La noche era lluviosa, el cielo lloraba y el sonido de los truenos se escuchaban, junto al fuerte grito de la reina que sentía dolor provocado por las contracciones, mientras pujaba para dar a luz un heredero digno al trono.
"Un cachorro alfa. Debes darme un heredero alfa"
Recordó con lágrimas en los ojos y el cuerpo bañado en sudor, el camisón hecho con la más fina seda se encontraba empapado y manchado de sangre. Llevaba horas en trabajo de parto, pero su débil cuerpo parecía que no resistiría más. Tan solo tenía diecisiete años.
Mientras que el rey bajaba del caballo, tras haber recibido la noticia urgente de que su reina consorte finalmente daría a luz a su tercer hijo.
- Su majestad, la reina consorte está en trabajo de parto desde hace horas. El médico real y la partera real, dicen que es probable que el cachorro no logre nacer con vida nuevamente o su alteza la reina no pueda sobrevivir.
- Es una inútil como siempre. Hagan todo lo posible, pero ese cachorro debe vivir para ser mi heredero.
- Pero su majestad.
- Es una orden.
- Si, su majestad.
El consejo real se encontraba a las afueras del palacio de la reina a esperas de la noticia. Escuchaban con atención el llanto de la reina y los gritos por su dolor. Pero tan pronto vieron a su rey, hicieron una reverencia y aclamaron su benevolencia.
Entonces el trueno resonó con una gran fuerza, tanta que reventó los capullos de las rosas en la novena luna de aquel año, junto al sonido estremecedor se escuchó el llanto de un bebé y los jadeos de cansancio de la reina en el Reino de Dongnam.
- Es un varón, un varón alfa, sano y fuerte.- anunció el médico real, mientras la partera se encargaba de la reina.- ¡Salve al rey! ¡Salve a su sangre real!
El engreído rey restó importancia a aquello. Ingresó al lugar sagrado, dónde la reina tenía ya entre sus brazos al pequeño príncipe, que parecía haber calmado su primer llanto al sentirse seguro entre el calor corporal de su madre.
- Majestad... - dijo la reina en un hilo de voz mientras su cuerpo era limpiado con trapos húmedos con agua de rosas.- Tómelo... Es un alfa, tan fuerte y sano como usted lo deseaba.
La partera real tomó al cachorro de los brazos de la reina y lo entregó al rey alfa. Admiró lo pequeño que este era y entonces habló orgulloso.
- Jungkook.- dijo con determinación.- Tu nombre será Jungkook.
La reina sonrió aliviada a pesar del cansancio y entonces el rey salió con el pequeño en brazos para mostrarlo ante su consejo.
- El es mi heredero, el pilar de esta nación. ¡Aclamen su nombre con fervor y teman los enemigos ante el futuro rey de Dongnam!
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"100 ROSAS ROJAS" - Kookmin
Historical FictionQuizá no era el tiempo de decirse te amo, pero aún así lo hicieron porque sentían amor el uno por el otro. Tal vez era demasiado pronto caer ante el amor del castaño, pero el tiempo no estaba a su favor. Las lilas llegarían a perfumar su vida antes...