Bradley y Max cambiaron los papeles por completo, siendo Max un chico popular por haber ganado los juegos extremos miéntras que Bradley pasaba desapercibido o siendo molestado por sus compañeros.
Max le da una nueva oportunidad al chico de los Gamas...
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Bradley sentía un nudo en el estómago cada vez que veía a Max. Sabía que sus sentimientos no eran solo rivalidad, pero nunca se lo admitiría a sí mismo, mucho menos a Max.
— ¿Qué rayos me ves, novato? ¿Admiras al mejor skater? — Con su mentón apoyado en su mano, miró el asiento de Max. Este se sentaba más abajo para mirar mejor las clases.
— ¡En tus sueños, Braaaad! — Miró con disgusto al joven castaño para luego guardar sus cosas ordenadamente en su mochila.- Ya vete que molestas, las clases terminaron y para nada te he visto, ya mire muchas tonterías hoy en la mañana pero para tu mala suerte no fuiste una de esas.
Tomó su mochila negra e incómodo subió las escaleras ya para retirarse, cuando pensó que todo acabaría, el castaño lo detuvo poniéndose en frente de él.
La burla era una máscara. Bradley usaba el sarcasmo para ocultar lo mucho que le importaba la opinión de Max.
— Todavía eres un mentiroso... — soltó una risa burlona. — Te aniquilaré en los juegos. Ya date por vencido y ponte a... no sé... — Aún con una voz de burla seguía hablando. — A ver en dónde lavarás MIS toallas.
Max estaba harto. Sintió un calor que le subía por el pecho, una mezcla de rabia y algo más que no quería admitir. Empujó a Bradley contra la pared, un poco brusco, manteniéndolo allí con su brazo alzado al costado del chico.
— ¿Desesperado de que toque algo tuyo? BRAD — Alzó una ceja y acercó su vista a la del mayor. Sus ojos se encontraron y por un segundo, el tiempo pareció detenerse. — Deja de molestarme si no tienes nada mejor que hacer. Yo que tú, en vez de estar malogrado mi mañana, me pondría a practicar para los juegos. — Se hizo a un lado saliendo de las clases. — Niño creído.- murmuró.
Mientras Max se alejaba, Bradley se quedó contra la pared, su corazón latiendo con fuerza. La confrontación había sido más intensa de lo que esperaba, y no podía ignorar el latente deseo que lo invadía cada vez que Max estaba cerca.
