Dos

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Capítulo 2: La llegada de Sey

El zumbido del despertador me arrancó del sueño, recordándome que la vida seguía, incluso si yo no estaba listo para enfrentarla

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El zumbido del despertador me arrancó del sueño, recordándome que la vida seguía, incluso si yo no estaba listo para enfrentarla. Me estiré en la cama y miré alrededor de la habitación, mis ojos aún medio cerrados. Allí estaba Sey, mi nueva compañera de cuarto, organizando sus cosas con precisión meticulosa. Sus movimientos eran gráciles, casi como si estuviera practicando una coreografía cuidadosamente ensayada.

—Buenos días —dije, tratando de sonar más animado de lo que me sentía.

—Buenos días, Ran —respondió ella sin apartar la vista de su tarea.

Me levanté y me dirigí al baño, intentando sacudirme la pesadez del desánimo que me había seguido desde la derrota en el campeonato. Mientras me lavaba la cara, no podía evitar pensar en cómo Sey había llegado en un momento tan inoportuno. No necesitaba complicaciones adicionales en mi vida, y compartir habitación con alguien nuevo definitivamente caía en esa categoría.

Cuando regresé, Sey estaba sentada en su cama, mirando su teléfono. Al notar mi presencia, levantó la vista y me dedicó una sonrisa rápida.

—¿Listo para el entrenamiento? —preguntó, con una energía que contrastaba con mi apatía.

—Sí, supongo —respondí encogiéndome de hombros.

El trayecto hacia el gimnasio fue relativamente silencioso. A pesar de la tensión inicial, algo en la presencia de Sey era reconfortante. Tal vez porque, como yo, ella también estaba comenzando una nueva etapa, lejos de casa y enfrentando sus propios desafíos.

Al llegar, el ambiente en el gimnasio estaba cargado de expectación. Todos los ojos se volvieron hacia Sey, la nueva integrante del equipo. Algunos de los chicos susurraban entre ellos, curiosos y algo recelosos de la recién llegada. Sey, sin embargo, se mantenía tranquila y segura.

—Escuché que juega de punta también —murmuró uno de mis compañeros, Akira, mientras nos cambiábamos.

—Sí, eso parece —respondí, sintiendo un nudo de competitividad formarse en mi estómago. No solo había perdido el campeonato, ahora también tenía que competir por mi posición en el equipo.

El entrenador Yamamoto hizo sonar su silbato y llamó nuestra atención. Nos reunió a todos y presentó a Sey oficialmente.

—Chicos, esta es Sey Okotsuki. Viene de Argentina y se unirá a nuestro equipo. Espero que la traten bien y la ayuden a integrarse.

Sey dio un paso adelante y se inclinó ligeramente en señal de respeto.

—Hola a todos. Estoy emocionada de estar aquí y espero aprender mucho de ustedes.

Hubo un murmullo de aprobación, pero también noté miradas evaluadoras. El entrenador nos dividió en grupos para los ejercicios de calentamiento, y por suerte o por desgracia, Sey y yo terminamos en el mismo grupo.

Mientras corríamos y hacíamos estiramientos, no pude evitar observarla. Era evidente que tenía talento. Sus movimientos eran rápidos y precisos, y había una determinación en sus ojos que me resultaba familiar. Pero también había algo más, algo que no podía identificar pero que me intrigaba.

Después del calentamiento, comenzamos con las prácticas de saque y recepción. Era mi momento de demostrar que todavía merecía estar en el equipo, que no iba a dejar que la derrota me definiera.

Cuando llegó mi turno para saquear, sentí la presión de todas las miradas sobre mí, especialmente la de Sey. Respiré hondo y lancé el balón al aire. Con un movimiento rápido y decidido, golpeé el balón con fuerza, enviándolo al otro lado de la red con precisión.

Hubo un murmullo de aprobación, y me sentí momentáneamente aliviado. Pero la práctica continuaba, y cada vez que Sey tenía la oportunidad de mostrar su habilidad, lo hacía con una gracia y una destreza que no podía ignorar.

Al final del entrenamiento, estábamos todos agotados pero satisfechos. Mientras guardaba mi equipo, Sey se me acercó.

—Eres muy bueno —dijo, y aunque sus palabras eran amables, había un destello competitivo en sus ojos.

—Gracias. Tú también —respondí, sintiendo que había más en juego que solo una posición en el equipo.

El camino de regreso a la residencia fue más animado. Sey hablaba de su vida en Argentina, de cómo había crecido jugando voleibol y de lo emocionada que estaba por estar en Japón. A pesar de mí mismo, me encontré disfrutando de su compañía. Su entusiasmo era contagioso, y por primera vez desde la derrota, sentí una chispa de esperanza.

—¿Qué te hizo venir a Japón? —pregunté, genuinamente curioso.

—Siempre quise experimentar algo nuevo, y cuando se presentó la oportunidad de este intercambio, no lo dudé. Además, quería mejorar mi voleibol, y Japón tiene algunos de los mejores equipos juveniles del mundo.

Asentí, admirando su determinación. Quizás tenerla aquí no sería tan malo después de todo. Quizás, solo quizás, podríamos aprender algo el uno del otro.

Pero mientras nos acercábamos a la residencia, no podía sacudirme la sensación de que este era solo el comienzo de algo mucho más complicado y emocionante de lo que cualquiera de nosotros podría prever.

Remate Al Corazón ' Ran TakahashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora