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3|Recuerdos

Hanna

Tres años después.

Durante todo este tiempo he estado cuestionándome si valía la pena amar a alguien. Amarlo a él.

Aún no he podido responder esa pregunta.

Desde el momento en que escuché su voz por primera vez, supe que me desarmaría cada vez que lo hiciera. Y así fue.

Me deshice al escucharlo.

Fue tan difícil para mí alejarme, intentar olvidarlo, que es inútil negar que no pensé en él, o que no quise ir a sus brazos cada maldita vez que lo hice.

Habíamos planeado una vida juntos. Y es irónico porque solo éramos un par de adolescentes que creían amarse. O que lo hicieron.

-Hola bruja.

Mierda.

-Hanna, ¿estás ahí?

Cuelgo. Mi pecho sube y baja a una velocidad inquietante. Ahí estaba él. Otra vez. Pronunciando mi nombre con una delicadeza indescriptible. Tal y como lo hizo desde el primer día.

Una ráfaga de recuerdos invadió mi mente. Desde el primer día en ese jodido grupo, hasta nuestra última llamada.

El espejo me devuelve la imagen de una chica que ha hecho todo lo posible por evitar su pasado, por ignorar que él existe, aunque no quería hacerlo. Y créanme, que ese alguien haya vuelto en su vida así como así, es como clavarte dagas en todo el cuerpo, sin tener una mínima esperanza de sobrevivir.

Acababa de reabrir esa herida que con tanto esfuerzo y sacrificio logré sanar. Con solo dos jodidas palabras.

-¡No lo soporto más! Esto es un infierno- sollozo.

No sé en qué momento comencé a llorar. Pero lo hacía con fuerzas. Mi respiración era entrecortada, agitada. Cada lágrima dolía como si quemara. Y yo seguía insultándome, solo para que doliera más. Tenía la estúpida ilusión de que mientras más me dañara, más rápido pasaría.

-¿En serio crees que te llamó porque le interesas? Solo lo hizo para lastimarte. Es lo que siempre hace, invadir tu espacio y hacer que vuelvas a sufrir- dejo caer mi cuerpo al suelo-. Y lo peor de todo es que eres tan tonta que lo recibirás de brazos abiertos solo porque te hizo muy feliz.

Recuerda que aunque fuiste feliz ahí, también dejaste de serlo.

Las palabras de Aly vinieron a mi cabeza. Me hicieron recordar quién soy, lo que merezco y lo que necesito.

Soy el tipo de chica que todo hombre con más de dos dedos de frente quisiera. Soy graciosa, linda, simpática, sentimental, intensa, sencilla... Soy una buena persona. Y no voy a dejar que él cambie lo que soy.

No merezco a un chico que me quiera a medias. Que un día me preste toda la atención del mundo y al otro me ignore. No merezco ser la segunda opción de nadie, ni la opción para ratos. Merezco hechos, no palabras. Merezco ser la prioridad. Merezco un chico que vele por mí, que sea sincero, que no me mienta u oculte cosas y que, por sobretodas las cosas, siempre me elija a mí. Porque es lo que yo he hecho por mí misma desde que decidí amarme. Y no merezco menos.

No necesito a un chico que no sabe lo que quiere. No necesito a un chico que no sabe qué hacer con su vida, ni mucho menos que entre y salga de mi vida cuando le apetezca. No necesito a un chico.

Solo me necesito a mí.

Sequé mis mejillas. Me levanté del suelo y me di una ducha.

El día siguiente estuve leyendo. Todo el rato.

Todo lo que nunca fuimos (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora