Último pedido

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Apenas escuché su voz, sentí como mi cuerpo dejaba de responder a mis movimientos, como si estuviera en un estado de hipnosis, ni siquiera lo estaba mirando de frente, pero podía sentir cómo su mirada estaban en mí

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Apenas escuché su voz, sentí como mi cuerpo dejaba de responder a mis movimientos, como si estuviera en un estado de hipnosis, ni siquiera lo estaba mirando de frente, pero podía sentir cómo su mirada estaban en mí.

Para empeorar más la situación, me tomó ligeramente de los hombros y me movió hasta quedar enfrente de él, me negué a mirarlo directamente y baje la cabeza.

—Qué pasó? El hombre le comió la lengua.

—Yo.

La alarma de mi celular me despertó de un salto, pase por su lado, logrando llevarme el agradable y exquisito aroma de su colonia.

Al entrar logré recobrar mis sentidos, ahora lo único que sentía era pena, estaba casi rogando de rodillas porque ellos no entraran aquí. Al menos no por hoy, talvez mañana se le olvidaría.

—Buenas tardes Elena!

—Aarón! Hola.

—Qué te pasa?

—Nada.

—Segura? Por qué estas muy roja.

—Oh! No es nada.

—Bueno en ese casó a trabajar, hoy también tendrás que hacer las cosas tu sola.

Apenas escuche eso y todo desapareció; al menos ya no pensaría en esa situación,  en un buen rato.

Me cure la rodilla con el bendito curita de Batman y salí del baño para empezar mi turno.

Que mis compañeros no hubieran llegado dos días seguidos ya era un despido seguro, aunque Aarón era consciente de que conseguir personal era algo complicado, así posiblemente solo les descontara algo de dinero. Al menos con estos dos días de trabajo extra, estaba segura de que el préstamo que le habíamos solicitado al padre de Aarón había terminado, lo que me permitiría ahorrar suficiente dinero para sacar a mi madre de aquí.

Entre a la cocina y empecé a preparar todo; pronto este lugar estaría lleno de gente.

Cada que la campana sonaba sentía que el entraría por esa puerta, ya tenía suficiente con volver a encargarme de todo cómo para lidiar con la vergüenza de verlo. Con cada hora que pasaba me sentía más aliviada, poco a poco el lugar se fue vaciando y la hora de salir de aquí estaba a la vuelta de la esquina.

Al salir la última persona comencé a limpiar el lugar, aún me faltaba una hora pero por el clima dudaba mucho que entrará alguien más.

Para no pensar cosas negativas puse algo de música, el volumen era alto pero sabía que Aarón no diría nada, seguramente el estaba tan sumido en sus cosas que no lo notaría. Jamás entenderé su forma de tratar a los demás, hasta donde yo sabía su padre Henry no era así, él solía ayudar a personas necesitadas, lo cual su hijo jamás haría. Karina siempre estaba diciendo que Aarón era demasiado hermoso, creo que yo no lo veía con los mismos ojos porqué me parecía un chico común. Era cierto que tenía bonitos rasgos pero no los suficientes cómo para que llamara mi atención, además con esa actitud que tenía siento que su belleza no termina de reponer esos puntos perdidos, en la vida y en el amor; el respeto es lo más valioso

Estaba por quitarme el uniforme cuando capté el sonido de la campana, maldije por la persona que había arruinado mi salida, tomé mi libreta y salí para tomar la orden.
Al llegar a la barra me sorprendió no ver a nadie, incluso asomé un poco la cabeza pero no vi nada, talvez alguien estaba en una mesa retirada, abrí la pequeña puerta para revisar pero el sonido de mi celular comenzó a sonar. Pensando que se trataba de mi madre me giré para regresar, para mi mala suerte choque con algo que me hizo perder el equilibrio. Iba a terminar cayendo de trasero si no sea porque la persona me tomó del brazo para evitar que terminará en el piso.

—Perdón! No vi que estaba detrás de mí.

Al momento de verlo al rostro estaba a nada de ponerme roja de vergüenza, mi noche acaba de empeorar en todos los sentidos.

—Desea algo?

—Es obvio que sí, Señorita.

—Tomó la orden aquí o en su mesa?

Ni siquiera respondió simplemente dio una vuelta, por instinto sabía que quería que tomara la orden en la mesa, al llegar me encontré a los cuatro hombres faltantes, el señor de ayer estaba aquí, se veía de más de unos cincuenta años, mientras que los demás no pasaban de treinta años.

—Buenas noches, que desean ordenar en esta noche!

Con una sonrisa y más nerviosa que de costumbre, me puse delante de todos.

—Muy buenas noches señorita —el hombre mayor respondió por todos—. Podría traer lo mismo que la vez pasada?

—Claro que sí, sería para todos o alguien desea ordenar algo más?

—Creo que sería lo mismo para los cinco.

—Muy bien en un minuto traigo su pedido.

Me giré confiada en que todos estaban centrados en sus asuntos, pero algo en el ambiente parecía diferente y por instinto miré hacia atrás. Creí que ese hombre tendrá su mirada en mi pero para mi suerte ahora parecía estar en una llamada.

Al estar preparando el último pedido de mi noche mi cabeza comenzó a tener preguntas, era obvio que era gente importante pero porqué venir a cenar aquí? Digo, el restaurante era popular tanto por los habitantes de la ciudad como los del pueblo ya que estaba justo en medio de ambos lugares, pero porque venir hasta aquí? Talvez estaban cerrando algún trató ilegal, mi madre decía que  en la ciudad había mucha gente que estaba relacionada con la mafia, en el pueblo se contaban tantas cosas que intenta ignorar para no sentirme atraída.

Una vez que entregue los pedidos me di la vuelta para continuar y como si no fuera suficiente mi desgracia de la mañana, resbale estúpidamente cayendo de rodillas al suelo,《 al menos no fue mi cara la que terminó en el suelo》.

Al levantarme sentí que daría mi alma por ser ese animal que escondía la cabeza en la tierra.

—Está bien?

Me quedé callada de los nervios, no quería girarme porqué estaba segura qué estaba como un tomate de roja.

Señorita esta bien?

—Sí.

Avance ignorando el dolor que sentía en la rodilla que me había lastimando por la mañana, la cara me ardía de pura pena, quería quedarme encerrada en la cocina y no salir jamás. Pero al pasar media hora la campana sonó, tomé aire y salí, al final de cuentas solo tenía que cobrarles para que se marcharán, solo podía rezar para que jamás volvieran a regresar estos hombres.

—Señorita se encuentra bien?

Esta vez me impresionó que hablara alguien diferente, normalmente era el hombre mayor el que me dirigía la palabra. Este se veía que tenia mi edad y parecía ser un poco más amable.

—Sí! Solo fue un resbalón —me agaché y le entregué su cuenta.

No me quedé a mirar como salían, solo me di la vuelta para tomar mis cosas, me puse mis audífonos para salir de aquí. Le avise a Aarón desde fuera de su puerta que ya me iría pero no obtuve respuesta, apague todas las luces y caminé a la salida.

Sentí que alguien me estaba mirando, pero sabia que solo era mi paranoia. Tomé las bolsas de basura, intenté abrir la puerta pero parecía cerrada,《 maldito Aarón, se fue y me dejó encerrada》, busque en mi bolsa las llaves pero al estar todo oscuro me era imposible ver, por suerte las encontré pero tontamente las dejé caer.

—Ay Elena! Te estas muriendo de miedo aquí adentro y aun dejas caer las llaves.

—Puedes ayudarme.

Las llaves se me cayeron, las bolsas de basura las solté igual, si Aarón no estaba eso significaba que alguien se había metido a robar. Sea quien fuera estaba detrás de mí, comencé a buscar algo para defenderme pero no encontraba nada a mi vista hasta que.

Lujuria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora