Final: La Luz de un Nuevo Amanecer

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Pasaron varios meses desde la feroz batalla contra Asael. Durante ese tiempo, Alistar utilizó su vasto poder celestial para reparar el Hotel Hazbin, que había sufrido graves daños durante el conflicto. Bajo su magia, las paredes agrietadas se cerraron, los escombros se disolvieron en polvo dorado y desaparecieron, y la estructura misma del edificio fue reforzada y embellecida, brillando con una luz renovada y majestuosa.

Charlie y Vaggie decidieron que era el momento perfecto para consolidar su amor con una boda. La noticia de su compromiso fue recibida con entusiasmo y alegría por todos los residentes del hotel, quienes se unieron para ayudar en los preparativos de la celebración.

Charly, con su incansable energía y amor por los detalles, se encargó de las decoraciones. El salón principal del Hotel Hazbin fue adornado con flores etéreas que brillaban con una luz suave y colores vibrantes. La atmósfera era mágica, con guirnaldas de luces que parecían estrellas, iluminando el espacio con un resplandor cálido y acogedor.

Vaggie, por su parte, se ocupó de la música y la comida. Reunió a los mejores músicos del infierno, quienes ensayaron día y noche para crear una sinfonía celestial que acompañara cada momento de la ceremonia. La comida sería una mezcla de delicias infernales y manjares celestiales, simbolizando la unión de ambos mundos.

El Gran Día

El día de la boda llegó finalmente, y el Hotel Hazbin estaba lleno de vida y emoción. Los invitados comenzaron a llegar temprano, vestidos con sus mejores galas, mientras una brisa fresca y perfumada recorría los pasillos. Entre los presentes se encontraban ángeles, demonios y otras criaturas, todos reunidos para celebrar el amor y la unión de dos almas.

Alistar, quien había aceptado con gusto oficiar la ceremonia, se encontraba en el altar, irradiando una calma y serenidad que tranquilizaba a todos los presentes. A su lado, Asael, ahora reducido a una sombra sin poder, observaba en silencio, recordando las palabras intercambiadas durante su último enfrentamiento.

El Diálogo del Bien y el Mal

Antes de que la ceremonia comenzara, Alistar y Asael (ahora como una forma física) compartieron un momento reflexivo, recitando un poema que encapsulaba la esencia de su existencia y el eterno balance entre el bien y el mal.

Alistar:

Para entender la felicidad, tristeza necesitas,

como la luz precisa de sombras,

así, la alegría en penas se bautiza.

El caos se convierte en paz

y en el tumulto, la calma hallamos.

Asael:

Ah, la ausencia, cómo enriquece la presencia,

sin lo malo, lo bueno no se aprecia,

en el dolor, la fortaleza se forja,

en la ausencia, la verdadera esencia surge.

Ambos:

Esta es la belleza de la vida,

un tapiz de contrastes entrelazado,

El primer angel (Alistar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora