de Voldemort, Hogwarts sigue siendo un lugar de magia y secretos. Lily Luna Potter, en su cuarto año, se ve atraída por Erick Allen, un solitario chico de Ravenclaw. Mientras la rivalidad entre los primos Weasley-Potter y...