«Desde que capturo mis labios en aquel abrazador beso pude ver el infierno que compartiríamos juntos. Me transporto a los lugares prohibidos que evite durante toda mi vida; y fue entonces que entendí porque los seres humanos cometen pecados al proba...
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Hechizada.
Inicio de semestre en un cambió radical de carrera, por supuesto que no cumpliría los deseos de mi padre. Era increíble como las conexiones del Capitán Edmund Delacroix podían agilizar todo el horrible papeleo de intercambió en Oregón.
El barullo de personas incrementa en la entrada principal de la universidad y la gigantesca O amarilla al inicio de la facultad.
Todo mundo analiza los movimientos de pies a cabeza; otro lugar en donde no pasaría desapercibida por ser la hija del capitán más reconocido del estado.
Gracias papá, un triunfo más a la lista.
Las personas seguían moviéndose con esa sudadera verde con letras chillonas color amarillas.
«Un abejorro verde.» La voz de un bufón me trajo de regreso a la realidad.
Joshua, insistió en traer a la universidad antes de viajar a Washington para su nuevo nivel académico.
Acababa de concluir su etapa universitaria en la rama penal. Por supuesto que necesitaba estar a la altura para el líder Delacroix, era el siguiente sucesor en la línea del distrito.
Necesitaba ser el nuevo Capitán de Oregón. Y si, tenía suerte en su entrenamiento intensivo más la maestría en ciencias forenses llegaría a ser Coronel del escuadrón.
«Milie.» Murmuró con dulzura.
Aquí entre nosotros, Joshua, era un hombre temido por las ligas mayores. Pero siempre tenía tiempo para su hermana menor. Y para la mala suerte de la raza femenina, la favorita de ese troglodita.
Se adelantó hasta quedar enfrente de mí, colocando sus brazos en mis hombros. Atrayéndome en un abrazo paternal.
—Por favor..—Suspira con preocupación sin apartar sus ojos de los míos.—No te metas en problemas, Emeraude—Su semblante cambia completamente al decir mi nombre.—Conoces al Capitán.—Coloca un mechón rebelde detrás de mi oreja.—No será el único que te bombardean con temas sensibles, sabes que puedes contar conmigo para todo. ¿No es cierto?—La angustia en sus ojos es palpable.
Por temas «Sensibles.» se refería a tener que sobrevivir a los comentarios machistas y fuera de lugar de toda la raza masculina.
Él conoce perfectamente la rama. Aunque nuestros caminos eran diferentes para cada profesión, conocía cuán peleado estaban estas posiciones. Y ahora que entraría a la universidad del estado en un semestre diferente con «Ayuda.» Sería más fácil estar en la boca del lobo.
—Lo sé, Jochi.—Le regalo una sonrisa neutra. Si no lo hacía, no se movería de la cera. y perdería su vuelo.
