Morado.

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El brillo de la botella de cristal frente a él cambiada de color al ritmo de la iluminación intermitente del lugar.

Tal vez debió haber escogido un lugar más calmado para sentir pena por sí mismo, pero su época de evaluación había finalmente terminado y sus amigos habían querido celebrar. Nie MingJue había estado intentando evadirlos, sin ganas de hablar de lo que había sucedido o justificar su mal humor, pero las evaluaciones habían sido solo una excusa temporal, y ahora se había quedado sin ella.

Ninguno en su grupo de amigos era realmente del tipo que salía a esta clase de lugares, pero XiChen quería celebrar como “gente normal”, lo que sea que eso significara, pues había demasiados tipos de normalidad como para definir uno en sí, pero la pulga de Jin GuangYao se tomaba como objetivo personal cualquier deseo estúpido de Lan XiChen, así que había accedido a organizar todo y solo Dios (o el Diablo, para el caso) sabían como rechazar una “invitación” del enano sin una buena excusa, y Nie MingJue no era ninguno de los dos, así que aquí estaba.

Claro, porque una ruptura intensa con su profesor hambreado no era realmente una excusa si no decía nada a sus amigos, y por otro lado, salir con XiChen era sinónimo de entretenimiento a expensas de la borrachera de alguien más y presentaba un alivio a su billetera en consumo alcohólico.

Ni siquiera ZiChen, que era el más serio de todos, se había salvado de la persuasión de la chaparrita malvada, pero claramente Song Lan también estaba pasando por algo de lo que no quería hablar porque casi inmediatamente desde que se vieron, se habían refugiado en el otro para quedarse en un pacífico silencio, sirviendo tragos uno al otro cuando su bebida se acababa y haciendo un gesto de ‘salud’ cada vez que bebían.

Habría sido una gran velada.

El ambiente no era ideal, seguro, al menos no para deprimirse como quería, pero podría haber sido peor, como en su casa, fría y sola con la colección de vino caro de su padre; quien se había ido de viaje nuevamente.

La compañía de ZiChen era segura, él nunca le haría preguntas, ambos habían llegado a un acuerdo hace años de que el que si alguno quería hablar, hablaba y el otro escuchaba sin comentar ni juzgar.

Después de tres canciones seguidas que sonaban exactamente igual, XiChen pareció haber terminado de bailar y se acercó a la mesa, con su cuerpo acelerado y una capa ligera de sudor en su piel perfecta por su genética estúpida.

Empezó a peinar su largo cabello en un moño despeinado mientras respiraba con dificultad y se sentaba al lado de MingJue, casi cayendo encima de él, tomando la botella en el proceso y alzándola como si fuera un trofeo.

“¡Hola, chicos!” Gritó, balanceando la botella en sus manos y luego intento beber directamente de la boquilla, fallando completamente en ponerla en su boca y tirando el alcohol en toda su cara, mojando su rostro, su cuello y su ropa con el resto del contenido.

“Joder,” Se quejó MingJue, tomando una servilleta para limpiar a su amigo que ahora apestaba a destilería, pero Lan XiChen solo se rio como hiena. De verdad, Nie MingJue no sabía por qué la risa de Wei Ying parecía pegarse a toda la gente que conocía en algún momento, y casi maldijo su nombre.

“¡Oops!” Dijo XiChen cuando terminó de reír, su playera blanca ahora transparente, pero al menos su cara ya no estaba pegajosa. “¡Mesero!” Gritó, tan alto que Nie MingJue tuvo que taparse los oídos por la repentina sordera, en serio, la gente que no soportaba el alcohol no debería beber. “¡Traiga una botella más!”

Jin GuangYao llegó en menos de dos segundos, saltando como piojo entre la multitud para llegar a ellos. “¡No!” Gritó, también sorprendemente fuerte para alguien de su tamaño. “¡Solo puedes beber un trago más!” Señaló a XiChen.

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⏰ Última actualización: Jul 04 ⏰

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