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Cuando tenía sesenta y ocho años, para Felix y para mí no había mayor alegría que engreir a nuestros nietos

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Cuando tenía sesenta y ocho años, para Felix y para mí no había mayor alegría que engreir a nuestros nietos. Sunoo, el mayor, amaba molestar a sus primas más pequeñas, Chaeyeon y Chaeryeong. Por otro lado, el hermano pequeño de Sunoo, Sunghoon; y la hija de Ryujin, Yunjin, eran inseparables.

Felix, por su parte, era el abuelito tierno que presentan en todos los cuentos. Su pasatiempo favorito era hornear galletas para cuando ellos llegaran de visita, y darles dinero a escondidas como si fuera droga.

Yo, en cambio, me consideraba un abuelo más cool. Permitía a mis nietos comer el postre primero, jugar afuera cuando llovía y les contaba historias de terror a los más grandes.

Nuestros hijos nos reprochaban por aquello, pero Felix y yo éramos felices con esos niños, y eso era todo lo que importaba.

Nuestros hijos nos reprochaban por aquello, pero Felix y yo éramos felices con esos niños, y eso era todo lo que importaba

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 Next door » chanlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora