El frío de la noche comenzaba a desaparecer, pronto sintió sus músculos desentumecerse por el calor que empezaba con los primeros rayos del día que atravesaba las cortinas de su habitación, está vez no estaba fuera de la cama cómo debió haber sucedido hace tres horas, se permitió dormir más de lo que acostumbraba, apreciar la comodidad de su cama y la suave textura de las sábanas de seda que se enrollaban en sus piernas y abdomen.
Su piel morena desnuda relucía gracias a esos pequeños rayos de sol que se colaban en dirección a su cama, tan pronto como sintió ese calor abrió lenta y pesadamente los ojos, acostumbrando su visión al nuevo día que ya había comenzado.
Estaba a punto de volver a cerrar los ojos cuando escuchó que alguien llamó a su puerta, gruñó con desaprobación y cambió de posición en su cama, quedando aún más enredado entre las sábanas de seda de un intenso color morado, apoyó sus antebrazos en el colchón, bajó la cabeza mientras acomodaba vagamente sus cabellos negros y rebeldes, finalmente alzó la cabeza con su mirada fija en la puerta, solo para aclarar su garganta que se hallaba seca por el frío de la madrugada.—Adelante— Alzó un poco la voz para poder ser escuchado, su voz aún sonaba somnolienta y más grave de lo normal.
Apenas terminó de pronunciar aquella palabra, aquella orden, la puerta de su habitación fue abierta, mostrando a un joven adulto cruzar por el umbral de aquella.
Aquél portaba una armadura ligera pero muy diferente a la de los guardias comunes en aquél lugar pues estaba más equipada y parecía haber sido forjada a su medida, debajo de aquella armadura no completa éste usaba ropas de guerra poco llamativas, en tonos negros y verdes al igual que la mayoría de ropas de el somnoliento heredero solo se diferenciaba de las ropas de éste por la tosquedad predominante a la elegancia y los detalles en un rojo escarlata en la armadura en lugar de un plateado o dorado que predominaba en el de cualquier otro guardia común.
Portaba una espada colgando de su cintura, la funda tenía detalles en un verde muy similar al verde de las aguas milagrosas de los pozos de Lázaro, aguas que pertenecían a el linaje Al'Ghul.
Lo más llamativo era un bozal de metal que hacía juego con su armadura pues era de el mismo rojo escarlata que los detalles en la ya mencionada armadura, este llamativo accesorio tenía detalles en el diseño de la pieza que lo hacian ver intimidante pues habían colmillos metálicos en este que aparentaba la forma de la mandíbula de un animal peligroso, su tez era casi pálida, de no ser por un delicado bronceado en su piel, además de sus cortos y poco arreglados cabellos de un color similar a los atardeceres en aquél lugar.
—Son las siete de la mañana y me pregunto el por qué aún sigue en cama— Reclamó aquél guardián, su voz amortiguada por el bozal.
El de tez morena y ojos esmeralda soltó un bufido, miró con el ceño fruncido a aquél que fue a despertarlo, recargó uno de sus costados en el colchón de la cama y acomodó su brazo a manera de poder apoyar el peso de su cabeza en su mano, sus cabellos estorbaban algo de su visión pero no se molestó en volver a acomodarlos. Las sábanas se encargaron de ocultar su desnudez.
—Y yo me pregunto el por qué estás siendo molesto desde tan temprano— Murmuró el heredero con voz ronca y pudo ver cómo aquél joven guardián fruncía el ceño.
—Usted debería estar entrenando— Respondió con severidad el pelirojo.
—Debería— Finalmente el de tez morena se irguió y se sentó en la cama, pasando una de sus manos entre su alborotado cabello, apartandolo de su rostro.
—La señora estará muy molesta, estará furiosa y esta vez no voy a poner mis manos en el fuego por usted— Gruñó el guardián.
—Sobreviví la infancia, puedo aguantar otra paliza más o un sermón— Aquél respondió con una pequeña sonrisa arrogante y apoyó sus manos en el colchón.
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Lost Reflection
أدب الهواةIbn, a pesar de que su nacimiento lo destinaba a la grandeza y promesas de gloria, teniendo que demostrar su valía nunca tuvo la vida sencilla. Jon-El, simplemente un mocoso mimado y malcriado, tenía la vida arreglada pues su padre gobernaba el mund...