Suerte

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No sé en qué momento llegamos a la casa, no reaccione al que Félix me jalaba del brazo, el cuerpo me arde cómo si tuviera fiebre, siento impotencia y se que si no me voy a mi cuarto las cosas pueden empeorar ahora

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No sé en qué momento llegamos a la casa, no reaccione al que Félix me jalaba del brazo, el cuerpo me arde cómo si tuviera fiebre, siento impotencia y se que si no me voy a mi cuarto las cosas pueden empeorar ahora.

—Tú preocupada por tu princesa y ella besuqueándose con un tipo.

—Qué —mi madre me miró horrorizada—. Elena por dios! Siempre te estoy advirtiendo de los tipos cómo él, habiendo tantos hombres en el pueblo eliges a alguien de fuera?

—No tiene caso que te explique así que me voy.

—Usted no se va hasta que le explique a su mamá.

De nuevo Félix me tomó del brazo, su contacto era lo que provocaba que mi cuero se sintiera cómo si estuviera ardiendo en fiebre, tantas cosas pasaban por mi cabeza pero como siempre no podía hacer nada.

En el fondo me dolía ver cómo me convertía en el reflejo de mí madre, estaba tan acostumbrada a las peleas que por más que quisiera hacer algo, no podía.

—Dile —me empujó hasta caer de rodillas enfrente de mí madre.

—El solo me trajo del trabajo, sólo quería ayudarme y se que jamás en mi vida podía fijarme en alguien como él, además tengo en claro que todo lo que viene de la ciudad tiene doble filo.

Me levanté con lágrimas en los ojos, me di la vuelta y subí las escaleras hasta mi cuarto.
Me di un baño, dejando que el agua fría me calmara, necesitaba no pensar más, solo tenía que guardar todo lo que sentía.

Estando acostada en mi cama podía escuchar la discusión que tenían abajo, saque mis audífonos y a todo volumen me los coloqué. Me sentía mal conmigo misma, odiaba que por dentro supiera todo lo que debía de decir al defenderme, pero por fuera solo me queda callada mientras las lágrimas de impotencia recorrían mi rostro. Odiaba que mi madre me hubiera enseñado eso, cuantas veces no espere que dijera, “voy a sacar a Félix de esta casa”, pero siempre era lo mismo con ella, creyendo que ese estúpido podía cambiar. 

Me di la vuelta mirando a la ventana, podía ver como la cortina se movía por el viento, intenté dormir pero al escuchar, “The Feels” solo se me venía a la mente el cómo sería la vida con mi padre. Talvez la vida fuera más fácil, seguro que el me hubiera defendido de todos los peligros, al igual que cuidaría de mi madre, llegaría todas las noches con un ramo de flores hermosas, se lo daría a mi madre mientras la llenaba de besos. Abracé la almohada y me quedé en mi mundo.

Desperté una hora antes de que sonará mi alarma, toda la noche había tenido problemas para conciliar el sueño, no quería regresar a tomar pastillas para dormir, pero creo que talvez seria lo mejor. Entre al baño y vi mi reflejo, tenía los ojos demasiado hinchados acompañados de grandes ojeras, mis labios estaban resecos, la punta de mi nariz tenía un color rojizo y mi cabello parecía el nido de un pájaro. Me arregle y salí del baño, tendría que salir de casa desde ahorita si quería evitar hablar con alguien de aquí, además mi bicicleta había quedado en el trabajo y eso significaba que tendría que ir caminando.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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