Tú amor me sana.

Capítulo 1: En los brazos de amor

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La melodía fluía suavemente de la garganta de Abigail, envolviendo la iglesia en una atmósfera de reverencia y adoración. Sus ojos cerrados, entregados al canto, mientras su voz resonaba con una pureza que parecía tocar los corazones de todos los presentes.

*Veo ángeles rodear esté lugar
Estoy rodeado, rodeado, rodeado
De una gloria que no veo, no veo, no veo
Sin mirarte yo te siento, te siento
Y no puedo de ti escapar*

En medio de la canción, Abigail sintió un cambio en el ambiente. Una presencia cálida y reconfortante se hizo palpable a su alrededor, como si una luz divina la envolviera por completo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, y lágrimas de gratitud y asombro brotaron de sus ojos cerrados.

Fue entonces cuando el profeta se acercó a ella, con ojos llenos de compasión y voz llena de autoridad. -Abigail
Pronunció su nombre con reverencia
-Dios te ama tal y como eres. No necesitas ser perfecta para Él, porque en Su amor ya eres perfecta.

Las palabras del profeta resonaron en lo más profundo del ser de Abigail, desatando un torbellino de emociones que la llevaron al borde del quebrantamiento. Se sintió vulnerable y expuesta, pero a la vez libre y amada incondicionalmente.

En ese momento sagrado, Abigail experimentó la gracia divina en toda su plenitud. Se entregó por completo a la presencia de Dios que la rodeaba, permitiendo que todas sus inseguridades y temores se desvanecieran ante el poder transformador del amor celestial.

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Vanessa su mejor amiga,observó desde lejos la transformación que había tenido lugar en Abigail en la iglesia. Sin decir una palabra, se acercó a ella con pasos suaves pero decididos, rodeándola con sus brazos en un abrazo cálido y reconfortante.

Sin necesidad de palabras, Vanessa cerró los ojos y comenzó a orar en silencio por su amiga. Susurros de gratitud y protección se deslizaban entre las palabras, envolviendo a Abigail en una atmósfera de paz y serenidad.

Después de un momento que pareció eterno, Vanessa se separó ligeramente de Abigail y la miró a los ojos con una mezcla de ternura y preocupación. -¿Cómo te sientes, Abby?, preguntó con voz suave pero firme.

Abigail tomó aire profundamente, sintiendo el peso de las emociones que habían invadido su ser en la iglesia.
-Siempre pensé que por ser la hija de los pastores debía ser perfecta, sentía mucha presión por eso.

Con voz temblorosa pero llena de sinceridad, compartió con Vanessa lo que había experimentado: la presencia abrumadora de Dios, el amor incondicional que había sentido, y la liberación de sus miedos y dudas.

Vanessa escuchaba atentamente cada palabra, asintiendo con comprensión y empatía. Sin juzgar ni interrumpir, simplemente estaba allí para Abigail, ofreciéndole su apoyo incondicional en ese momento de vulnerabilidad y revelación.

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Mientras tanto , Mateo sale un poco borracho de una fiesta acompañado de sus amigos Richar y Jonatan. Mientras intentan subirse al auto, Richar y Jonatan le advierten a Mateo que no debería manejar en ese estado.

Richar le dice mirándolo -Mateo, en serio, no deberías manejar. Estás bastante pasado, mejor dejemos que te lleve alguien más o tomemos un taxi.

Jonatan asiente con preocupación, agregando -Sí, hermano, no es seguro. Déjanos llamar a alguien o esperemos un poco más.

Mateo, con una sonrisa despreocupada, les responde
-Tranquilos, chicos. Sé lo que hago. Solo fue un par de tragos, estoy bien para manejar. No se preocupen tanto.

A pesar de las protestas de sus amigos, Mateo insiste en tomar el volante y arrancar el auto, dejando a Richar y Jonatan con caras de preocupación mientras se aleja.

Después de partir en el auto, Mateo, a pesar de la insistencia de sus amigos, se ve involucrado en un accidente. El auto queda destrozado, pero milagrosamente Mateo sale ileso, mientras una sensación de protección inexplicable lo envuelve.

En ese momento, una voz amorosa y reconfortante resuena en su mente: -Mateo, con amor eterno te he amado y no te he desamparado. Tú te has alejado, pero vuelve a la casa de tu Padre.

Confundido y aturdido por la experiencia sobrenatural, Mateo responde con rabia y dolor:
-Si no me has desamparado, ¿por qué no protegiste a mi hermano? ¿Por qué me lo arrebataste?

La voz divina responde con calma y sabiduría:
-Es parte del propósito que tengo para ti. Hay un camino que debes recorrer, Mateo. Confía en Mí.

Antes de poder asimilar completamente estas palabras, Mateo se desmaya, sumergiéndose en un profundo estado de inconsciencia.

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*Nota de la autora*
Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

"Queridos lectores, en cada página de esta historia busco reflejar el amor inquebrantable de Dios y Su propósito eterno para cada uno de nosotros. A través de los desafíos y las pruebas, recordemos que en medio de la oscuridad siempre brilla la luz de Dios. Que esta historia sea un recordatorio de que en los momentos más difíciles, nunca estamos solos, y que en la fe encontramos fortaleza y esperanza. Que cada palabra escrita aquí sea un eco del amor infinito que nos sostiene. ¡Gracias por leerlo espero que lo estén disfrutando leeré sus comentarios y sugerencias.
¿Que creen que pasará en el próximo capítulo?
Muy pronto lo averiguaremos..

Dios los bendiga, Besitos al aire🤭❤️‍🩹