En un universo paralelo, la crisis de los Misiles en Cuba de 1962 escaló hasta un punto de no retorno. Estados Unidos había posicionado sus misiles en Turquía apuntando hacia Moscú, mientras que la Unión Soviética había hecho lo propio en Cuba, con misiles dirigidos a Washington D.C. El 29 de octubre de 1962, ambos superpoderes intercambiaron ataques nucleares en lugares estratégicos, desencadenando la Tercera Guerra Mundial. Diez horas después del inicio del conflicto, se estimaba que casi 100 millones de personas habían perdido la vida.
Mientras el mundo estaba distraído por el caos nuclear, un evento aún más catastrófico se gestaba en un laboratorio de Stalingrado. Científicos soviéticos trabajaban en una arma biológica destinada a erradicar el cáncer; sin embargo, un ataque con misiles balísticos estadounidenses liberó el patógeno al exterior. En los siguientes diez días, el virus se propagó rápidamente, afectando solo a hombres y extendiéndose más allá de las fronteras de Stalingrado hacia Europa Oriental, alcanzando China, Corea y la Indochina para enero de 1963.
El bloque Occidental cerró sus fronteras en un intento desesperado por contener la propagación del virus, pero fue inútil. Francia reportó los primeros 200 fallecidos el 19 de enero y para mediados de marzo, el virus había alcanzado al resto del bloque occidental y América Latina. África, Oriente Medio, India y Oceanía fueron los últimos afectados entre febrero y abril.
Estados Unidos y la Unión Soviética, más preocupados por sus intereses geopolíticos que por la población masculina afectada por el virus, transformaron sus bloques militares en zonas de contención. Los países no alineados quedaron abandonados a su suerte.
En medio de esta desolación global surgió una resistencia liderada por mujeres: las "Valquirias de la Unidad". Formadas el 30 de marzo de 1963, estas mujeres comenzaron una campaña para derrocar a las superpotencias y establecer un gobierno mundial. Sus tácticas incluyeron sabotajes estratégicos y la divulgación de propaganda que revelaba las verdades ocultas detrás del conflicto Este-Oeste. Las protestas se intensificaron alrededor del mundo, incluso dentro de los bloques militares.
A pesar de los esfuerzos por silenciarlas, las Valquirias ganaron apoyo y fuerza. El 14 de enero de 1963 iniciaron movilizaciones en cada país afectado, liberándolos del control de los bloques militares. El 8 de septiembre planificaron una invasión final contra Estados Unidos y la Unión Soviética.
El día llegó y las fuerzas americanas y soviéticas lucharon ferozmente para defender no solo a sus ciudadanos sino también sus intereses. Sin embargo, las Valquirias lograron penetrar las defensas y avanzar hacia las ciudades clave. El 3 de enero de 1964, Washington D.C. y Moscú estaban cercadas. Los líderes tuvieron que elegir entre rendirse o ser derrocados por la fuerza; optaron por lo primero.
Con la rendición firmada, las Valquirias proclamaron su victoria. El 10 de enero establecieron la Mancomunidad de los Pueblos con sede en Ginebra. La vacunación masiva comenzó para proteger a los hombres restantes del virus que había diezmado al 97% de ellos. Como medida urgente para preservar la especie humana, legalizaron la poliginia.
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