0

94 10 0
                                    

Había sangre por todos lados, cuerpos inertes yacían en el suelo, no se podría saber la cantidad exacta, un joven de tez morena y ojos esmeralda brillantes se encontraba jadeante en su sitio, sosteniendo una espada con gran ferocidad, sus ropas de guerra estaban manchadas de la sangre de sus enemigos. ¿Enemigos? Por supuesto, el ejército de los Lords, oh pero no solo se haya entre sus enemigos ese ejército que tanto detestaba para su desfortunio también estaba el que fue suyo alguna vez, a su lado, aunque sea poco creíble se encontraba un joven de tez palida y ojos azules como el cielo con un brillo carmesí incandescente persistente e incansable, flotando a unos centímetros del suelo, su uniforme entre colores blancos y negros estaba sucio y manchado de sangre así como de el que blandía la espada.

—Nos superan en número, tenemos que irnos— Más que una petición fue una orden, el de ojos carmesí gruñó.

—Tú no me das órdenes—

—¡Ya!— El de ojos esmeralda brillantes le dedicó una mirada fría, si bien, su pulso estaba acelerado no se podría decir que era por miedo.

—¡Mierda! Está bien—

Este se elevó más por los cielos, estando a unos metros por encima del de tez morena y ojos fieros quien con una expresión de disgusto enfundó su espada. Sus pupilas brillaron en un rojo vivo y un camino destellante del mismo color fue disparado desde sus ojos, haciendo perecer a los individuos a su alrededor como una mera distracción "Yo no soy un cobarde pero..." Pensó mientras de manera rápida y ágil, descendía para tomar al mayor entre sus brazos y salir volando con gran velocidad, los gritos por parte de aquel ejército eran sonoros pero una voz resonó mucho más por encima de tanto griterío.

—¡No permitan que escapen!— Exclamó con ira aquel que dirigía el ejército. —¡Si es necesario, yo mismo iré por tí!—

El joven de tez pálida pudo escucharlo gracias a su súper oído a pesar de estar ya lo suficientemente lejos de ese lugar, su sangre se heló por unos instantes y su cuerpo se tensó, pues sabía que esa voz se dirigía a él, sin embargo; volvió de golpe a la realidad al sentir la mano cálida colocada en su pecho, bajó la mirada y se encontró con la expresión seria y determinada del de ojos esmeralda fieros, había un astibo de una promesa silenciosa en aquel mirar, no había necesidad de palabras, se concentró en el ritmo cardíaco de este y apretó sus labios formando una línea, frunció el ceño y su mirar volvió al paisaje, retomando el vuelo. Ambos sabían que no había tiempo para sentirse culpables o confundidos, no podían hacer nada con la situación que se presentaba y aún así estaban determinados a que de una manera u otra ellos iban a arreglarlo.

-

Llegaron a una de las tantas bases de los Lords, base que se sabía de memoria el joven que flotaba al lado derecho de el mayor, su expresión era dura pero sus ojos recorrían de manera rápida aquel lugar, ambos sabían dónde estaban, ambos habían pasado mucho tiempo ahí. Los pasos del de tez morena se hicieron más rápidos al reconocer ese ruido, ese brillo a través de una puerta de metal.

—Ya sabes qué hacer—

Murmuró con firmeza, el joven que estaba a unos centímetros del suelo, lo miró en silencio y descendió plantando sus pies en el suelo metálico de aquel lugar, con un gruñido empujó la puerta con fuerza y esta cayó al suelo con un fuerte estruendo que puso de nervios al de ojos esmeralda, su expresión no lo demostró pero su ritmo cardíaco sí.

—El camino está libre, príncipe sanguinario— Su voz resonó, sonrió con cierta burla simplemente para aligerar la tensión y pesadumbre del momento.

—Nos más que tú—

Entró en aquella habitación, habían pantallas por montones en las paredes, en el centro un artefacto que parecía una clase de estructura circular metálica. En un instante el menor también entró a la habitación y frunció el ceño al mirar aquella estructura que tantos problemas le había causado. El ojiverde apretó los dientes por unos segundos y después soltó un suspiro pesado, caminó hacia el teclado central y comenzó a mover con rapidez sus dedos, escribiendo códigos que había escuchado de la boca de su padre en algún momento. Las luces comenzaron a parpadear hasta volverse rojas y el suelo tembló con violencia, haciendo que el de ojos fieros se tambaleara un poco, rápidamente el joven que alguna vez fue un Lord se posicionó de manera instantanea detrás de él.

—No necesito una niñera—

—¡Apresúrate! puedo escucharlos, están cerca—

—No me presiones, ya lo sé— Murmuró de manera agresiva. —Al final, tu padre obtuvo lo que quiso—

—No todo— Lo miró entrecerrando los ojos.

Las palabras de cualquiera de los dos se cortaron de manera abrupta, ambos podían escuchar los pasos que se aproximaban a su posición. El de tez morena soltó un suspiro ahogado al lograr poner en funcionamiento aquella máquina. Produciendo un destello rosado.

—Bien—

Se apartó rápidamente, ambos se miraron  y se pusieron uno junto al otro, caminando unos pasos hacia atrás, teniendo de espaldas el artefacto.

—El portal está listo, no se va a mantener por mucho abierto, debemos distraerlos lo suficiente para que se cierre al instante en el que entremos—

—Puedo hacer eso—

—No te confíes tanto—

Sin previo aviso, toda la pared voló en pedazos, el joven ex-Lord protegió instintivamente con su cuerpo al mayor, colocándose frente a él con gran rapidez, este gruñó en respuesta.

—Ya te había dicho que te alejases de él ¿No lo entiendes?— La voz de aquel adulto resonó por toda la habitación, a su lado izquierdo se podía ver a una persona con un uniforme negro como las noches más lúgubres, quien permaneció en silencio en todo momento, su rostro no era reconocible.

—¡Déjame en paz!— El joven de ojos carmesí giró su cuerpo para quedar frente a frente con su padre.

—¡No me levantes la voz!—

—¡No me importa, no lo haré!—

El de tez morena no desenvainó su espada, miró una vez más al joven frente a él, que parecía protegerlo del Lord supremo, por supuesto, no de la manera más inteligente pero aún así sabía que no debía interferir, asuntos de familia, él se concentraría en entrar al portal en el debido momento.

—Niño mimado, no sabes lo que dices, yo procuré que crecieras en un lugar seguro, te enseñé a ser lo que debiste ser desde un principio, eres poderoso y superior a cualquier humano— Habló con la calidez de un padre preocupado, pero su expresión era severa. —Cualquier humano, incluyendo al bastardo de Talia y Bruce—

—Lo soy, soy superior a cualquiera ¡Pero no seguiré más órdenes!—

Antes de que pudiera seguir aquella discusión, con rapidez aquél del que hablaban abrazó por la espalda al menor y lo jaló hacía él, sin aviso alguno se dejó caer de espaldas hacia el portal. Lo último que vió el joven ex-Lord fue la expresión de ira de su propio padre, después de eso nada tuvo sentido.

En realidad nada tuvo sentido desde que se conocieron
¿Cómo terminaron así?


Aclaraciones

Jon, aún siendo menor que Damian por dos años es más alto por unos centímetros.
Damian, tiene más musculatura que Jon.

Esto es un AU mío que contiene un poco de muchos multiversos presentados por DC, en series y cómics.

Damian no se llama a sí mismo cómo Damian si no que se refiere a él cómo Ibn.

Prometo drama con esto.

Lost Reflection Donde viven las historias. Descúbrelo ahora