Capítulo 12

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                        Té de flores                        

Asia sostiene un viejo manuscrito de páginas rotas y desgastadas, George estaba acostado en su cama, escuchando atentamente a Asia leyendo un escrito, era un fragmento de los escritos de su difunta madre:

En el jardín de flores marchitas, las hojas secas y los tallos descoloridos parecen reflejar el dolor de esta vida efímera que se escapa entre nuestros dedos. La vida es frágil como un suspiro en el tiempo, pero también es hermosa e imperecedera... Un breve momento lleno de colores vivos y fragancias que desaparecen cuando pasa el viento...  Sin embargo, en medio del caos existe una fuerza misteriosa que resiste al paso del tiempo: El amor y la valentía son indestructibles a pesar de todas las dificultades...

—¿Estás seguro de que quieres leer esto?— preguntó Asia a George sosteniendo con una mano el diario de su madre.

—Sí, mamá lo escribió. Hay una parte de ella en esto, no entiendo mucho lo que dice, pero me encanta escucharlo.

Es muy lindo —respondió George.
Asia asintió y continuó leyendo en voz alta, las palabras salían con dificultad pero sabía que era importante para el

—En un jardín —leía Asia— hay flores hermosas, sin embargo también hay espigas espinosas, pero es importante cicatrizar la herida y seguir recogiendo las flores más bonitas si a pesar de todo son importantes para ti.

—A mamá le encantaban las flores y el té

—Si, nos preparaba té de flores

—A mamá la acusaron de bruja —expresó George entristecido, ella sólo hacia medicina, si era una bruja era de las buenas, ayuda a curar los resfriados, seguro ella me curaba y ya no estaría enfermo.
Al escuchar estas palabras Asia no pudo evitar comenzar a llorar:

—Voy a recoger flores para tu té, Georgie —murmuró

—¿Más? —Preguntó el niño tratando de parecer que protestaba pero estaba emocionado de poder ver las flores colgadas tal como lo hacía su madre.

Antes de salir de la habitación y derrumbarse, estaba agachada en el suelo, apoyada en sus brazos, cuando al levantar la vista, vio unos zapatos refinados

—¿Qué te preocupa, hermosa joven? —preguntó el rey, lo que hizo que Asia se levantara rápidamente y le hiciera una reverencia—. Percibo tristeza en tu rostro —con voz temblorosa. Asia le contó sobre la enfermedad de su hermano. El rey había venido a visitar a Hernán, pero al escuchar la angustia de la chica, mostró simpatía y se retiró, deseando la pronta recuperación del niño antes de irse.

Después de un rato intentando tranquilizarse y secarse las lágrimas e ir a buscar flores, un carruaje llegó, del cual descendió un servidor del rey:

—Este es un envío de su majestad el Rey justo —anunció, entregándole una nota a Asia.

Era un carruaje repleto de comida, juguetes tallados en madera, ropa bonita para niños, almohadas de plumas, libros, dulces y algunos ungüentos, junto a una nota que decía:
Espero que este presente para el pequeño lo haga feliz y disfrute de los juguetes y dulces. También he incluido algunas prendas de ropa bonita para que luzca elegante en cualquier ocasión. Las almohadas de plumas le proporcionarán comodidad y los libros le abrirán las puertas a un mundo de conocimiento y fantasía. Además, he incluido algunos ungüentos para ayudar en su recuperación y mejorar su salud. Deseo que se cure pronto y vuelva a estar lleno de energía y sonrisas.
Con cariño y buenos deseos

Francisco II

—Dame eso —insistió Christine arrebatándole la nota con furia— ¿El rey te ha enviado todo esto? —rió de manera déspota, arrugando la nota y arrojándola al suelo antes de entrar apresuradamente a la casa.

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