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𝒟𝒾𝒶 𝒰𝓃ℴ
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ℳ𝒶𝓇𝒾ℯ
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               UN NUEVO DIA, lo que me lamenta por no haber muerto durante la noche.

Estoy acostada en mi cama, agotada, pues fue una noche difícil, gracias al maldito y jodido insomnio. Me senté en mi cama, mire a mi alrededor y suspiré, ¿Cómo por qué demonios le acepte a Dick el venir a la mansión?

Mire el pequeño mueble que estaba a uno de los lados de mi cama para ver el reloj, eran las 6:30...

—Carajo, solo dormí 3 horas, esto va de mal en peor...—. Me levanté de mi cama y comencé a acomodarla, mientras tanto pensaba.

¿Qué se supone que deba decir cuando lo vea? No quiero hacerlo, pero es inevitable por el hecho de que, lamentablemente, es mi padre.

Pero eso tampoco quita el hecho de lo que me hizo, y también estoy en todo mi derecho en el no querer hablarle, ni aún que sea mi padre.

Al terminar de acomodar mi cama, decidí ir a darme una ducha.

Y, observando todo, seguía igual. Todo seguía igual, como si estuvieran esperando mi regreso.

Al terminar me vestí con algo sencillo, una playera, una sudadera y un pantalón holgado.

Decidí salir de mi habitación pero, antes de hacerlo, mire el reloj de nuevo.

7:30 a.m.

Bien.

Salí de mi habitación y, sin esperarme lo que venía, un cuerpo me abrazó sin siquiera haberme preguntado antes.

—¡¡MARIEEEEEE!!—. Su voz resonó por toda la casa y yo solté un suspiro.

—Grayson—. Lo llamé para que me mirara, cosa que hizo —Si no me sueltas, juro que te daré un puñetazo igual de fuerte que tú apretón—. Y sin decir más, me soltó, aún que eso no le quitó su sonrisita.

Justo cuando me soltó comencé a caminar, quería ir a la cocina y esta estaba en la planta baja.

—¡Oye!—. Gritó Dick a mis espaldas —¿Vas a desayunar con nosotros?—. Preguntó curiosos y emocionado.

Rodeé los ojos mientras negaba con la cabeza.

—No—. Entre a la cocina donde se encontraba Alfred ya cocinando —No te molestes en hacer tanta comida Pennyworth—. Hablé mientras agarraba un pedazo de hotcakes mientras el me miraba confundido —No voy a desayunar, o al menos no aquí.

Y sin más, me fui. Era claro que querían que hablara con Bruce, pero yo no quiero hablar con el. Así de sencillas son las cosas.

—¡MARIE!—. Escuché gritar a alguien y al voltear era Dick.

—¡Ni creas que me vas a hacer cambiar de opinión, Grayson!—. No le grite tanto, solo lo suficiente para que me el escuche.

—No es eso. Voy contigo.

No se cuando ni en que momento llegó hasta donde yo estaba, pero eso que dijo hizo que me parara en seco y lo volteara a ver, su rostro se mostraba seguro.

—¿Qué?—. Pregunté mientras me cruzaba de brazos. ¿A este qué le pasa por la mente?

—Como lo escuchaste, voy contigo—. Volvió a decir, cosa que no me agrado del todo —Acabas de volver y ni siquiera vas a almorzar en la mansión, así que quiero estar contigo acompañándote—. Sus palabras fueron sinceras.

𝗢𝘂𝗿 𝗹𝗶𝘃𝗲𝘀, 𝗢𝘂𝗿 𝗟𝗼𝘃𝗲|𝗖𝗼𝗻𝗻𝗲𝗿 𝗞𝗲𝗻𝘁|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora