0

83 9 2
                                    

YunHo

La voz del profesor resonaba por cada rincón del aula. No mostraba un verdadero interés en las artes visuales, como intentaba hacernos creer. Cada una de sus oraciones estaba llena de incoherencias. No era un secreto para nadie que el profesor David había solicitado ser profesor de matemáticas y se le había negado, bajo la excusa de que tenía "potencial" en las artes. Sin embargo, cuando algunos compañeros le pedían que explicara temas de matemáticas, podías ver la pasión que sentía al enseñar esa asignatura... pasión. ¿Cómo se sentirá tener algo que te apasione?

Es algo que me he preguntado toda mi vida. No hay nada que me mueva, nada que provoque alguna emoción en mi interior. Nada ha hecho latir mi corazón fervorosamente, a excepción de ese día con mis amigos, cuando le arrebatamos la vida a Taylor... estúpido Taylor.

La clase terminó con el profesor saliendo del aula. Mis amigos se acercaron rápidamente y señalaron la puerta.

—YunHo, mira quién va por ahí —dijo Wooyoung, riéndose.

—No me interesa saber quién va por donde sea, solo quiero irme de aquí —respondí, tomando mis cosas para disimular que, efectivamente, estaba viendo de quién se trataba.

Aquel cabello rubio rebotaba suavemente, al igual que sus glúteos con cada paso. Podías observar los tonos rosáceos de su pálida piel desde esta distancia. Esos ojos hermosos y llenos de misterio, de color café, estaban vivos y muertos al mismo tiempo, algo simplemente hipnotizante de ver, y sobre todo, aquella bella marca roja a un lado de ellos.

—¿No que no ibas a mirar? —Se rió burlonamente SeongHwa, el mayor de los cuatro, al ver mi reacción—. Cuéntale, Woo, lo que hiciste.

—Oh sí, logré acercarme a él, y realmente es lindo, ¿sabes? —Su mirada era prepotente y retadora—. Pero sé que no me conviene meterme con él, conociendo lo agresivo que eres. Su nombre es Yeosang, tiene 19 años, igual que nosotros tres —nos señaló a San, a él y a mí—. Y créeme, es una ternura tan suave, dudo que se fije en un monstruo como tú, pero ahora es mi amigo.

—Sabes bien que eso es lo que menos me interesa, ¿no? No es una pregunta. Es mío, y se va a fijar en mí, aunque no quiera... puedo ser dulce.

Lo último que salió de la boca de esos tres imbéciles fueron risas. Ignorándolos, tomé mi mochila y salí de ese estresante salón de clases, dirigiéndome a mi casillero para dejar los libros y, finalmente, irme a casa. ¿Por qué era tan complicado acercarme a él? Cuando alguien me gustaba, simplemente lo seguía y esperaba a que se diera cuenta y se viera forzado a hablarme. Pero ya lo seguí por meses hasta su casa y jamás se dio la vuelta, jamás me notó.

YOU WON? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora