Habían pasado unos cuantos días desde que Jumin Han había recibido la pintura. Después de eso no habían hablado para nada, lo cuál era algo desesperante para Jumin, no sabía que hacer para hablar naturalmente con ella.
Se encontraba en su oficina, así así decidió bajar para ir por un café el mismo, era agobiante pensar en la artista.
Cuando abrió la puerta del local, se sorprendió al verla sentada ahí en una mesa, mientras dibujaba en un cuaderno. Pidió su café y mientras esperaba se acercó a ella.
— Buen día, señorita Lee.
Habló suavemente, para no asustarla ante su repentina llegada, la mirada de ella se dirigió a él al oírlo hablar.
—¿Qué tal, señor Han? — Sijo a modo de saludo mientras lo invitaba a sentarse con ella.— ¿Tiene muchi trabajo en su oficina?
— No, en realidad, por eso pude escaparme un rato —. Sonrió muy leve, casi no se podía notar que lo había hecho. — ¿Por qué su pregunta?
— Por nada en particular —. La voz de ella se escuchaba calmada. — Sí no tiene mucho trabajo, ¿no le gustaría tomar su café conmigo?
A Jumin no le disgustó la idea, esperaba que algo así pudiera pasar, así que inmediatamente aceptó. En ese momento fue por su café para devolverse a la mesa.
Nuevamente tomó asiento frente a Soo-Ah, por su parte, ella guardó el bloc de dibujo en su bolsa para poder hablar con él.
— ¿Ya pudo interpretar su forma de ver la pintura?
El negó con la cabeza mientras tomaba una bocanada de aire para poder hablar.
— Todavía no —. Suspiró suavemente. — A veces pienso que nunca podré darle un significado y lo dejaré como un retrato de Elizabeth III.
— No pienso que vaya a ser así. Creo que falta tener inspiración para poder ver las cosas de otra forma. Últimamente a mi me ha faltado mucho de ella, de hecho el último retrato que hice, antes del que pinte para usted, en realidad ya no le encuentro mucho sentido —. Apuntó al que Jumin Han había visto para poder saber sobre ella.— Es raro, pero así estoy ahora.
— Pero pudo hacer la mía. ¿No la hizo ocn inspiración?
— Claro que lo hice, de hecho fue la única que me pudo traer inspiración nuevamente. Aunque he intentado avanzar a otras y no lo logro.
Jumin no lograba entender muy bien a lo que ella se refería, pero de alguna forma pensaba que ella estaba en lo correcto de una u otra forma.
Desde ese día en la cafetería, comenzaron a enviárselo mensajes diario, pero solo pasaba por las noches, cuando se saludaban y preguntaban sobre como había estado su día. Lo que ninguno de los dos sabía es que ambos esperaban a que pasara eso todos los días.
Era una de las típicas conversaciones, cuando Soo-Ah pudo ver un mensaje que estaba fuera de la rutina.
"Vayamos a cenar el sábado"
Ese día era jueves. Le sorprendió bastante que la invitara a cenar, pero no le disgustaba la idea de salir con él, así que efusivamente aceptó su invitación. También preguntó si ya tenía pensado un lugar en especial, principalmente para la ropa que usaría.
Y sí, ya tenia pensado el lugar, de hecho por eso la había invitado. Ese día salió a un restaurante junto a su padre y la novia de él. El lugar no era tan elegante como otros, pero era bastante acogedor. Cuando llegó al restaurante no pudo evitar pensar en llevar a Soo-Ah para cenar juntos. Toda la cena pensó en cómo sería la mejor opción para invitarla a salir, cuando sería el mejor día y qué traje usaría en la cena, porque aunque no quería admitirlo en voz alta, era una cita.
Por su parte ella estaba emocionada de poder conocer más sobre Jumin, porque en realidad no sabían mucho sobre el otro, solo lo que estaba relacionado al trabajo, era el mejor momento para hablar más sobre ellos. Cuando Jumin le dijo como se llamaba el lugar, ella lo buscó para ver lo que sería más adecuado para ponerse, y sí, era jueves, pero eso a ella no le importaba, quería estar segura de verse lo mejor posible en la cena.
Era la mañana del sábado, Jumin había llegado a la oficina temprano. Cuando Jaehee entró para que le firmara unos papeles, vio algo aterrador: su jefe estaba sonriendo como nunca antes.
Lo que no sabía su asistente es que simplemente estaba esperando la hora para ir a recoger a Soo-Ah. Parecía un niño pequeño esperando a que sea la mañana del veinticinco de diciembre para abrir su regalo. Las horas en la oficina le parecían eternas. Cada que veía la hora, no pasaban más de 5 minutos desde la última vez que revisó, parecía que el tiempo estaba congelado.
¿Pero qué pasaba con Soo-Ah en ese tiempo? A ella le pasaba todo lo contrario, el tiempo se le estaba pasando volando, pero no para bien. Cada que buscaba una conjunto de ropa, pasaba el tiempo Cada vez más rápido.
Justo terminó de arreglarse cuando día la hora para verse, y en ese momento vio como recibía un mensaje de Jumin diciendo que ya se encontraba fuera del edificio para recogerla.