Andrés Reyes se enamora perdidamente de Valentina Caballero Montes. Una ambiciosa, indiferente, talentosa, y hermosa joven que ama el canto y la música.
¿Será que la historia de Rosario y Franco se repetirá? ¿O sus hijos no seguirán los mismos pasos...
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No nos hemos presentado formalmente. Soy Gaby. –La joven se presenta con una sonrisa amigable y extiende su mano–
Yo soy Valentina. –Le regresa la sonrisa y estrecha su mano– Un gusto.
Gracias por no dejarme sola cuando ese tipo me estaba siguiendo. Podrías haber corrido lejos y dejarme como presa, pero decidiste quedarte –Gaby le dice en voz baja para que su tío no escuche–
–Óscar se encuentra en una llamada con un mecánico que está revisando el auto. Valentina les contó sobre lo que le sucedió y él se ofreció a llamar–
Jamás permitiría semejante cosa, es terrible ver que tipos como ese se salen con la suya. –Valentina opina con enojo mientras sube un poco la ventana por el frío— Además, tenemos que apoyaros entre nosotras.
Tienes razón –Gaby asiente de acuerdo mientras suspira. Le es imposible olvidar ese momento aterrador–
Desearía que nos hubiéramos conocido en otras circunstancias.
Yo igual, pero hay que verle el lado bueno a este dramático encuentro. Creo que puede ser el comienzo de una amistad. –Gaby dice eso último con cierto entusiasmo–
Me caería genial, una amiga. No tengo ni un solo amigo en este pueblo –Valentina suspira pesadamente al recordar que sus amigos de su anterior hogar no responden sus llamadas ni mensajes–
¿Eres nueva? –Gaby la mira con curiosidad–
Sí. Hace algunos días llegué junto a mi mamá... –Le cuenta con tristeza–
Aquí casi todos son muy cálidos y amables. Pronto amarás este lindo pueblo. –Gaby intenta animarla al notar su expresión de tristeza– Si quieres puedes pasarme tu número, te presentaré con mis amigos.
¿Hablas en serio?
Por supuesto. –Gaby saca su celular del bolsillo y lo desbloquea para buscar la aplicación de contactos– Mañana haré una reunión en mi casa, te invitó.
Gracias Gaby. Eres muy amable. –Valentina sonríe–
El mecánico dijo que lo terminaron de revisar –Óscar le dice a Valentina con la mirada fija en la carretera– Mañana en la tarde lo tendrán listo.
Mi mamá me va a matar cuando no vea ese auto... –Valentina hace una mueca. No le teme a la reacción de Rosario, pero no quiere aguantar otro de sus sermones–
Seguramente lo entenderá. A cualquiera puede pasarle eso. –Óscar opina con tranquilidad sin imaginar quién es la madre de Valentina–
Seguramente... –Valentina dice con una falsa sonrisa–
Ten. –Gaby le entrega su celular a Valentina– Ya anoté tu nombre. Solo falta el número.
Aprovechando que vas a tener mi número... –Valentina le susurra mientras anota su número de celular– puedes avisarme si vuelves a ver a ese imbécil o si alguien más te molesta. Yo buscaré la forma de ayudarte.
Muchas gracias, Valentina–Gaby sonríe– lo tendré en cuenta.
–Óscar ignora los susurros que hay en la parte trasera. Piensa que seguramente están hablando de cosas de chicas que no necesita saber–
....
–Valentina entra a la casa con la luz apagada e intenta no hacer ruido. Ella se bajó del auto una cuadra antes para evitar hacer notar su llegada–
¿En dónde estabas? –Alguien pregunta mientras enciende la luz–
–Valentina se sobresalta por el susto y se lleva una mano a su corazón acelerado. Ese hombre es tan sigiloso como una serpiente y siempre aparece de la nada como un fantasma– Casi me mata de un susto.
¿Qué hacías bajando de esa lujosa camioneta? –Gunter le pregunta con los brazos cruzados–
¿Desde cuándo tengo que darle explicaciones, Gunter? Mejor vaya a ver que mi mamá no se esté ahogando en alcohol. -Dice sería y camina hacia su habitación-
Mi deber también es cuidarla a usted.
No, no. Su deber es cuidar a la adolescente de casi 50 años. –Valentina se burla mientras se quita los zapatos– A mí déjeme tranquila que yo solita me cuido.
¿En dónde está el convertible? –Gunter continúa con el interrogatorio–
–La joven entra a su habitación ignorando la pregunta y se encuentra con una desagradable sorpresa. Los cajones de su tocador están en el suelo y sus pertenencias se encuentran regadas por toda la habitación–
Parece que un duende llamado Rosario estuvo aquí... –Dice Valentina sarcástica–
Debería informarle a su mamá a qué lugares va. Ella se preocupa bastante. –Gunter dice detrás de ella– No es de mujeres decentes estar en la calle tan tarde y sin saber qué está haciendo o con quién.
¡Ya déjeme tranquila, idiota! –Valentina le grita agobiada y cierra bruscamente la puerta en la cara de Gunter. Detesta a ese chismoso hombre–
¿Ya llegó? –Rosario le pregunta a Gunter mientras sale de su habitación en bata y con una copa en la mano–
Sí. Deberías ir a controlarla.
–Rosario deja el vaso en una mesa del pasillo y camina hacia la habitación de su hija– ¡Valentina! –Enojada abre la puerta sin tocar y entra a la habitación–
Qué mal hice yo para tener que soportar una madre tóxica y su perro guardián —Expresa Valentina dramática y comienza a recoger sus pertenencias–
No soy tóxica. Respétame niña.
No estás en tus cinco sentidos. –Dice con seriedad al notar que su mamá está borracha– Mañana hablamos con calma, ma.
¿En dónde estabas? ¿Y con quién?
¿No pues que no eras tóxica? –Valentina se burla inexpresiva soltando una leve risa y su mamá la mira molesta– estaba intentando hacerme amiga de una chica. Quién por cierto es una Reyes.
¿Reyes? –La expresión de Rosario se relaja al escuchar ese apellido y la curiosidad la invade– ¿Hija de quién?
No sé.
–Rosario se queda en silencio por unos segundos. No puede evitar pensar en Juan David–
¿Estás bien? Deberías ir a dormir –Valentina le pregunta con curiosidad–
Me alegra que estés haciendo amigos –Rosario se acerca a su hija– En este pueblo vamos a formar una nueva vida –Besa la frente de su hija y sonríe– Buenas noches.
¿Buenas noches? –Valentina dice confundida por el repentino cambio de actitud–
Descansa. Mañana tendremos el primer ensayo –Rosario sale de la habitación sin poder evitar tener a Juan David en su cabeza y cierra la puerta–
–Valentina suspira y continúa recogiendo sus cosas. Ya está acostumbrada a las raras actitudes de su mamá–
