I

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Max cerró el libro agotado, vio a su alrededor, si su papá estuviera aquí mismo seguro se pondria a arrinconar todo este cochinero que más bien ya parecía un desecho de basura, si bien no era buena idea que tres personas tan desorganizadas como "el y sus amigos" vivieran en este reducido espacio, se sentó al borde de la cama con pezades.

— El chico de las toallas sin duda es un mal perdedor — entró uno de sus amigos a la habitación rompiendo el silencio ahí presente.

— ¿se refieren a Uppercrust, III ? — interrumpió Max levantándose y dejando el libro en su mesa de noche que intentaba patéticamente leer.

— No vale la pena ya mencionarlo siquiera ya por su "importante apellido" ni su ridículo nombre con la poca relevancia que tiene ya en la universidad, ahora sólo es el "chico de las toallas"  — hablo otro de sus dos amigos que entraron hace unos segundos.

— Vamos chicos, si de algo nos caracterizamos es en ser amigables sin sentirnos superiores a nadie — Max trato de calmar el ambiente — esta cumpliendo con su penitencia y eso es lo que importa —

— ¡Pff eso no es ni la mitad de lo que se merece por hacer trampa en los X-games! — interpuso Bobby con un tono recentido.

—Bueno si...ese es un buen punto — susurro Max — pero al final no se salió con la suya — ánimo, reviso su armario y saco un pantalón y polera roja para luego cerrarlo — iré a tomarme una ducha, en el medio día no pude así que aprovecharé, los veo al rato — dijo caminando hacia la puerta para abrirla y después cerrarla sin más.

— Sin duda ese creído de Bradley se merece este castigo y más, a la próxima hay que dejar las toallas aún más sucias — y ambos amigos seguían hablando de Uppercrust y lo mal que les caia.

Max sin restarle importancia a Bradley o a sus amigos paso por los largos pasillos de la fraternidad hasta encontrarse con los baños y entrar.

— ¿Bradley? — se sorprendió al ver ahí al castaño aún a estas horas de la tarde, y hablando del rey de Roma.

Este sin embargo solo le dio una ligera vista que no duro más de un segundo para seguir en lo suyo sin restarle importancia a su presencia.

Max rodó los ojos aún sabiendo lo orgulloso que este era, dejo su ropa en los lavamanos que había ahí para acomodar todo y entrarse a bañar de una ves por todas.

— Procura decir a tus queridos amigos — Bien Max juro escuchar como rechinaban los dientes del castaño por la furia  al dirigirse a sus amigos no le resto importancia — que las veces que usen sus toallas al menos los pongan en la canasta y no lo escondan con la intención de molestarme al tener que buscarlos y que no lo dejen mugrientos — pronunció todo con un eje de fastidio y asco en sus palabras.

— Pues dicelos tu Brad — soltó con simpleza el menor soltando la regadera y saliendo un momento a verlo.

— Pues ellos parecen ser animales irracionales que no se esmeran en escucharme novato — una vez más Bradley ni se molestaba en voltear  a verlo siguiendo con lo suyo, tratando de quitar la mugre de esas toallas que sabrá Dios en que lugares fueron usadas.

— Por algo será Bradley, creo que yo soy la única persona irracional aquí al dirigirte siquiera la palabra — vaya que Max se molesto en que el contrario no se dignara a voltearle a ver — ya que tus amigos te echaron de su club ese — continuo Max con una sonrisa.

Esa fue la gota que derramó el vaso, el castaño dejó a un lado lo que hacía y lo volteo a ver entrecerrando los ojos y acercándose a él amenazante.

— ¿Perdón?, ¿escuche bien novato?, no me hagas reír, ¿o acaso piensas que por un absurdo juego crees ser mejor que yo? — sonrio con ironía.

— Pues no fui yo quien hizo trampa con tal de ganar — el contrario atacó con una sonrisa socarróna dejando casi sin palabras al contrario.

¿Pecado? MaxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora