3. Decepciones.

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Como hijo del dueño de una casa de lenocinio tiene ciertos privilegios, su padre les ha inculcado tanto a Andres como a Alejandro ser respetuosos con las señoritas, con lo cuál Alejandro decide usar su posición para ver de cerca a las señoritas y pensar en lo que solía tener con Carolina.

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Pilar en su casa espera a su marido hasta altas horas de la noche y este aparece algo cansado. Ella se limita a abrazarlo, no quiere saber qué le está sucediendo pues es muy probable que la respuesta no sea de su agrado.

—Gracias Pilar —Andres la abraza.

—¿Por qué?.

—Por no hacer preguntas, por estar ahí sin esperar respuestas a lo que piensa que hago en mi…. Trabajo.

—Simplemente tengo claro lo que somos como pareja, aunque tengo mil preguntas prefiero no pensar en lo que hace en su trabajo. No quiero que eso borre la imagen que tengo de usted, de lo que solía ser cuando nos conocimos y lo que hizo que nos casaramos.

—Ahí está la clave. Mire Pilar, hay cosas que yo simplemente no hago porque soy ese hombre que usted conoció. No soy un matón o un mal cobrador a sueldo…

—En otras palabras, no es como su hermano —entrelazan sus manos. —Y eso me alegra, no podría vivir pensando que es como Alejandro, no podría estar tranquila pensando en posibles métodos nada agradables para cobrar…

—No, yo no hago lo que hace Alejandro. Yo prefiero conciliar antes que pelear así Alejandro y papá crean que soy un blandengue…

—Y eso es lo que más me gusta de usted… No eres un blandengue, y lo tengo claro. Yo sé que jamás harías nada para dañar el amor que te tengo… que nos tenemos.

—Mmmm… —traga saliva con dureza al pensar en lo que hace con Carolina desde hace años.

—Mmmm ¿qué?

—Estoy cansado, fue un día realmente agotador…

—Pero… —frunce el ceño —; llevamos semanas sin hacerlo y yo pensé que hoy… que está noche…

—De verdad estoy agotado. No creo poder aunque quiera, ¿me entiendes, verdad? —la toma por la barbilla.

—Supongo que si, no ha de ser fácil hacer las cosas solo y más si Alejandro se quedó con los niños desde temprano.

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Días después….

Alejandro se muestra de mal humor mientras observa la ilusión de sus hijos al esperar a Carolina, se supone que los dos les van a decir de su separación.

—Mi mamá no va a venir —afirma con desgana Matias.

—Que tonto, mamá va a venir, ella nos los prometió cuando llamó ayer —responde Daniel.

—No tolero que Carolina haga esto con los niños, ellos no tienen nada que ver en nuestros problemas de pareja —le dice Alejandro a Marlene.

—Yo sé, siempre pensé que… —escuchan el timbre sonar.

—Menos mal —suspira de alivio. —Voy a abrir la puerta.

—No, yo voy —dicen al unísono los niños.

—Está bien, solo… —queda con la palabra en la boca mientras los niños abren la puerta.

—¡Ay! —murmuran con decepción.

—¿Quién es?

—Mmmm lo siento, creo que no soy a quien esperaban, —sonríe con simpatía —yo venía a traerles la invitación para el cumpleaños de Tommy..

Traiciones, el amor duele Donde viven las historias. Descúbrelo ahora