GATE: La Última Oportunidad.

Capitulo 8: ¿Una horrible pesadilla o un pasado alternativo?

(Nota del Autor: La capacidad de Itami de tener visiones, mostrado al inicio del Anime, será usada en mi historia por qué me pareció muy desaprovechada. Cómo último, me gusto escribir su crisis existencial)

Ubicación: La Tierra, en el país de Japón, la capital de Tokyo.

Calendario: Año ¿¿¿???, Mes ¿¿¿???, Día ¿¿¿???

El panorama que se extendía ante los ojos de los sobrevivientes era verdaderamente desolador. Donde antes se alzaban los rascacielos que componían el emblemático horizonte de Tokio, ahora sólo quedaban ruinas humeantes y escombros esparcidos.

Algunos edificios habían sido literalmente desgarrados de sus cimientos, arrancados de raiz como si una mano gigantesca los hubiera arrancado del suelo. Otros se mantenían en pie, pero apenas eran sombras de su antigua gloria, con sus estructuras retorcidas y agujereadas, como si algo hubiera atravesado sus entrañas de concreto y acero.

Era como si una fuerza descomunal, una potencia destructiva más allá de la comprensión humana, se hubiera ensañado contra la otrora vibrante capital japonesa. Ni siquiera los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial habían dejado un panorama tan apocalíptico.

El fuego creado en las explosiones de las gasolineras devoraba grandes extensiones de la ciudad, convirtiendo calles y avenidas en verdaderas hogueras infernales. Columnas de humo negro y denso se alzaban hacia el cielo, bloqueando por completo la luz del sol y sumiendo a Tokio en una penumbra perpetua. El aire estaba saturado con un hedor acre a quemado, una mezcla nauseabunda de carne carbonizada, plástico derretido y combustibles ardientes.

Un detalle que le agregaba más horror a la escna eran los cuerpos. Miles... No, decenas de miles de cadáveres yacían esparcidos por todas partes, como grotescas muñecas de trapo abandonadas. Hombres, mujeres, niños... Ninguno se había librado de la masacre.

Algunos estaban intactos, con expresiones de terror congeladas en sus rostros, como si la muerte los hubiera alcanzado en un parpadeo. Otros habían sido mutilados de formas tan atroces que resultaba difícil distinguir sus rasgos humanos bajo la maraña de carne destrozada y huesos rotos.

Y no sólo eran personas. Perros, gatos, pájaros... Incluso las criaturas más inofensivas habían sido víctimas del horror que se había desatado en Tokio. Sus pequeños cuerpos sin vida se mezclaban con los de sus amos, creando un tapiz macabro de muerte y desolación.

Las calles, antaño bulliciosas y vibrantes, ahora estaban cubiertas de escombros y desechos. Automóviles aplastados, restos de mobiliario urbano, trozos de concreto y vidrio... Todo formaba parte de un paisaje post-apocalíptico que parecía sacado de las peores pesadillas.

Aquí y allá, solamente se encontraban signos de una violencia inimaginable. Cráteres humeantes en el suelo, como si enormes proyectiles hubieran impactado contra la tierra. Surcos profundos en el pavimento, como si algo increíblemente pesado hubiera sido arrastrado a través de las calles. Manchas oscuras y coaguladas que sólo podían ser sangre, extendidas en charcos grotescos.

Y en medio de todo ese caos y destrucción, los pocos sobrevivientes deambulaban como almas en pena, aturdidos y traumatizados. Algunos lloraban desconsoladamente, otros simplemente permanecían sentados en silencio, con miradas vacías y ojos vidriosos que parecían haber contemplado los mismos horrores del infierno.

Tokio, la ciudad que alguna vez fue el corazón palpitante de Japón, ahora no era más que un cementerio al aire libre...

La devastación que se extendía ante los ojos de Itami era sencillamente inimaginable. Donde alguna vez se alzaron los majestuosos rascacielos y bulliciosas calles de Tokio, ahora sólo quedaban ruinas humeantes y escombros retorcidos.