7

31 6 0
                                    

YeoSang

Estábamos todos juntos jugando aquellos videojuegos. Había elegido uno que Yunho tenía, era de shooters. No era muy bueno en ello, pero todos éramos parte de un equipo, y su trabajo parecía ser el de protegerme. La estábamos pasando bastante bien, había risas, bromas, conversaciones normales sobre clases, nos íbamos conociendo más y más. Pero notaba algo: Yunho. Sentir su mirada intensa sobre mí me generaba dos sentimientos: felicidad y ¿miedo? No entendía por qué me provocaba esta última sensación. ¿Por qué mi cuerpo reaccionaba así ante los ojos vacíos de Yunho? No lo sé. Pero me gustaba, me gustaba que solo me mirara a mí de esa forma, que a su manera fuese atento conmigo. Brindaba una calidez a mi corazón que no lograba explicar, simplemente maravillosa. Aunque de vez en cuando, aquel sentimiento de que algo malo pasaba con él llegaba a mi cabeza, y todo provocado por ese estúpido de Xiaojun. No sabía si podía maldecirlo por una broma cruel para irse de aquí o si realmente Yunho tenía algo que ver con su desaparición. Había intentado comunicarme con él, pero nada parecía funcionar: ningún texto, ninguna llamada, simplemente dos posts más en su Instagram, haciendo todo aún más sospechoso.

—Yeosang, ¿estás bien? Dejaste de moverte y no podemos seguir, ¿pasa algo? —me habló Yunho con esa dulce voz, con sus ojos reflejando preocupación.

—Oh, tranquilo... solo me empezó a dar algo de sueño, creo que la comida ya empezó con la digestión —dije con una risa. No mentía, tenía sueño, pero no era la razón por la que me había distraído.

—Ya veo, ¿quieres descansar? Woo podría dejarte dormir en el cuarto de invitados si lo necesitas.

—Claro, puedo llevarte si gustas —contestó Woo con la misma amabilidad.

—No, no... estoy bien...

Fue lo último que pude decir. No sabía cómo ni cuándo me había quedado dormido, escuchaba sus voces, pero no lograba entender qué era lo que me querían decir, no lograba comprender. Pero la voz de Yunho era tan dulce, lograba sentir su aroma cuando, al parecer, me había cargado para caminar un poco. Aún sin estar 100% dormido, no lograba abrir mis ojos, ni moverme, mucho menos hablar. Pero sentía, sentía cómo me acostaba en la cama que tiempo atrás me había ofrecido.

Mis sueños eran un caos, no tenían sentido, no tenían ninguna salida. Sólo corría y corría por la inmensa y profunda oscuridad, el pánico ahogaba mi cuerpo. No veía de qué era lo que escapaba, solo tenía miedo. Al ver a aquella criatura que me perseguía, mi cuerpo quedó inmóvil. Era horrorosa. Mientras más se acercaba, su cuerpo iba cambiando, contorsionándose y haciéndose cada vez más pequeño hasta llegar a una cabeza más alta que yo. Una clase de humo salía de él, hasta desvanecerse y dejar a un Yunho sonriente frente a mí. Su hermosa sonrisa había logrado despertarme, salvarme de aquella pesadilla.

Logré incorporarme en aquella cama, recostándome en el respaldo. Tenía una manta cubriéndome.

—¡Santo cielo! ¡Yunho, Dios mío, me has asustado! —hablé con voz alta al verlo sentado en el sofá que estaba cerca de la ventana.

—Mis disculpas, estaba algo preocupado por ti y no quería dejarte solo —se levantó sonriéndome para acercarse—. ¿Te sientes bien? Me preocupó cómo de la nada te habías dormido... pensé que algo malo te había pasado.

—Me siento bien. A decir verdad, no sé qué me pasó, tal vez solo estaba cansado —le miré—. ¿Y los demás? ¿Siguen jugando?

—No, Mingi, Seonghwa y San han regresado a sus casas. Woo está limpiando un poco y yo estoy por irme. ¿Gustas que te lleve a casa?

—¿Tanto tiempo pasó? —pregunté mientras tomaba asiento en la orilla de la cama colocándome los zapatos—. Por favor, Yunho, si no es molestia.

—Claro que no lo es. Y sí, te dormiste por mucho tiempo. Todos estábamos asustados, por ello me quedé a cuidarte. Te espero abajo, ¿sí? Tú despierta bien.

Salió de la habitación no sin antes dedicarme esa sonrisa, tan extraña y hermosa. Su singularidad era asombrosa; cómo podía brindarte tanta paz e inquietud era algo que no podía ser estudiado por nadie. Saber cómo son estos chicos en realidad es un privilegio que pocos se atreven a tener. Sé perfectamente que la reputación que tienen no le gusta a nadie, les temen... cuando son tan lindos y buenos.

Me levanté para dirigirme al baño que estaba en la habitación. La casa de Woo sí que era grande y realmente linda. Abrí la llave para poder lavarme el rostro, tenía baba seca en la barbilla. Vaya que estaba cansado.

—¿Por qué? ¿Por qué me dormí?

No había quien respondiera esa pregunta. Mi vista se topó con la ducha a través del espejo, una mancha extraña había en la pared. Al acercarme, noté que era una mancha de desgaste. La cerámica parecía haberse deshecho en algunas zonas.

Salí de la habitación para bajar las escaleras y encontrarme con aquellos dos amigos riendo mientras recogían las botellas vacías de refresco.

—¡Yeo! Despertaste, me alegro tanto, pensé que algo malo te había pasado —se acercó preocupado Woo, tocó mi frente y mejillas—. No te siento caliente... ¿será que le habrá subido la temperatura de golpe? —volteó a ver a Yunho, el cual cambió su rostro ante la pregunta.

—No lo había pensado, podría ser. Cuando lo llevé a la cama lo sentí caliente... debemos llevarte al doctor en la mañana, ¿te parece bien?

—No, chicos, estoy bien, no se preocupen, ¿vale?

—¿Estás seguro? Podría ser algo malo, tampoco vamos a forzarte a ir, pero pensamos que es algo necesario —me miró Yunho con esos ojos, tan profundos y oscuros.

—Si mañana me siento caliente, les avisaré e iré al doctor. No se preocupen —les dije para poder calmarlos un poco. Sus rostros relajados me dijeron que así había sido.

—Bueno, Yunho te llevará. Tengan mucho cuidado, no hagan nada malo, pórtense bien, róbenle a una anciana —dijo Woo con una risa mientras me daba una bolsa donde había una caja con pollo—. Anda, se hace tarde. Gracias por venir.

Me despedí de mi amigo y salí junto con Yunho de la casa. Sentía su mirada en mí, tan intensa como siempre. Nuevamente iríamos juntos a casa, solo que ahora de la forma correcta. Adoraba la sensación que lograba brindarme la idea. Me abrió la puerta del auto, tan atento... Subió él y volteó para asegurarse de que tuviera el cinturón de seguridad.

Me sentía tan seguro a su lado. Saqué mi teléfono de mi bolsillo.

—¿Podemos tomarnos una foto? —dije casi sin pensar. Su rostro confundido me sacó una risa.

—Sí, claro, me parece bien —se le veía confundido. Posó como pudo y tuvimos nuestra primera selfie—. Cielos, no soy bueno posando, tú sales muy lindo, mírame a mí —rió mientras se señalaba en la foto.

—No digas eso, igual te ves lindo, jajaja. Algo gracioso, no puedo negarlo, pero lindo —le miré con honestidad en mi mirada. Su rostro seguía igual que siempre, pero lograba sentir la alegría que escucharme le daba.

Cómo me gustaba el misterio que este chico me provocaba, la sensación de saber que me miraba a mí solamente, que tenía ojos solo para mí, que solo pensaba en mí, era lo mejor. Hacía que ni me importara nada, no me importaba ni que fuera culpable de que Xiaojun ya no hubiese aparecido...

Estaba en casa, había agradecido a Yunho por traerme. Cuando se fue, corrí directo a mi habitación especial, aquella que era mi mayor tesoro, la habitación de las fotos. Me senté en el escritorio de manualidades, estaba lleno de recortes que sobraban de Yunho, el fondo de las fotos, brillos, corazones y demás. Sí, era un típico romántico que hacía recortes. Saqué de mi mochila aquella servilleta, la que Yunho había usado para limpiar mi rostro. La coloqué dentro de una bolsa para protegerla y saqué la más especial, la que él había usado para él. La tomé con adoración, oliendo su fragancia: una combinación de su aroma, bálsamo de durazno y pizza. Simplemente sublime. La guardé en otra bolsa. Me levanté para ponerla donde correspondía, en aquel "altar" de cosas con historia. La coloqué a un lado de las monedas que él me había dado en la máquina. Había logrado conseguir unas sabiendo su plan, no podía perder la oportunidad de tener algo que él me diera.

Se podían observar igualmente más cosas, cosas de él que me enloquecía tener. Cómo me gustas, Yunho...

YOU WON? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora