Capitulo 4

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“El Altar Inexistente”

—¿Cómo te ves por debajo del casco? —La fémina se inclino con cierto atrevimiento en sus palabras, acercándose en lo que podía al rostro del Demonio Rojo.
—Diferente. —La rusa achico su mirada azulada mientras fruncía los labios.
—¡Diferente no explica nada!

El hombre dentro de la armadura carmesí suspiro, riéndose levemente.

Hace años que alguien no le sacaba una risa.

—¿Por qué quieres saber cómo soy debajo del casco?
—Es importante, ¿No?, Un líder siempre da la cara a sus aliados para elevar su honor.

Tom apretó su propia ropa con la garra metálica derecha.

El hecho de que Annya sonriera suavemente con cierta burla lo hizo peor.

Es difícil no poder ver en la rusa a cierto noruego de cuernos.

Tenían casi el mismo error al hablar con sus acentos, el mismo color de pelo, esas puntas salidas por su pelo corto parecían simular el pelo semilargo que Tord llevaba a veces en una pequeña coleta.

Esos ojos azules, si tenías un poco más de imaginación, podrías ver los de Tord, los cuales eran plateados, si lo mirabas superficialmente, ya que sus ojos en realidad eran de un azul bastante opaco casi grisáceo.

Y el solo hecho de como hablaba de la guerra, honor, valor y liderazgo.

Lo dejaba aún más seco en vida.

Por qué cada día más veía a esa chica como si fuese una reencarnación de Tord.

Una bastante similar.

No quería perderla.

Si se parece a Tord, el realmente no quisiera dejarla ir.

Día a día, poco a poco, lo que el veía el mundo como una forma asquerosa, lo transformó en algo mejor, en algo como lo que veía antes cuando tenía veinticinco años y tenía aventuras con sus amigos.

Esa chica se encargó de darle esa vista nueva, luego de años estando solo y deprimido, con la mente llena del fallecimiento de Tord Larksson.

Pero.

Ella era Tord Larksson.

Era como el.

Definitivamente era como el.

Incluso llegó a volver a sentir la molestia que creía olvidada cuando Tord lo molestaba.

Gracias a esta chica.

¿Cuál era su nombre...? Oh, cierto.

No está tan concentrado, todo lo que logra ver en la fémina castaña clara es el rostro de cierto noruego.

Quiere que Tord está vez se quede para siempre con el, para siempre, haría lo que fuera por mantener eso, por qué las cosas se quedarán así.

Lo deseaba con todo su corazón.

Así que de alguna forma se encontró acariciando la mejilla derecha de la mujer con el nudillo metálico de una de sus garras mientras la contraria sonreía burlonamente y le mencionaba algo.

Algo de lo cual el no estaba bastante concentrado.

Es como volver a enamorarse.

Lo está haciendo.

Se está enamorando de la versión similar de Tord, por qué es lo más cercano que puede encontrar luego de perder a esa persona que tanto quería.

Realmente le recuerda a Tord.

La Caída del Líder RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora