I wait for you awake

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-Narra Chiara-
Hemos pasado la tarde con unos amigos de Violeta, en el Retiro. Estos últimos días hemos estado haciendo muchos planes solas y con los amigos de la otra, y también hemos trabajado. Ellos se iban ahora de cervezas, pero nosotras nos hemos venido a mi casa, porque estaba un poco cansada de estar todo el día de un lado a otro.
Violeta me ha comentado que estuvo hablando con su abuela, ayer por la noche, sobre la canción ya terminada. Así que, vamos a hacerle una videollamada ahora y así la conozco, le contamos cositas del videoclip y la entretenemos un ratito.

Con respecto a mi embarazo, lo llevo muy bien, dentro de lo que cabe. Ayer, al terminar de ducharme, me miré al espejo y, por primera vez, desde que sé que voy a ser madre, sonreí y me encontré muy bien con la situación. By the way, lo tengo asimilado y puedo hablarlo tranquilamente con la gente que lo sabe.

-¡Vio! ¡¿La llamamos ya?! (Le grito desde el salón).
-Sí, sí. Ya estoy. (Aparece con un pijama mío y se sienta conmigo).
-¡Abuela! (Sonríe al ver que su abuela había descolgado).
-¡Violetita! No me esperaba tu llamada. Gracias, la verdad que estoy un poco aburrida aquí.
-Pero si te dije ayer que te iba a llamar. Además, mira con quién estoy. (Coloca su móvil enfocándonos a las dos).
-¡Hola, Esmeralda! Soy Chiara. Encantada de conocerla, aunque sea por videollamada).
-Ay, cariño. Tú eres la de la canción, ¿verdad?
-¡Sí! Soy yo. Me dijo Violeta que has escuchado la canción y que te había gustado mucho.
-Por supuesto que sí. Es muy bonita, pero tengo más ganas de ver el vídeo ese que la acompaña.
-Lo vamos a grabar la semana que viene.
-Me lo dijo Violeta, en A Coruña. ¡Qué tierra más bonita! Yo de joven iba mucho por allí, tengo un grupo de amigas gallegas de La Coruña. Ya se lo dije a Violeta, pero para que tu también lo tengas en cuenta: ¡Quiero ser la primera en verlo!
-Ya, ya. Me lo contó y, no te preocupes, que así será.
-Abuela. ¿Cómo te encuentras hoy? (le pregunta Violeta).
-Pues bueno hija, como siempre. Aquí todos los días son iguales, los médicos me tienen cansada ya, pero me encuentro mejor.
-No sabes cuánto me alegro de que te encuentres bien. Ojalá pudiera estar contigo, allí haciéndote compañía estos días.
-Anda anda, con todo el lío que tienes ahora con el viaje del videoclip... como para estar preocupándote por mí.
-No digas eso abuela, porfa. (Dice Violeta).
-Bueno... Cariños, os tengo que colgar, porque ya me están llamando la atención los médicos.
-Pues ale, abuela. Hazles caso.
-Vale... os llamo otro día.
¡Encantada de conocerte, Chiara! Cuídamela.
-Claro que sí, Esmeralda. Nos cuidamos mucho las dos (le acaricio la mano).
-¡Pasa buena noche! (Le dice Vio).
-¡Bye!
-Igualmente, queridas. (Esmeralda sonríe y cuelga).

Después de cenar, nos vamos a mi habitación y nos tumbamos en la cama. Me acerco a Violeta y me acurruco en su pecho, mientras ella me da caricias en la nuca y la espalda, tranquilamente. Está muy implicada en mi embarazo, sé que le gusta saber todo, enterarse de todo; de hecho, el otro día, me comentó algunos de los mejores consejos a seguir para tener un embarazo sin complicaciones, porque lo había estado leyendo en una web de una ginecóloga muy famosa, estadounidense. Hasta ella está leyendo más cosas sobre madres primerizas, que yo.
Siento muchas cosas cuando estoy con ella, pero no creo que sea lo mejor en mi situación, creo que sería una complicación más y no quiero que la relación que tenemos se complique en ningún sentido. Sé que ella siente cosas por mí, ya que me lo demuestra todos los días, aunque no me lo haya dicho nunca como tal. Y esto me lo demuestra en momentos como este; ahora mismo, estamos acurrucadas y me dice:

-Kiki.
-¿Humm? (Digo con los ojos cerrados).
-¿Me dejas acariciarte la tripa? Por favor. (Besa mi mejilla).
-Yo todavía no lo he hecho, pero si tú quieres hacerlo... por mi bien, no hay ningún problema. (Me destapo hasta la cintura y levanto mi camiseta).
-Me hace mucha ilusión. (Me susurra).
-I know.

Empieza a acariciarme la tripa con tanta delicadeza, que hace que me muera de amor y ternura. Mientras, me comenta lo que ha estado leyendo sobre los movimientos y patadas del bebé y me vuelve a repetir, por decimocuarta vez, que espera que no me importe que haya buscado información. Me habla de que, lo más normal es que no empiece a sentir movimiento hasta la semana 16, o sea el cuarto mes de embarazo; que primero lo sentiré yo, y luego la persona que ponga su mano en mi vientre; que tiene mucha curiosidad por saber cómo es esa sensación...

De tal manera, que me acabo durmiendo con sus caricias y su charla. No me puedo dormir de otra forma mejor, eso lo tengo claro. Al poco, siento que me baja la camiseta y me arropa de nuevo, me abraza y se acomoda para conciliar el sueño.

-3:55 de la madrugada-

-Narra Violeta-
Me despierto, al sentir a alguien moviéndome el brazo. Abro los ojos rápido por si a Kiki le ocurre algo grave o por si ha tenido una pesadilla... lo que sea, vaya.

-Vio.
-Dime, Kiki. ¿Estás bien? ¿Te pasa algo o necesitas algo? (Le pregunto alarmada).
-Quiero algo.
-Claro, dime qué es lo que quieres.
-Quiero una limonada y pepinillos, pero no tengo en casa.
-Claro que no tienes en casa, Kiki. No te gustan los pepinillos.
-Pero los quiero ahora, Violeta. ¿Puedes ir a comprarlos? (Me pide). Please.
-Of course, love. Si yo voy, pero se me hace raro, porque sé que no te gustan. ¿Limones tienes? Antes no los he visto.
-No, no hay. Se terminaron la semana pasada y no he comprado más, todavía.
-Vale. Los compro también, entonces. (Me levanto y me pongo una sudadera encima del pijama).
-Honey.
-¿Qué? ¿Quieres algo más? (Me doy la vuelta, mirándola).
-Gracias. I wait for you awake.
-Vale. (Me acerco, beso su frente y me voy).

Llegando al súper 24h más cercano, que de cercano no tiene nada, porque está a media hora en coche. Soy consciente de lo que estoy haciendo: Ir a un supermercado que abra las 24 horas casi a las 4 de la madrugada, para comprar limones y pepinillos, porque a Kiki se le ha antojado debido a su embarazo; también, resalto que no soy su pareja y aquí estoy.
Entro al súper, no me quiero ni imaginar mi cara, no me he cogido ni gafas de sol ni gorra por las prisas de Kiki, pero a esta hora no hay nadie en el súper... sólo yo. Al coger los limos y los pepinillos, voy al cajero para pagarlo.

-Qué alimentos más extraños para estas horas, señorita.
-Lo sé, sí. (Le sonrío como puedo).
-¿No será esto un antojo de su pareja por el embarazo? De estos que les ocurren de repente, a cualquier hora. (Me pregunta).
-Pues sí, lo es. Me está esperando, impaciente por comerse esto, en casa. (Le confirmo sin querer dar ninguna explicación).
-En ese caso, aquí tiene. Que su novia no espere mucho más. (Me da todo en una bolsa).
-Gracias. (Le pago y me marcho de vuelta a casa).

Llego a casa 30 minutos después, le digo a Kiki que ya le he traído lo que quería y que me iba a poner a hacerle la limonada, pero al entrar a la habitación... me la encuentro totalmente dormida. No me lo puedo creer, me entra una pequeña risa por la situación, dejo la compra en la cocina y me vuelvo a acurrucar junto a ella en la cama, abrazándola.

-Hmm. ¿Vio? (Balbucea al sentirme).
-Te lo he comprado todo, está en la cocina, por si en algún momento se te vuelve a antojar. ¿Vale?
-Okey. Gracias. You are the best girl in all the fucking world. (Me susurra).
Buenas noches, honey.

Le digo buenas noches, al igual que ella a mi. La abrazo por la cintura y, tras un impulso antes de dormirme, levanto su camiseta dejando su vientre al descubierto, acerco mis labios a esa zona y dejo un pequeño beso ahí.

Más allá de una colaboraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora