Un día más

25 2 0
                                    

UN DÍA MÁS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


UN DÍA MÁS

En el mundo de los sueños cualquiera es feliz, en esos sueños uno podía hacer lo que quisiera, fuera bueno o malo no habría consecuencias, al despertar recordaremos muy poco pero al final del día podremos volver a ese lugar tan.

La campana de la escuela me hizo despertar de mi momento, odiaba con todo mi ser ese maldito sonido, pero creo que por hoy me había salvado de que el maestro no notará que estaba en otros asuntos.


Al salir de la universidad sentí que la brisa helada congelaba todo mi cuerpo. Sabía por las noticias del clima que el día estaría así, con ese hermoso cielo de color grisáceo. Por alguna extraña razón amaba el frío intenso, al igual que las fuertes tormentas, a pesar de que siempre dejará catástrofes por todos lados eran mis temporadas preferidas.


Subí a mi bicicleta y comencé a pedalear para regresar a casa, aún tenía unas horas antes de entrar al trabajo. Si bien mi ciudad era enorme, yo vivía en un pueblo alejada de lo que tanto temía mi madre, "La ciudad cambia a las personas", era lo que todo el tiempo me repetía, por eso había comprado una casa que estaba apartada de todo lo que la inmensa ciudad podía ofrecer. Pero al menos este lugar tenía una de las mejores universidades, estar en esta escuela te podía abrir mil puertas para un mejor desempeño en el futuro, era lo único que me retenía de seguir aquí.

El fuerte frío golpeaba suavemente mi rostro, mientras yo iba en mi bicicleta algunos de mis compañeros utilizaba un auto, cosa que para mí aún no era posible pero sabía que con esfuerzo todo se podía. Mi madre siempre decía que sí uno luchaba y se esforzaba, se podía lograr cumplir cualquier meta, pero que siempre dependía de uno mismo.

Después de una hora de camino, logré llegar a mi hogar. Baje de la bicicleta y la deja en la entrada bien sujetada, la hora de entrar a mi lugar de trabajo se ajustaba con las cosas que tenia por hacer. Apenas abrir la puerta se podía sentir un ambiente totalmente diferente, subí en silencio por las escaleras de madera, entre a mi habitación para poder cambiarme de ropa, la única que cosa que podía amar de mi trabajo era el uniforme que teníamos, aun recuerdo la primera vez que me vi en el espejo con el puesto, tenía un look parecido a los años 80.

No quería quedarme mucho tiempo aquí por que eso haría que lo viera a él y eso solo terminaría por arruinar mí día, así que tomé lo que necesitaba y volví a subir a la bicicleta.


El trabajo que tenía no era lo mejor del mundo, pero al menos podía hacer algo de provecho por las tardes, ya que en cualquier otro trabajo te exigían tener disponibilidad de horario y no dejaría la universidad por un trabajo mal pagado.

Mi turno comenzó, así que tomé mis utensilios de limpieza y comencé a limpiar las mesas. Si bien mi trabajo era de mesera, siempre terminaba haciendo más tareas de lo que indica el trabajo, pero no podía quejarme ya que no era algo que yo hiciera.

Lujuria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora