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Bradley se dejó caer pesadamente sobre la almohada, mirando al techo con una sonrisa boba en su rostro, escuchar esas palabras del pelinegro hizo que tenga energías.

—Mira, Max... las estrellas...—dijo, señalando el techo.

Max abrio los ojos con mucho sueño intentando entender a qué se referia, rió suavemente y miró fijamente.

—No hay estrellas en el techo, Bradley, estás borracho —le dijo con cariño, le parecia algo tierno.

—Pero se siente tan... mágico... —balbuceó Bradley, girándose para mirar a Max. Sus ojos azules estaban llenos de una mezcla de confusión y adoración.

Max suspiró, sintiéndose enternecido por la vulnerabilidad de Bradley. Se acercó y le dio un suave beso en la frente.

—Duérmete, mañana hablaremos de todo esto —susurró, acariciándole el cabello.

Bradley cerró los ojos lentamente, sintiéndose seguro y amado. Murmuró algo inaudible antes de quedarse profundamente dormido.

Max se quedó un rato más, observándolo dormir. A pesar de todo, sentía que esta noche había sido algo mas que solo de amigos para ambos. Sabía que aún tenían mucho por recorrer, pero estaba dispuesto a estar a su lado.

La mañana siguiente empezó muy pesada, la ventana de la habitación de Bradley empezó a iluminar este ambiente molestando los ojos de los dos chicos que dormían abrazados, protegiéndose uno a otro.

El castaño fue el primero en levantarse por el dolor fuerte en su cabeza,  frunciendo el ceño de la molestia, era como si un martillo le hubiese dado fuerte ahí.

— Me duele mucho...— Aún sin percatarse de la compañía del moreno, se sentó y tomó su cabeza intentando calmar el dolor.— ¿Qué rayos paso?...— Cerró los ojos abrumado, pero no le venía nada a la cabeza.

De repente, sintió algo cálido y pesado a su lado. Al voltear, sus ojos se abrieron de par en par al ver a Max dormido junto a él. El pánico y la confusión lo invadieron de inmediato.

—¡Max! —exclamó en un susurro desesperado, alejándose rápidamente. Su corazón latía con fuerza en su pecho. —¿Qué estás haciendo aquí?

Max se despertó de golpe, sobresaltado por el tono alterado de Bradley. Al ver la expresión de pánico en su rostro, se incorporó rápidamente.

—Brad, cálmate, anoche- —comenzó a explicar, pero Bradley no podía escucharlo. Su mente estaba en un torbellino.

—¡No recuerdo nada! Y soy Bradley—gritó, llevándose las manos a la cabeza. —¡No entiendo qué pasó!

Max, viendo el estado de Bradley, se acercó lentamente, levantando las manos en señal de paz.

—Bradley, por favor, escucha... anoche estabas muy... ebrio, Te traje a casa para asegurarte de que estuvieras bien. No pasó nada más, te lo prometo —dijo con suavidad, tratando de calmarlo.

Bradley respiró profundamente, luchando por controlar el pánico. Las palabras de Max comenzaron a calar en su mente, y poco a poco, la calma regresó.

—Lo siento... —murmuró, sintiéndose avergonzado. —Es solo que... no estaba preparado para esto.

Max le dio una sonrisa comprensiva y se sentó junto a él, tomando su mano.

—No tienes que disculparte. Estás a salvo, y eso es lo que importa. Hablaremos de todo cuando estés listo.

Bradley asintió, todavía sintiéndose un poco abrumado. Aunque el pánico inicial había sido fuerte, la presencia de Max le hizo sentir que, pase lo que pase, no estaría solo.

Take On Me- Maxley- Hey_BlizzardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora