Andrea no podía apartar la mirada de las piernas y muslos de Miranda Priestly, su jefa, cada vez que se encontraba cerca de ella. Por más que intentaba concentrarse en su trabajo o en alguna conversación, su mirada se desviaba inevitablemente hacia esos lugares tan bien definidos.Un día, Miranda se dio cuenta de la mirada de Andrea y se acercó a ella. -Creo que has estado mirando demasiado... ¿verdad, Andrea?
Andrea sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar la voz de Miranda tan cerca de ella -Eh... yo...- balbuceó, tratando de encontrar una excusa, pero la sonrisa burlona de Miranda le dijo que ella ya lo sabía todo
Miranda se sentó en el borde de su escritorio y cruzó las piernas, mostrando aún más su figura.
-No hay necesidad de mentir, Andrea. Se puede ver incluso a un kilómetro de distancia que no puedes apartar la mirada de mis piernas
Andrea sintió que se sonrojaba y desvió la mirada, pero Miranda no se lo permitia - Mírame cuando te hablo- ordenó, y Andrea obedeció automáticamente, levantando la vista para encontrarse con los penetrantes ojos de Miranda
Miranda sonrió ampliamente, sabiendo muy bien el efecto que causaba en Andrea.
-Eso está mejor- murmuró, acomodándose aún más en su posición, permitiendo que Andrea tuviera un mejor vistazo de sus piernas.
Andrea se sentía cada vez más nerviosa, tratando de resistir el impulso de seguir mirando, pero era como si estuviera hipnotizada por la figura de Miranda. Su mente se estaba llenando de pensamientos impuros y deseos que sabía que no debería estar teniendo hacia su jefa.
Miranda podía ver claramente el efecto que estaba teniendo en Andrea, y se disfrutaba jugando con ella
-Creo que es hora de confrontar esto de frente, ¿no crees,
Andrea? - dijo, sin apartar la mirada de la cara roja de Andrea.Andrea se aclaró la garganta y trató de recomponerse, pero su voz aún salió algo temblorosa - Yo... no sé a qué se refiere- respondió, intentando desesperadamente actuar inocente.
Miranda levantó una ceja y la fulminó con la mirada.
-Vamos, no me tomes por tonta. Sé perfectamente cómo me has estado mirando-dijo, levantándose de su escritorio y caminando hacia Andrea. Cada paso que daba la hacía ver aún más alta y elegante
Andrea se encontró a sí misma presionada contra su silla, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Miranda se detuvo frente a ella, sus piernas a tan solo unos centímetros de su cara. -Admítelo, me miras de manera inapropiada
Andrea se quedó sin palabras, con los pensamientos en conflicto dentro de su mente. Quería negarlo, pero se sentía como si hubiera sido atrapada en el acto y no había manera de escapar. Finalmente, se obligó a sí misma a hablar, aunque su voz sonaba débil. "Lo admito," susurró, prácticamente en un suspiro
Miranda sonrió triunfante ante la confesión de Andrea
-Eso es lo que quería escuchar- dijo, y se sentó en el regazo de Andrea de manera inesperada- Ahora...- Susurró, acariciándole su mejilla con una mano -Vamos a tener una pequeña charla
Andrea se quedó en estado de shock por un momento, con el corazón palpitando a toda velocidad. Su jefa, Miranda Priestly, estaba literalmente sentada en su regazo, acariciando su mejilla y hablando con ella en un tono bajos y seductor
-Creo que debemos aclarar algunas cosas- dijo Miranda, todavía acariciándole la mejilla con suavidad. -Me has estado mirando durante semanas, incluso meses. Y tengo que admitir que ha sido muy egoísta de tu parte no hacer nada al respecto
Andrea estaba a punto de hablar, pero Miranda puso un dedo sobre sus labios, silenciándola -no digas nada, déjame terminar- ordenó, y Andrea se quedó callada, obediente. Miranda notó cómo los ojos de Andrea se desviaban nuevamente hacia sus piernas y sonrió ampliamente.
Vaya, parece que tienes un gusto específico, ¿no?- dijo, separando ligeramente las piernas un poco más.
Andrea se aclaró la garganta y trató de volver a mirar a los ojos de Miranda, pero nuevamente sus ojos fueron atraídos hacia abajo
-Ahí está, no te resistas, sé lo que quieres- dijo Miranda, cruzando las piernas nuevamente y presionando ligeramente los muslos contra la cintura de Andrea.
Andrea se mordió el labio, luchando contra el impulso de tocar las piernas de Miranda. Podía sentir su piel ardiendo donde los muslos de Miranda rozaban su torso, y su mente se llenó de pensamientos obscenos.
-Yo... yo... no debería- murmuró, luchando contra el impulso de ceder a la tentación
Miranda se rió nuevamente, claramente divertida por la lucha de Andrea- Vamos, no te resistas tanto, sólo déjalo salir -Dijo, levantando una pierna y apoyándola en el brazo de la silla, dándole una vista aun mejor a sachs- Admítelo, te mueren las ganas, ¿verdad?- El corazón le latía a Andrea, no sabia que responder
Miranda se levantó y se sentó en el escritorio, con las piernas abiertas de par en par. Su falda se elevó unos centímetros, revelando sus bragas
Andrea no podía apartar la mirada, ella luchó contra el impulso de arrodillarse frente a su jefa.
Miranda notó cómo los ojos de Andrea se enfocaban en sus piernas, y una sonrisa maliciosa se formó en su boca. "Te encanta lo que ves, ¿verdad, cariño?" dijo, con la voz baja y seductora.
Ella apoyó las manos atrás, arqueando la espalda ligeramente, lo que solo acentuó todavía más su figura
Andrea tragó saliva, con la garganta repentinamente seca -Si - murmuró, incapaz de ocultar su deseo.
Miranda se rió nuevamente, disfrutando la mirada desesperada de Andrea.
-Entonces, ¿por qué no haces algo al respecto?
Andrea finalmente cedió ante el creciente deseo, no podía resistirlo más. Se arrodilló frente a Miranda, entre sus piernas y miró hacia arriba, sus ojos llenos de anhelo.
Miranda sonrió triunfante, sabiendo que había ganado -Ahí estás, eso es lo que quería ver- dijo, acariciando suavemente el cabello de Andrea -Chupa, sachs
Andrea aparto las bragas, alcanzó la pequeña abertura de Miranda, y su lengua se deslizó dentro de ella, podía sentir cómo sus músculos se contraían alrededor de su lengua y cómo Miranda se arqueaba ligeramente, con un gemido ahogado.
Miranda apoyó una mano en la cabeza de Andrea, entrelazando sus dedos en su pelo. "Sí, así cariño, sigue así" dijo, con la voz entrecortada por el placer
Andrea siguió lamiendo y chupando el interior de Miranda, con sus manos firmemente apoyadas en los muslos de su jefa. Cada gemido y estremecimiento de Miranda le decía que estaba haciendo un buen trabajo.
Miranda se aferró a la orilla del escritorio con una mano y con la otra aún apoyada en la cabeza de Andrea
-Oh, cariño ah~ así... tan bien~- murmuró, con la voz cada vez más agitada
Andrea podía sentir cómo Miranda se acercaba al borde, sus piernas temblando y sus caderas moviéndose desesperadamente contra su boca. Sabía que estaba a punto de alcanzar el orgasmo, pero aún no quería que terminara
Continuó lamiendo y chupando, acelerando el ritmo hasta que finalmente, Miranda se tensó y dejó escapar un gemido largo y alto, con su cuerpo tensiéndose y contrayéndose alrededor de la boca de Andrea
Miranda se desplomó sobre el escritorio, con la respiración agitada y un pequeño sudor en la frente. "Dios mío, cariño..." murmuró, con los ojos todavía cerrados
Andrea trago sus fluidos y lamió lo que quedó en sus muslos
Miranda se rio nuevamente, aún recuperándose del orgasmo.
-Estuvo increíble- respondió Priestly, todavía con los ojos cerrados -No tenía idea de que fueras tan talentosa con esa lengua
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Cómo se me acaban las ideas, se me ocurrió que ustedes me podrían contar sus fetiches y pues yo podría adaptarlos, ya sea a esta historia o a la de Tsunashizu