Capítulo 4: La habitación compartidaEl primer día de competencia interna había sido agotador. Las habilidades de Sey me impresionaban cada vez más, y aunque nos habíamos dado la mano en señal de tregua, sabía que la verdadera batalla apenas comenzaba. Al regresar a la residencia, nos encontramos con la noticia de que debido a algunas renovaciones en el edificio, tendríamos que compartir habitación por más tiempo del esperado.
Suspiré al leer el anuncio en el tablón de la entrada. No es que Sey fuera una mala compañera de cuarto, pero necesitaba mi espacio. Sin embargo, parecía que el destino tenía otros planes.
—Parece que seguimos siendo compañeros de cuarto —dije, intentando sonar despreocupado mientras entrábamos en la habitación.
Sey sonrió, encogiéndose de hombros.
—Supongo que sí. No será tan malo, ¿verdad?
—No, supongo que no —respondí, aunque una parte de mí no estaba tan segura.
La noche pasó rápidamente, y al día siguiente, nos encontramos de nuevo en la cancha, listos para la siguiente ronda de la competencia interna. El entrenador Yamamoto nos observaba de cerca, evaluando cada movimiento.
—Hoy vamos a centrarnos en el trabajo en equipo —anunció Yamamoto—. Quiero ver cómo se apoyan unos a otros en el campo. Divídanse en parejas y practiquen los ejercicios que les he mostrado.
Por supuesto, Sey y yo terminamos emparejados. Era una prueba clara de nuestras habilidades para trabajar juntos a pesar de la competencia. Nos preparamos para los ejercicios de pase y recepción, intentando coordinar nuestros movimientos.
—Vamos a dar lo mejor de nosotros —dijo Sey, con una determinación en sus ojos que me inspiraba.
Comenzamos el ejercicio, pasando y recibiendo el balón con precisión. Sentía la tensión en cada pase, la necesidad de demostrar que podía ser un buen compañero de equipo y un rival formidable al mismo tiempo. A medida que avanzábamos, empecé a notar una mejora en nuestra coordinación. Sey y yo estábamos encontrando un ritmo, una sincronización que no había esperado.
Después del entrenamiento, mientras guardábamos nuestro equipo, Sey me miró con una sonrisa.
—Estás mejorando, Ran. Es bueno verte tan concentrado.
—Gracias, Sey. Tú también lo estás haciendo muy bien.
Hubo un momento de silencio, un entendimiento tácito entre nosotros. A pesar de ser rivales, estábamos empezando a respetar y apreciar las habilidades del otro.
Esa noche, de regreso en nuestra habitación, Sey se mostró más relajada. Ambos nos sentamos en nuestras respectivas camas, revisando nuestras notas de entrenamiento.
—Es interesante cómo el trabajo en equipo puede mejorar tanto nuestras habilidades individuales —comentó Sey mientras estiraba sus piernas cansadas.
—Sí, es cierto. Siempre pensé que el trabajo en equipo era importante, pero competir directamente contigo me ha mostrado un nuevo nivel de esfuerzo y dedicación.
Sey me sonrió y, por primera vez, sentí que realmente estábamos en sintonía. Sin embargo, la realidad de nuestra competencia no desapareció. Ambos sabíamos que, al final del día, solo uno de nosotros podría quedarse con la posición de punta en el equipo.
Al día siguiente, el entrenador Yamamoto nos tenía preparados nuevos ejercicios. Esta vez, se centró en situaciones de juego más complejas, donde la comunicación y la rápida toma de decisiones eran cruciales. Sey y yo, como pareja de entrenamiento, nos vimos desafiados a coordinar nuestras acciones en tiempo real.
—Quiero que piensen y actúen como un solo jugador —dijo Yamamoto, mientras nos observaba atentamente—. El equipo que pueda hacerlo mejor será el que prevalezca.
El ejercicio fue intenso. La presión de tomar decisiones rápidas y ejecutar jugadas complejas nos empujó a ambos al límite. Hubo momentos en los que tropezamos y cometimos errores, pero también momentos en los que logramos jugadas impresionantes.
Después de un día agotador, volvimos a nuestra habitación, demasiado cansados para hablar mucho. Sin embargo, antes de dormir, Sey se dirigió a mí con una expresión seria.
—Ran, no importa cómo termine esta competencia. Quiero que sepas que respeto mucho lo que haces y cómo juegas.
—Gracias, Sey. Siento lo mismo. Aprender de ti ha sido increíble.
Nos dimos la mano, sellando un entendimiento tácito. Aunque éramos rivales, también éramos compañeros y amigos.
Esa noche, mientras intentaba dormir, no podía dejar de pensar en lo mucho que había cambiado desde la llegada de Sey. Su presencia había traído nuevos desafíos, pero también nuevas oportunidades para crecer y aprender. Sentí una chispa de esperanza y determinación renovada. Sabía que, independientemente del resultado de la competencia, me había convertido en un mejor jugador y una mejor persona gracias a ella.
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Remate Al Corazón ' Ran Takahashi
RomanceRan Takahashi, un joven jugador de voleibol japonés, está desalentado tras perder el campeonato juvenil. Su vida cambia cuando Sey Okotsuki, una estudiante de intercambio de Argentina, se une al equipo. Aunque su primer encuentro es un desastre, d...