Mi Vida Apesta (Cap. 1)

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"Beep" "Beep" "Beep" "Beep"...

Desperté con el maldito ruido del reloj. Este indicaba que eran las 6:30am y que era otro miserable día de mi vida. Sí, mi vida es totalmente un fastidio, quisiera llevar otra vida. Ser otra persona. Vivir en alguna otra parte en donde la gente no fuera tan cruel conmigo. Pero ¿qué más da? No puedo hacer nada que no sea aguantar por mi querida madre.

¿Aguantar? Te preguntarás. Pues sí, mi madre es lo único que tengo que vale la pena. Lamentablemente la vida es tan injusta conmigo que hasta a ella quiere quitármela. Parece que tengo prohibido ser feliz. Hace un año atrás le diagnosticaron cáncer a mi mamá. Ella ha estado cogiendo terapias y todo eso, pero soy realista, no le veo mejoría.

Me levanté y me preparé para otro horrendo día en el colegio. ¿Por qué horrendo? Porque allí no hacen más que molestarme y no hacen más que recordarme y restregarme en la cara lo fea que soy. Sinceramente en eso último no los culpo, porque siempre he sabido que lo soy.

Desde antes de que le diagnosticaran cáncer a mi madre, ella había intentado cambiar mi forma de vestir, pero nunca lo logró. No es que ella me quisiera cambiar, ella me quiere tal cual soy. Es solo que decía que un cambio no me haría mal. Pero al final decidió que yo sola lo haría, cosa que no creo.

Pues sí, para que sepas de qué hablo, tengo que al menos describirme. Tengo 17 años, pero mi estatura no los aparenta. Parezco de 14 o 15 años. No tengo un cuerpo escultural como el de todas en mi colegio. ¡Soy plana! Eso quiere decir que estoy súper flaca, casi soy un esqueleto. ¿Mi pelo? Diría que es lo único lindo que tengo y ni tanto porque es lo más difícil que puedas encontrar para peinar. Todo se le cae de tan muerto que es, por eso siempre lo llevo en una coleta. Es color castaño claro, casi rubio. Contrasta un poco con mi palidez. Sí, diría que si los vampiros existieran, me confundirían con uno, de tan blanca que soy. Mis ojos son grises, pero no se notan. ¿Por qué? Pues claro, ¿qué me falta? Soy "cuatro focos" como me dicen. Llevo espejuelos, desde que nací creo y eso hace verme muy nerd, por el tamaño que tienen y para terminar de completar, cuando estoy nerviosa me pongo gaga. Esa soy yo. La palabra "fea" es hermosa a mi lado.

Terminé con mis cosas y salí de mi habitación y entré a la de mi mamá.

-Mamá, ya me voy.

-Esta bien hija, nos vemos en la tarde-se veía cansada

-¿Estás bien, mami? Si quieres me quedo contigo-nada me haría más feliz que no ir al colegio.

-Sí hija, estoy bien. No te preocupes-mis planes se fueron al suelo-Solo estoy un poco cansada, pero no es nada importante. Ve y disfruta de tus clases, como siempre.

-Sí mamá, esta bien-¡ay! Mamá si tú supieras lo que yo paso allá, no dirías eso ni de chiste.

Nunca se lo he dicho porque no quiero preocuparla. Eso no le haría bien. Mejor aguanto presión. Me dispuse a salir de la casa y me encontré con Frederic, el chofer.

-¿Ya está lista, señorita?

-Sí, estoy lista...para otro maldito día en el colegio-eso último lo dije casi en un susurro.

-¿Cómo dijo, señorita?

-No, nada, Frederic.

-Como diga, señorita.

Me abrió la puerta del auto, entré y este la cerró. Después de algunos 20 minutos llegué al colegio. Faltaban unos 10 para que sonara la campana así que me bajé del auto y Frederic me dijo que vendría a recogerme como siempre.

Di un respiro muy profundo y me dirigí a la puerta del colegio. Entré y lo primero que vi fue a la estúpida de Ashley recostada de la pared. Intenté pasar sin que ella me viera, pero no fue así, me vio. Así que aligeré el paso, pero esta me alcanzó.

Change & RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora