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Bahng Chan siguió a Hyunjin sin quitarle la vista de encima, en algún punto de la noche el joven había escapado y afortunadamente el rey no lo había notado pues se había ido a acostar con unos cuantos tragos de más encima, si lo hubiese notado hab...

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Bahng Chan siguió a Hyunjin sin quitarle la vista de encima, en algún punto de la noche el joven había escapado y afortunadamente el rey no lo había notado pues se había ido a acostar con unos cuantos tragos de más encima, si lo hubiese notado habría parado la celebración aunque no fuera su palacio solo para buscar a su hijo, era un padre sobreprotector.

-Hyunjin, sé que te aburrias pero debiste avisarme antes, estuve buscándote por horas estaba a nada de salir con una tropa.

-Lo siento, me entretuve mucho con Félix ¿Sabías que estudia lejos de aquí y que su hermano al casarse y abdicar el trono él es el heredero ahora?

-Eres un chismoso que solo quiere cambiar el tema, pero sí lo sabía. MinHo decidió dejarlo todo por un hombre, es hermoso y blablabla ahora ve a dormir que te saldrán arrugas.

El pelinegro abrió los ojos de manera exagerada lo que hizo reír al mayor de la habitación, no podía enojarse con él a pesar de que era su responsabilidad cuidarlo también adoraba al chico pues era alguien inocente y dulce a sus ojos, juró protegerlo una vez más, aunque había perdido la cuenta de cuantas veces había hecho eso.

La mañana siguiente pasó con normalidad pues, aún quedaban dos días más de fiesta en aquel castillo, si es que se consideraba fiesta a ese aburrido desayuno lleno de etiquetas. Hyunjin sonreía en los momentos justos aunque realmente no estaba escuchando palabra alguna de las personas en la mesa aunque para su desgracia la misma anciana con su nieta volvieron a sentarse a la par, sabía que era la Baronesa Kim, mujer viuda que solo le interesaba casar a su nieta con un príncipe por lo que actuó aunque de manera gentil lo más tajante posible.

Una cabeza rubia se asomó de repente entre las mesas del jardín, sonrío de inmediato al reconocer a la persona, sus ojos reflejaron un brillo precioso y perdió el aliento por un segundo cuando los ojos contrarios se posaron sobre los suyos, inmediatamente la sonrisa del rubio se hizo presente, el mundo pareció detenerse nuevamente y Hyunjin se preguntaba qué era ese sentimiento.

Pasaron unas horas más en las que ambos chicos se miraban de reojo y se saludaban a lo lejos, la tarde se hacía presente y fue por fin que Hyunjin pudo escapar de la mirada protectora de su padre poniendo de excusa sentirse cansado, se despidió con una venía educada y antes de marcharse busco con la mirada a cierto rubio aunque no tuvo éxito.

-¿Me llevarás ya? Por favor quiero conocer el lugar y no has querido alejarte de mi...

Le pregunto a Bahng desesperado, quería ir a conocer el pueblo, tener aunque sea una mínima aventura.

-Está bien, solo no corras para alejarte de mi y cubre tu identidad ¿Si?

Cedió el mayor pues Hyunjin llevaba todo el día insistiendo, sabía que si el rey se enteraba que escaparon le regañaría pero no importaba, todo fuera por su pequeño amigo. Ambos salieron a escondidas cubiertos con una capucha negra que les llegaba hasta la pantorrilla, necesitaban ser discretos .

Una vez en el pueblo Hyunjin no pudo ocultar su emoción, iba de un lado a otro observando cada detalle del lugar, el joven era muy curioso como un gato, siempre queriendo tocar todo con sus manos. Bahng chan lo seguía de cerca mientras lo dejaba explorar.

Lo siento! No me fijé por dónde iba.

Habló el pelinegro al sentir como chocaba con alguien.

-¿Todos nuestros encuentros serán así?

Las mejillas del alto pasaron a ser de un color rojo resaltando sobre su blanca piel mientras que el rubio reía por lo bajo, le causaba gracia que sus dos pequeños encuentros fueran así pero no se quejaba, ver al chico de cabellos negros le daba una sensación agradable al estómago.

-De verdad debo fijarme por dónde voy, lo siento. El pueblo es precioso y yo.. no se perdón.

-No te disculpes ¿Qué haces aquí? Perdón si sueno brusco pero no pensé encontrarte aquí.

-Queria conocer tu pueblo, es hermoso.

-Si que lo es... Lo siento si te pregunto de la nada Hyunjin pero ¿Quisieras acompañarme? Me enteré que vendrá un circo.

Invitó de repente el rubio a lo que el alto asintió sin decir nada, Bahng Chan por su lado solo veía la escena un tanto confundido, pero no dijo nada, se limitó a seguir a seguir a los príncipes junto a la escolta de Félix, ambos chicos que caminaban frente a él reían mientras caminaban, parecían estar sumergidos en su propia burbuja.

El circo fue bastante divertido y ambos jóvenes la pasaron muy bien juntos, se sentían cómodos estando cerca, hablando de cualquier cosa y eso lo notaban Bahng Chan y la escolta de Félix quién se enteró de su nombre después el cual era Seungmin. La noche estaba cayendo por lo que debían apresurarse e irse al castillo antes de que alguien se diera cuenta que ambos príncipes estaban desaparecidos, decidieron viajar todos juntos en la misma carreta pues ambos jóvenes parecían no querer sepsrarse.

Al llegar nadie se percató y ambos escoltas parecieron soltar el aire que no sabían que estaban reteniendo, se miraron entre ellos y rieron.

-Nos vemos mañana entonces, Félix.

-Estaré esperando a verte Hyunjin.

Parecía que no querían separarse por lo que Bahng Chan tomó de los hombros a Hyunjin y lo llevó a su habitación, el chico llevaba una sonrisa estúpida en el rostro y empezaba a preocuparse de que estuviera enamorado. Una vez en el dormitorio Hyunjin decidió darse un baño relajante en la bañera, su cuerpo estaba cansado pero extremadamente tenía el sentimiento de estar volando ¿Eso era amor? Recordaba a su padre cuando le hablaba sobre su madre y el como se conocieron, pero Hyunjin nunca había experimentado aquel sentimiento ¿O quizá solo hizo un buen amigo? "Bahng Chan es un gran amigo y no te sientes así cuando estás con él". Pensó para si mismo, sumergió la cabeza en la bañera y dió un pequeño grito bajo el agua al sentirse tan confundido.

Aquella noche Hyunjin y Félix se fueron a la casa con muchas preguntas y pocas respuestas en sus cabezas pero sintiendo su corazón ardiendo de felicidad al recordar aquella tarde, dos días habían bastado para que ambos se sintieran tan relajados y en paz en compañía del otro.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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