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Era una noche ruidosa y caótica en la universidad. Los estudiantes de deportes habían organizado una gran fiesta para celebrar los juegos extremos, y el gimnasio se había transformado en un hervidero de música alta, luces parpadeantes y risas. Max y Bradley, aún con la adrenalina de la competición en sus venas, estaban allí, aunque por razones muy diferentes. Max acababa de ganar la competición, mientras que Bradley había sufrido una derrota amarga.

Max estaba en medio de la pista de baile, rodeado de amigos, disfrutando del reconocimiento y la gloria de su victoria. Bradley, en cambio, se mantenía apartado, luchando contra una mezcla de frustración y resentimiento. A pesar de sus diferencias en habilidades y preferencias, había una tensión constante entre ellos que ninguno de los dos podía ignorar.

Después de unos tragos de más, Bradley decidió confrontar a Max. Se abrió paso entre la multitud y, con un empujón firme, hizo que Max se volviera hacia él.

— ¿Qué demonios te pasa, Bradley? —gruñó Max, su tono lleno de burla y desdén—. ¿No puedes soportar que alguien más sea el centro de atención por una vez?

— ¡No es eso, Max! —espetó Bradley, su voz alzándose sobre la música—. Es tu maldita arrogancia. Te crees el mejor solo porque ganaste. Pero no sabes nada sobre mí, sobre lo que realmente me importa.— Casi no se entendía lo que decía.

— Oh, por favor, ilumíname entonces —replicó Max, cruzando los brazos y mirando a Bradley con una mezcla de desafío y curiosidad con el ceño fruncido, aunque se tambaleaba un poco mareado.

La tensión se hizo más espesa, y los dos se miraron fijamente, los ojos llenos de ira y algo más profundo que ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir. En ese momento, Bradley tomó a Max del brazo y lo arrastró hacia un rincón oscuro del gimnasio, lejos de las miradas indiscretas.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó Max, sorprendido por la repentina agresividad de Bradley.

— Necesito que me escuches —dijo Bradley, su voz más baja pero cargada de emoción—. Eres tan ciego, Novato... Te crees que porque eres bueno en estos juegos extremos, sabes todo sobre lo que significa ganar y perder. Pero hay más en la vida que solo eso.

Max frunció el ceño, sin entender del todo, pero antes de que pudiera responder, Bradley lo empujó contra la pared y se acercó aún más. La música y el bullicio de la fiesta se desvanecieron en el fondo mientras la intensidad del momento crecía.

— Sabes, siempre he pensado que eres un idiota.... —dijo Bradley, su voz temblando ligeramente—. Pero ahora, me doy cuenta de que hay algo más. Algo que he estado ignorando.

Max tragó saliva, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. La cercanía de Bradley, el calor de su aliento, la intensidad de su mirada... todo contribuía a una atmósfera cargada de tensión.

— ¿Qué estás diciendo, Bradley? —preguntó Max, su tono más suave pero lleno de confusión.

Bradley lo miró fijamente por un momento más, luego, en un impulso, lo besó. Fue un beso rudo y desesperado, lleno de todas las emociones reprimidas que había estado acumulando. Max respondió al beso con igual fervor, sus manos agarrando a Bradley por los hombros mientras se entregaba al momento.

La pelea, la ira, la frustración... todo se desvaneció en ese instante, reemplazado por una conexión intensa y cruda. Pero antes de que pudieran profundizar en el beso, Bradley se apartó bruscamente, su respiración agitada y su mirada llena de conflicto.

— No puedo hacer esto —murmuró Bradley, sus ojos evitando los de Max—. No así.

Sin decir una palabra más, Bradley se dio la vuelta y salió rápidamente del rincón oscuro, dejando a Max solo y confundido.

Bradley corría con lágrimas en los ojos fuera del lugar, Bobby presenció absolutamente todo, al fin y al cabo estaba cerca comiendo su queso derretido y no podía creerlo, no tenía una emoción en su rostro, ni felicidad, ni gracia, risa, enojo, nada, solo impactado. Su mejor amigo con el chico el cual decía que detestaba ahora parecía no odiarlo tanto.

Al día siguiente, ambos despertarían con resacas terribles y recuerdos borrosos de lo que había sucedido, pero la sensación de lo que compartieron quedaría grabada en sus corazones más no en sus mentes.

— ¡No me acuerdo a quien bese esa noche te lo juro!— Max Intentaba rebobinar en su cabeza todo lo ocurrido en esa fiesta, pero tanto alcohol hizo que su mente se desvaneciera hablando con PJ, este le daba muchas palmaditas en la espalda escuchándolo

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— ¡No me acuerdo a quien bese esa noche te lo juro!— Max Intentaba rebobinar en su cabeza todo lo ocurrido en esa fiesta, pero tanto alcohol hizo que su mente se desvaneciera hablando con PJ, este le daba muchas palmaditas en la espalda escuchándolo.

— Bobby, tú estabas con Max, ¿qué acaso no viste quien fue? ¡¿y si era una chica bonita?!

Bobby trago saliva nervioso y acomodó sus lentes con una mirada seria hacia la ventana.

— No sé na- ada...

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⏰ Última actualización: Jul 15 ⏰

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