Aún sintiendo este mareo alucinante, Ciel silenciosamente llegó al pasillo del primer piso. Para escapar de la mansión, habrían bastado unos pocos pasos; la puerta de entrada estaba a sólo un par de metros. Pero Ciel no tenía prisa por hacer esto, porque irse significa perder.
Ciel se apoyó contra la pared detrás de él y, inclinándose, puso sus manos sobre sus rodillas, inclinándose un poco hacia adelante. Mi respiración era convulsiva, mi corazón latía mucho más rápido de lo habitual. Tragó nerviosamente, repasando los acontecimientos recientes en su cabeza. Movimientos impetuosos, toques alucinantes.
Ciel ya tenía dieciocho años. Aunque en su mente se definía como un hombre joven, en su cuerpo seguía siendo un niño. Y esta disonancia le jugó una broma cruel.
Maldita sea, ¿por qué Sebastian tenía un efecto tan extraño en él? Su imagen no salió ni un segundo de mi cabeza, aunque en realidad parecía estar en todas partes. Justo como ahora.
-¿Has cambiado de opinión acerca de escuchar la respuesta a tu pregunta?
Ciel sintió una figura oscura cerniéndose sobre él. No había duda de quién había venido. Levantando la cabeza, Ciel estaba convencido de que era Sebastian, quien lo miraba con un brillo tan apasionado en sus ojos que Ciel se sintió un poco incómodo. Pero no pudo mostrar debilidad.
"Por supuesto que no, señor", Ciel tenía miedo de mirarlo a los ojos, Sebastian parecía ver a través de él. - Pido disculpas por mi falta de tacto.
"Créeme, tus impulsos no me molestan en absoluto". Si no quisiera seguir endeudado, habrías completado la siguiente tarea por nada", Sebastian se encogió de hombros y Ciel frunció los labios.
"Le estoy escuchando, mi señor", suspiró, reprochándose internamente su propia confusión.
"Conocí a tu padre por pura casualidad. Si no me equivoco, él, por orden de Victoria, estaba investigando el caso de la sospechosa desaparición de dos jóvenes herederos de la familia Trancy, pero yo tenía verdaderos sospechosos en mente.
Transportándose mentalmente a los acontecimientos de hace tres años, Sebastián recordó involuntariamente que el iniciador del acuerdo para ayudar a Vincent fue el mismo Mefistófeles. A Sebastián le disgustaba ayudar a la gente, pero Mefistófeles insistió, explicando esto por su conexión con su próximo contratista. A costa del hecho de que la atención de Mefistófeles a su persona sería significativamente menor, Sebastián estuvo de acuerdo.
- ¿Y eso es todo? "Ciel no pudo ocultar su decepción y Sebastian entrecerró los ojos con enojo.
"Oh..." estiró sus labios en una sonrisa irónica, lo que confundió mucho a Ciel. - ¿Está el cordero ávido de información? Bien. ¿Recuerdas, Ciel, cómo conseguiste este anillo? - Apuntando con sus ojos al anillo con un diamante azul, Sebastian obligó a Ciel a apartar la mirada.
Ciel acababa de cumplir quince años en ese momento. Y, si no mentimos, en aquella época tenía un carácter muy rebelde y díscolo. No era alguien que no pudiera ver más allá de sus propias narices, sino que era uno de los que sobreestimaba su persona y era propenso a la astucia. Su último delito fue realmente vergonzoso.
Aunque es precisamente por esto que el anillo familiar ahora no descansa en el olvido, sino en el dedo del verdadero heredero. Y aún así, Ciel no podía olvidar cómo tomó el anillo sin el permiso de su padre. Sin embargo, en ese momento era tarde en la noche, nadie lo vio y Vincent no era el tipo de persona que le contaría los problemas familiares a otra persona.
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Al Servicio Del Demonio I
FanfictionCiel Phantomhive, después de perder a su familia, se quedó sin fondos y se vio obligado a buscar trabajo. Su vida está en peligro, por lo que el papel de mayordomo de un misterioso noble parece una perspectiva ideal para él. Resulta ser un tal Sebas...