¡ ૮₍ the black dog ꔫ˙ ˖ ▞
Aquel bar de luz tenue ubicado justo en el corazón de la ciudad le recordaba a su favorito en el lugar donde vivía, los desgastados pisos de madera crujían bajo los pies del gran flujo de clientes. El aire estaba cargado del olor a cerveza y a humo de cigarrillo.El camarero, un hombre mayor, servía bebidas con las manos extendidas a quienes buscaban consuelo o olvido. Una máquina de discos, con su vinilo envejecido rayado y descolorido, tocaba una melodía inquietante que parecía resonar en la habitación, cada nota tocaba una fibra sensible en lo más profundo del alma de quienes escuchaban.
Y entonces, tan repentinamente como había empezado, la música se detuvo. El silencio que siguió fue ensordecedor, pero no duró mucho. El bullo de la conversación entre los comensales resurgió cuando un hombre en especial ingresó al lugar.
El hombre se sentó a su lado, con una voz neutra pidió un vodka. No se fijó en él, hasta que sintió sus ojos insistentes sobre ella.
Un hermoso moreno castaño de ojos rojos. Muy elegante, con una gran sonrisa, resplandeciente incluso para ella, estando en el lado más oscuro de la barra.
—Espere, ¿usted es el locutor de radio más famoso de Nueva Orleans?
Curioso, alzó una ceja, aunque sin dejar de sonreír.
—Me alegra que una dama tan distinguida me conozca. — apoyó su barbilla en su mano.
—No, solo lo reconocí por la voz. — respondió perspicaz, aspecto que cautivó a Alastor.
Eso fue lo que más le interesó de ella. Su mirada furtiva, sus movimientos, el andar de sus labios, la melodía de su voz.
—La radio es el medio más apropiado para expresarse.
—Si usted lo dice.
—Percibo un acento... británico, ¿no es de aquí?
—De Londres.
—¿Londres? — asintió. Alastor sintió un hormigueo en su pecho cuando se planteó el continuar con la conversación. No hacía daño, después de todo, algo bueno podría surgir de eso. — ¿Puedo preguntar qué hace aquí?
—Vengo para consolidar mi carrera como cantante. — respondió. — Hay una muy buena discográfica aquí, en Nueva Orleans, donde puedo firmar un contrato.
—Ya veo.
Ninguno dijo nada en unos 5 minutos, pero no era un silencio incómodo o algo parecido. Alastor se quedó pensando en lo que la joven había dicho. Era muy común que gente viniera y se fuera en un miserable intento por tener un trabajo decente, y fracasar estrepitosamente.
—Este bar es repugnante.
—A mí me parece hilarante.
—Si es así, entonces tiene un exquisito gusto.
—Hay un pub excelente en Londres, «The Black Dog». Muy buenas bebidas y decoración. — mencionó antes de beber de su copa, sonriendo.
—Suena elegante, aunque odio a los perros. — intentó hacer una broma.
—Le puedo asegurar que no hay ningún perro, es un lugar muy limpio. Cuénteme, ¿cómo es la vida en esta ciudad?
Alastor se re acomodó en su lugar, elucubrando lo que podría decir sobándose la mandíbula. ¿Cómo describir Nueva Orleans?
—Una muy bella ciudad, siendo esta la cuna del jazz. Y esta noche, mientras nosotros, unos perfectos desconocidos, hablamos, la ciudad está llena de música. — elevó la mano y la ladeó hacia la derecha, como si tuviera un poder que proyectara lo que imaginaba en el vacío. — Se filtra por cada ventana, cada puerta, cada callejón. Llena el aire como un perfume dulce y embriagador.
—¿Jazz? — Alastor asintió. Una sonrisa juguetona surcó sus comisuras. — Es un género muy romántico y sensual, ¿no es así?
Ella sí que haría arte en uno de esos escenarios. Tenía absolutamente todos los requisitos, tanto en el físico como en la personalidad. Y ni hablar de su voz que seduciría a cualquier hombre. Incluso a Alastor.
—Si considera tocar jazz, yo consideraré ir a verla cuando sea una cantante reconocida en la industria, ¿de acuerdo?
Su sonrisa estuvo a punto de ceder. Tan solo esperaba lograrlo.
—De acuerdo. — aceptó sin más, aparentando esa convención tan intrínseca de ella. Era tal, que dejó satisfecho al locutor con su respuesta.
A simple vista, el moreno era un hombre de buen porte, educado, elocuente. Un requisito para ser locutor de radio. Pero sentía que había algo más ahí. Era curiosa la forma en que se pueden entrelazar los destinos de dos personas con un pequeño encuentro.
Pasaron el rato conversando amenamente, aunque con algunas miradas atrayentes de por medio. Alastor le seguía el juego sonriendo todavía más, esa mujer era tan entretenida.
—Señorita, usted sabe mi nombre pero yo no sé el suyo.
—Prefiero no decirlo, deseo que siga siendo un misterio, como yo. — le guiñó un ojo, finalmente levantándose de su asiento. Habían tomado un par de tragos y ya se encontraba bastante desorientada, aunque caminaba con seguridad. — Adiós, querido.
Salió del lugar con la mirada rubí del moreno clavada sobre su nuca. Qué reunión tan productiva.
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THE BOLTER, alastor.
Fanfiction𖥻 ࠭ ࣭ 🥀̸◦ ˳ ࣪ ★ ࣪ ۪ ⁺ ❝hay un escape en escapar.❞ ౨ৎ⠀ׄ . ─── pese a haber creído no tener emociones durante toda su vida, alastor comienza a experimentar un sinfín de sentires por la cantante de londres que parece haber llegado p...